Ser padres en tiempos de guarderías: la importancia de estar junto a los hijos entre los 0 y 3 años

  • Dejar al niño todo el día en la guardería "no es bueno ni para el niño ni para los padres"

  • Informativos Telecinco habla con Nuria Rajadell, profesora de pedagogía de la Universidad de Barcelona

  • Es directora del 'Máster en crianza 0-3 y acompañamiento a las familias en red'

La etapa que va desde el nacimiento hasta los 3 años es absolutamente crucial. En ella se desarrolla el cerebro de los más pequeños, su personalidad y su entorno, y por eso, en ese tiempo, deberían estar junto a su familia. “Es donde tocaría”, subraya Nuria Rajadell Puiggros, profesora de pedagogía de la Universidad de Barcelona y miembro de la comisión deontológica del Colegio de Pedagogos de Cataluña, entrevistada por Informativos Telecinco.

El problema, señala, es que cada vez nos estamos alejando más de esa idea. “Poco a poco se ha priorizado el trabajo. Ahora nos encontramos con que cada vez las familias viven más fuera del centro de la ciudad, y dejan a los niños en las guarderías a las 7 de la mañana y lo recogen a las 8 de la noche. Esto no es bueno ni para las familias ni para los niños”, asevera, dejando ver que esta situación se produce, en gran parte, porque no cuentan con el amparo necesario para que sea de otra forma.

Los niños deben estar con sus padres al menos hasta los 3 años

Por eso, desde la idea de que los niños deben estar junto a sus padres al menos hasta los 3 años, y con la pretensión de “llegar a las políticas generales de los Gobiernos”, se creó el ‘Máster en crianza 0-3 y acompañamiento a las familias en red’ del que Rajadell es directora; un máster pionero en España destinado a formar a las familias para afrontar un periodo tan trascendental tanto para la vida de un niño como para los propios padres.

En tono crítico, la profesora de pedagogía apunta que, en los últimos tiempos, en esta etapa se está dejando a las familias a un lado; familias que además tienen estructuras diversas, como pueden ser las monoparentales o aquellas en las que los padres son del mismo sexo. A todos ellos, señala, hay que arroparles, protegerles y brindarles información precisa y fiable.

Muchas veces, los problemas que manifiesta un niño en la adolescencia, –tanto de salud como de conducta–, tienen su origen, precisamente, en los primeros años, aunque se revelen de forma tardía y sin que nadie sea consciente. En muchas ocasiones, indica Rajadell, esos problemas se podrían haber evitado a través de medidas adecuadas y oportunas.

“Hay muchas más posibilidades aparte de dejar a los niños en la escuela toda el día. Hay muchas alternativas, y esto a nivel de Gobiernos también deberían saberlo. Por ejemplo, las guarderías cuestan mucho a nivel social. Hay otras posibilidades donde los padres podrían estar un poco más con los hijos, y costarían menos a nivel social”, afirma, poniendo en valor la importancia de trabajar tanto a nivel educativo como organizativo.

“Desde las universidades lo que tenemos que hacer es dar un paso adelante”, recalca, precisando que “en Europa hay una manera muy educada de cuidar a las familias cuando tienen un niño hasta los 3 años para que después se vaya incorporando poco a poco a la sociedad”, algo que, según cree, y sin menospreciar nuestras virtudes, debemos copiar.

En estos momentos, indica, tenemos familias “superbién preparadas en su profesión” que, sin embargo, cuando se encuentran con un niño se ven en algunos apuros a la hora de cambiar un pañal. En lo suyo, señala, son brillantes, pero ante los problemas que presenta un niño en los primeros años se encuentran perdidos. “Como estamos más preparados en otros asuntos, precisamente padecemos con los temas a los que antes, a lo mejor, la familia no le daba tanta importancia”.

Además, señala la pedagoga, antes “las familias tenían a los padres, a los abuelos, y se hacía toda esta red”, pero ahora, en muchos casos, “esto no existe”. “Cada vez más, la gente joven se larga de la capital”, se marcha a la periferia, --normalmente por circunstancias económicas--, y muchas veces “allí no conocen a nadie”. Sin los abuelos cerca, y ante la necesidad de desplazarse a la capital para trabajar, al niño deben dejarle “veinte mil horas” con alguien que les cuide. ‘El niño se adapta’, se suele decir, pero porque, –subraya Rajadell–, “al pobre no le queda más remedio”. “Y la familia se adapta” por la misma razón. “Si no se quedan sin trabajo”, indica.

