La policía investiga si el violador de Sevilla agredió a más mujeres y difunde un retrato robot

  • Salió de la cárcel sin estar rehabilitado y ahora la policía investiga si agredió a más mujeres

  • Se ha difundido un retrato robot para ayudar con la búsqueda del agresor

El violador de Sevilla fue detenido tras retener y agredir durante tres largas horas a una joven. La policía busca a más víctimas de este depredador sexual que llevaba un año y medio en libertad. Se ha difundido un retrato robot para ayudar con la búsqueda del agresor.

La mujer habló de un hombre de aproximadamente 1,85 metros de altura, de complexión fuerte y con una cojera muy pronunciada, de piel morena y pelo castaño. Iba vestido con una sudadera o camiseta roja de la marcada Adidas, unos pantalones vaqueros, unas zapatillas de deportes de color negro y un abrigo o chaqueta oscura.

Desde fuentes oficiales se explica que en el retrato robot no se ve el rostro por cuestiones de protección de datos, pero sí se da información suficiente para que las mujeres que pudieran haber sido agredidas por el mismo sujeto lo sepan.

El violador salió de la cárcel sin estar rehabilitado y ahora la policía investiga si agredió a más mujeres en este año y medio que ha estado en libertad. Porque su perfil es muy específico: selecciona al azar a sus víctimas, las persigue y cuando las ve más indefensas las ataca. Los investigadores están cotejando su ADN con los casos de violación que están sin resolver y reconstruyen los últimos pasos.

Viajó de Córdoba a Sevilla con la intención de violar a una chica que escogió al azar, fue detenido tres horas después de consumar la agresión cerca de la estación de autobuses. Es reincidente y muy violento, los agentes han recuperado el cuchillo con el que agredió a la chica cuando esta trató de resistirse. La joven presentaba varios cortes. Pero Fernando se marchó tranquilo tras agredirla.

El detenido, Fernando Alejandro G. S., de 57 años, ha pasado casi media vida en prisión por delitos similares al que cometió en Sevilla. El caso demuestra una vez más la nula reinserción de los depredadores sexuales, que reinciden al salir a la calle de una forma abrumadora.