La primera noche en la iglesia del padre Ángel en Roma

  • La iniciativa de la parroquia de San Antón en Madrid ha encontrado una réplica en la capital italiana.

  • Gracias a Tamara Falcó y sus 75.000 euros de "Masterchef" se ha financiado el proyecto.

Son las ocho de la tarde de la primera noche verdaderamente fría de este otoño en Roma y en la parroquia de los Santísimos Estigmas de San Francisco aguarda un hombre argentino en la puerta. Ha escuchado que el día anterior abrieron esta iglesia para la gente sin hogar, que vino un cura español aparentemente famoso y que al menos una ayuda le darán.

“Hace tres años que me quedé sin trabajo y llevo 16 meses en la calle, esperando a que me concedan una pensión por invalidez”, relata. Busca simplemente una manta y un lugar para dormir, donde burlar el reúma que acusa en las piernas.

El señor, que no dice su nombre, cuenta el tiempo que lleva en Italia décadas y que lleva sin casa meses. Estos últimos se traducirían en poco más de un año, pero eso sería restarle importancia y asegura que han pesado demasiado. Dice que llegó a este país hace 40 años, que pasó por Palma de Mallorca y otros mil sitios, y que siempre fue un cocinero decente. Pero cayó enfermo, la vida se torció y se ha visto en estas.

No había escuchado hablar antes del padre Ángel, el cura que acaba de inaugurar esta réplica en Roma de la iglesia de San Antón en Madrid, pero que si esto le permite encontrar “una solución transitoria hasta recibir un dinero y encontrar una habitación, bienvenida sea”.

Fiesta y cena de buffet

Justo 24 horas antes, el padre Ángel se había presentado para la inauguración con varios obispos, un cardenal y la embajadora española ante la Santa Sede, Carmen de la Peña. “Hubo una gran cena, con buffet y bebida caliente”, cuenta Carlo, otro hombre que estuvo allí y que al terminar la fiesta se quedó durmiendo en el suelo de la iglesia. Él no tiene problemas en dar su nombre ni en ser fotografiado. Tiene 63 años y desde hace cuatro meses, cuando falleció su padre, también pasa las noches en la calle.

Carlo encontró cobijo en una capilla junto a Paolo, las dos únicas personas sin hogar de toda Roma que se enteraron del acontecimiento. Horas más tarde se ha corrido la voz y son cerca de una decena quienes esperan a que les den una cama y desayuno a la mañana siguiente.

En la iglesia sólo está el padre Pascal, un sacerdote de Benín que regenta el templo, y una señora que trata de ayudar mientras espera nerviosa a que lleguen los voluntarios de Mensajeros de la Paz, la asociación del religioso español más famoso entre los pobres.

El padre Pascal explica que él forma parte de la congregación de los Misioneros de María y que entre sus ideales ya está “la escucha, la formación y la acogida de los más necesitados”. Pero es que, además, “la línea del papa es que los pobres son importantes para la Iglesia, por lo que la iniciativa ha encajado perfectamente”. Él y otros sacerdotes seguirán al frente de las actividades pastorales, mientras que el equipo de Mensajeros de la Paz ofrecerá sus servicios las 24 horas del día.

Una ayuda por etapas

Lo que los demandantes no tienen muy claro todavía es cuáles serán esos servicios. “Ayer nos dijeron que nos darían una cama y una ducha y hoy no hay camas ni duchas”, replica Paolo. Otro hombre pide medicinas y un tercero algo para comer. La mujer que intenta hacer de enlace entre el párroco y los voluntarios sigue pegada al teléfono, visiblemente inquieta, hasta que finalmente entran los dos voluntarios españoles que se deberían encargar de todo.

Llegan desprovistos. “No les podemos dar medicinas, ni comida, ni mucho menos dinero”, explica Natalia Barberi, trabajadora social, que trae consigo la experiencia de San Antón. “Allí al principio nos pasó igual, tenemos que acostumbrarlos a que no nos vean como proveedores, sino como alguien que intenta ayudarles a reintegrarse en un ambiente social”, afirma.

Junto a ella está Álvaro Suárez, psicólogo y director del proyecto. “La iniciativa requiere ir muy lentamente y pasar varias etapas: la primera es de análisis de la situación, de escucha y acercamiento; luego se pasa a una integración social, con quienes están dispuestos a seguir adelante; y, por último, a una colaboración cultural, en la que se pueden hacer muchas más actividades”, enumera Álvaro. Es decir, habrá camas, duchas, comida, ropa… Pero, poco a poco. Lo primero es la atención psicológica y eso requiere enfrentarse a la realidad tal y como se presenta.

El apoyo del papa

Lo que no se espera es que los Santísimos Estigmas de San Francisco llegue a transformarse en una especie de centro social, como lo es San Antón en Madrid. “En el poco tiempo que llevamos, nos hemos dado cuenta que aquí la liturgia es muy importante y no nos lo podemos saltar”, señalan los trabajadores sociales. Para el padre Ángel eso es secundario, lo importante es que “entren a quienes hemos excluido”.

Durante la inauguración, el religioso español recordó que el papa Francisco pide que las iglesias tengan siempre “las puertas abiertas”, porque de lo contrario corren el riesgo de convertirse en “museos”. Y hasta el momento no existía un lugar así en Roma, donde cerca de 7.000 personas duermen todos los días en las calles y las labores caritativas corren a cargo habitualmente más de las organizaciones religiosas que del Estado.

En Roma cerca de 7.000 personas duermen todos los días en las calles

El padre Ángel aseguró que había sido recibido por el papa en audiencia privada y que éste le entregó una carta en la que celebró que el proyecto sea “un hogar común para construir juntos y un puerto de mar en el que encontrar una acogida”. Francisco prometió que vendría en cuanto pudiera. Quien ya estuvo fue la estrella televisiva Tamara Falcó, que anunció que había donado los 75.000 euros ganados en ‘Masterchef celebrity’ para este proyecto.

Mientras, en la primera noche tras la apertura, una decena de personas ocupan los bancos de la iglesia. A alguno incluso ya le ha vencido el sueño allí sentado. Al salir de la iglesia, en pleno centro de Roma, más gente duerme entre cartones.