Por otro lado, también existen, –y cada vez más–, los casos en los que las parejas se separan no ya después de tener al hijo, sino justo antes. “Aunque el padre y la madre no se entiendan, el niño no tiene ninguna culpa; no tiene por qué estar amargado toda la vida. ¿Cómo se podría trabajar para, pensando en el crío, minimizar estos problemas?”, pregunta, apuntando a una de las muchas cuestiones que se deben atajar ante una realidad que “hace años no se explicaba”, pero que pone de relieve la necesidad de trabajar desde la premisa de “que todo el mundo se sienta un poco mejor”.

En este caso, el máster nace desde la necesidad de una “formación global donde estén médicos, maestros, educadores, abogados… siempre tratando a las familias y la etapa 0-3”. Organizado con dos postgrados independientes, uno se dedica a lo que sería la infancia desde los 0 a los 3 años, que se dedica efectivamente más al niño y las familias actuales, en todas sus variantes; y otro se dedica a las propuestas de tipo socioeducativo para pediatras, jueces y otros profesionales.

Los padres quieren estar con sus niños, pero no pueden

Por supuesto, la gran mayoría de los padres quieren estar junto a sus hijos en sus primeros años, pero las circunstancias en buena parte de los casos no les dejan por esa falta de apoyo y soluciones. Con los precios de la vivienda desorbitados; hipotecas que se llevan gran parte del sustento económico de las familias; gastos de escolarización y de material escolar también por las nubes; facturas interminables que, como las de la luz o el gas, parecen incrementarse todavía más año tras año; empleos precarios donde además de un sueldo bajo brilla la falta de flexibilidad horaria, en entornos laborales donde la conciliación parece ser una utopíaestar junto a quienes más aman a menudo es una meta que se limita a unas pocas horas al día, cuando no es sencillamente inalcanzable.

Consejos para padres primerizos: "Todo el mundo opina"

Ser padre por primera vez lleva consigo una responsabilidad enorme y un gran cambio en la propia vida. El consejo que Nuria Rajadell da a los padres primerizos es, en primer lugar, “que vayan con mucho cuidado con lo que están escuchando”. “Hay personas que son superexpertas. No han tenido un niño y están dando consejos”, advierte. “Como padres, cada padre es el mejor padre que puede tener un niño. Él es el mejor. Y a veces no hace falta que el de al lado le diga que es malo, que no sabrá, etc. Él es el mejor”, insiste.

En este sentido, destaca que como padres primerizos deben “pensar que lo están haciendo lo mejor que pueden, que tienen la posibilidad de informarse” si lo necesitan y que, de hacerlo, han de fijarse en que esa información “sea de fuentes fiables”. “Todo el mundo sabe, decide y opina por los demás”, insiste, llamando también a tener “mucho cuidado con todas las redes” y lo que se escribe en ellas.

Por otro lado, incide en que se ha de ser consciente de que el hecho de tener un niño supone que uno no va a poder hacer exactamente todo de la misma forma en que lo hacía antes. Es decir, hay que admitir ciertas renuncias. “Hay muchos que quieren mantenerlo todo, y lo que no puedes hacer es ir al ritmo de todo porque es imposible”, apostilla.

La depresión postparto o la imposibilidad de llevar la misma vida

A este respecto, subraya que lo que muchas veces se denomina depresión postparto es en realidad ese afán de los padres de “pretender hacer la misma vida que tenía”. “Ya nadie de la familia tendrá la misma vida. Lo de la depresión, depende. Si uno pretende hacerlo todo igual… mal. Entonces es cuando te viene. Pero depresión postparto no es el postparto en sí, sino que es que tú pretendas hacer la vida igual que antes. Ni padre ni madre. Todo cambia”, explica, poniendo un sencillo ejemplo: “Si tu pretendes hacer lo que hacías cuando tenías 20 años antes… te vas a frustrar y te vendrá la ‘depre’, pero si estás preparado para ir viviendo cada etapa… disfrutarás cada una lo mejor que puedas”.