Así se convierten padres e hijos en héroes de carne y hueso

telecinco.es 27/02/2019 19:26

Juan José Lucero presume estos días de su padre. Su foto luce junto a la suya en la orla de la última promoción de profesores de primaria de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Cádiz. Juan no ha estudiado ninguna carrera pero a lo largo de estos años de formación de su hijo ha estado siempre a su lado.

Una severa discapacidad mantiene a Juanjo atado a una silla de ruedas pero a pesar de esta limitación ha sido capaz de graduarse en matemáticas y ahora en educación. Para lograrlo ha sido necesario que su padre le acompañase durante todos estos años haciéndole posible acudir a clase y estudiar.

Los dos se señalan mutuamente como héroes y destacan que nada hubiese sido posible sin la entrega de uno o el tesón del otro.

Un volantazo que salvó su vida

Lauren Smith, de 27 años conducía su vehículo por una carretera cerca de la ciudad británica de Colchester. Iba acompañada por su hijo Ben, un chaval de ocho años despierto que miraba por la ventanilla los coches que pasaban junto a ellos. De repente notó que algo le ocurría a su madre, pálida y con la vista perdida, Lauren había sufrido un desvanecimiento y sus manos a penas sujetaban con control el volante.

En un arrebato de cordura impropia de su corta edad, Ben no lo dudó, cogió el volante y dirigió el coche hacia la cuneta para ponerlo a salvo. Para ello tuvo que atravesar dos carriles en una calzada doble hasta poderlo detener en el arcén.

Para Lauren, su hijo Ben "salvó nuestras vidas, tan pronto como se dio cuenta de que no respondía y el coche iba erráticamente, supo que tenía que actuar rápido”.

"Es autismo, no lepra"

Nada duele más a un padre o a una madre que notar el rechazo a nuestros hijos. Eso fue lo que le pasó a Shane Stephenson, cuando se enteró que los compañeros de su hijo Reilly, de seis años no le invitaban a sus fiestas de cumpleaños por ser autista.

La rabia de Shane se reflejó a través de un mensaje de Twitter en el que afirmaba: “Bien, esto lo he estado pensando durante bastante tiempo, así que aquí va. Te puede gustar o no gustar. Mi hijo Reilly tiene autismo y no lepra. Solo tiene seis años y mis supuestos amigos también tienen hijos con fiestas infantiles”.

Su protesta fue aumentada y amplificada por su esposa, Christine, quien la compartió a través de las redes sociales con un mensaje emotivo: “el mensaje de mi marido a sus amigos me rompe el corazón”.

Los reflejos de una madre-heroína

Hay veces que la diferencia entre la vida y la muerte es un sencillo reflejo, la respuesta rápida ante un peligro inminente. Hay padres o madres que se quedan paralizados, otros que sobrerreaccionan pero lo importante es hacerlo en el momento justo y preciso.

Esto es lo que le pasó a una mujer argentina residente en la localidad de Rosario. Paseaba tranquilamente llevando de la mano a sus dos hijos menores mientras miraba el móvil. Pero de repente ve que una furgoneta se sube a la acera, dirigiéndose hacia el lugar en el que se encontraban. Instintivamente les agarró fuertemente de la manos y con destreza los sacó rápidamente de la acera.

La mala suerte hizo que en ese momento pasase otro coche por la carretera obligando a esta mujer a volver a salvar a sus dos hijos de ser arrollados. Para todos, sus rápidos reflejos volvieron a salvar a los dos menores de ser atropellados.

"Los ángeles me ayudaron a salvar a mi padre"

Pocas veces estos gestos heroicos son agradecidos por la sociedad más allá de su difusión a través de los medios de comunicación o las redes sociales. El caso de Stephen y sus dos hijos es uno de estas excepciones. La Asamblea de la Cruz Roja Americana en el estado de Idaho condecoró a su hijo pequeño, de 8 años por su extraordinaria hazaña.

El reconocimiento premiaba que JT hubiese logrado salvar la vida de su padre después de que un coche le cayera encima mientas lo estaba arreglando dejándole completamente atrapado.

En ese momento, J.T. era el único que podía ayudarle. "Todo estaba en sus manos, era el único que podía ayudarme. Pensé: ya está, es todo. No hay manera de que pueda levantar él solo el coche", declara Stephen. Pero, para sorpresa de todos, J.T consiguió levantar el coche. Después de ajustar el gato, empezó a saltar sobre el manillar hasta que el coche ascendió.

"Hola, soy Román y mi madre está muerta"

Con cuatro años, un niño británico realizó la que seguro será la llamada más complicada de su vida. Estaba junto a su madre en su casa de Londres cuando esta perdió el conocimiento. Sin dudarlo un segundo descolgó el teléfono y realizó una llamada que salvó su vida.

"Hola, Policía. ¿Cuál es su emergencia?". "Hola, soy Roman", responde el pequeño. Así comienza esta conmovedora historia en la que la tecnología y la astucia de este niño británico de tan solo cuatro años salvan una vida.

Roman se encontraba en casa cuando su madre se desvaneció. En seguida, desbloqueó el móvil de su madre y pidió ayuda a Siri, el asistente del iPhone: "¿En qué te puedo ayudar?". "Ayuda para mi mamá", pidió el pequeño.

Siri detectó la situación de emergencia y contactó con los servicios sanitarios. Durante la llamada, la operadora comenzó a hablar con el pequeño mientras llegaba la ayuda sanitaria. Le pregunta "¿Dónde está tu madre?" y Roman le explica que está en casa con él.

"¿Puedes hacerme un favor? ¿Puedes ir a buscar a tu madre?", insiste la operadora. "No puedo, está muerta", responde el niño. "Tiene los ojos cerrados y no respira".

Con tres años salva la vida de su padre

Lenny-George, de sólo tres años, se ha convertido en todo un héroe al salvar la vida de su padre cuando a éste, que sufre una diabetes de tipo 1, le dio un coma diabético que le dejó inconsciente.

Cuando el pequeño vio a su padre en estas condiciones, comenzó a ponerle yogurt con cereales en su boca con la ayuda de un cuchillo plástico de juguete como cuchara. Este minihéroe, al ver a su padre inconsciente, cogió una silla, llegó hasta la nevera para coger el yogurt que le salvaría la vida a su padre.

Poco a poco, Mark comenzó a comerse el yogurt hasta que llegó a recuperar la consciencia lo suficiente como para poder tomarse sus tabletas de glucosa.