Torres Baena, el mayor pederasta de España condenado a 302 años, ya disfruta de su primer permiso

  • El lunes cumplió 66 años; residirá en el municipio de Santa Brígida

  • No lleva ningún dispositivo telemático aunque se han establecido medidas cautelares

  • Fue condenado a 302 años de prisión por el 'caso Kárate': 35 delitos de abuso sexual y 13 de corrupción de menores

Fernando Torres Baena ha salido este sábado de la cárcel de Juan Grande. Es la primera vez desde que entró en prisión provisional en junio de 2010. El pasado lunes cumplió 66 años. Su aspecto físico es muy similar. El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 3 de Las Palmas de Gran Canaria le ha concedido tres días de permiso. Deberá regresar el miércoles 17 de mayo. No llevará ningún dispositivo telemático para controlar sus movimientos pero han establecido unas medidas cautelares: un familiar deberá recogerle y acompañarle hasta el centro penitenciario. Deberá presentarse a firmar cada día en cualquier cuartel, comisaría o juzgado. Además tiene una orden de alejamiento que le prohíbe acercarse a 37 personas. Según ha podido saber NIUS, residirá en el municipio de Santa Brígida.

Sus víctimas ya han sido avisadas. Es un derecho para los perjudicados conocer estas resoluciones de antemano, atendiendo a la Ley de Enjuiciamiento Criminal. En marzo de 2013 el karateca fue condenado por 35 delitos de abuso sexual y 13 de corrupción de menores. En los ocho meses que duró el juicio, 61 niños llegaron a testificar contra el maestro, que presumía de haberse acostado con más de un centenar.

Ha sido hasta el momento la mayor pena para un pederasta en la historia de España. Este depredador sexual deberá pasar 7.300 días privado de libertad. Al principio estuvo en la cárcel del Salto del Negro y después fue trasladado a Juan Grande. Ahora está en segundo grado y consta en los Ficheros de los Internos de Especial Seguimiento (FIES). En noviembre de 2021 comenzó el Programa para el Control de la Agresión Sexual (PCAS) -fundamental para conseguir estos permisos-. Según lo estimado, su pena acabará en enero de 2030.

Tiene elevado riesgo de reincidencia por el tipo de actividad delictiva, su profesionalidad y especial ensañamiento en la ejecución o pluralidad de víctimas

La primera vez que el deportista solicitó un permiso de salida fue el 26 de febrero de 2015 pero siempre se lo han denegado por unanimidad. Desde entonces su abogado lo hace periódicamente, cada tres meses. La Junta de Tratamiento considera que todavía no está preparado. Su comportamiento ha sido bueno en general aunque ha sido sancionado en algunas ocasiones, según consta en su expediente disciplinario. Por eso el juez de vigilancia había solicitado que un perito forense evaluase su situación psíquica actual. Las conclusiones han sido favorables y por eso se lo han concedido.

Aún así en la tabla de Concurrencia de Circunstancias Peculiares elaborada por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias advierten que el interno tiene un riesgo elevado de reincidencia, atendiendo a distintas variantes: por el tipo de actividad delictiva, su profesionalidad y la existencia de especial ensañamiento en la ejecución o la pluralidad de las víctimas.

Los principios

Torres Baena ingresó de forma preventiva en la prisión de Las Palmas con María José e Ivonne, las dos campeonas mundiales a las que entrenó en esta disciplina en su escuela desde pequeñas. Formaban un triángulo sentimental. Según los funcionarios que los trataban a diario: "María José estaba locamente enamorada de él. Comenzó a abusar de ella cuando era una niña. Le tenía totalmente comida la cabeza. Mantenían comunicaciones vis a vis. Compartía celda con Ivonne -que era más despierta- hasta que esta comenzó una relación con otra mujer en la cárcel y pidió que le cambiaran. Con ayuda de sus familiares conseguimos que ellas empezaran a cambiar de actitud y a separarse de él. Así se fueron distanciando", relatan. Actualmente ambas han alcanzado el tercer grado.

Según consta en la sentencia del denominado 'caso Kárate', actuaban como una secta y se dedicaban a la corrupción y abuso sexual de menores de 13 años. Organizaban orgías y rituales, dentro del gimnasio o en un chalet que el hombre tenía en la playa de Vargas. Sus víctimas sufrieron graves secuelas psicológicas.

Carácter altivo y mentiras

En enero de 2012, el hombre empezó a trabajar como auxiliar en el comedor del centro penitenciario de Las Palmas pero en julio le dieron de baja por razones de disciplina y seguridad. "Se comportaba de forma altiva con el resto de los internos debido a su superioridad física. Es séptimo dan de cinturón negro de kárate", cuentan los funcionarios del centro.

Una vez que la condena fue firme, fue trasladado al centro penitenciario Las Palmas II. En una ocasión los funcionarios cachearon su celda. Entre sus pertenencias encontraron en un neceser un bote negro que contenía pastillas azules y naranjas y dos pequeños botes cilíndricos de cristal que parecían contener perfume. Cuando le preguntaron aseguró que las pastillas eran Dormidina que le habían facilitado en el centro, sin poder dar explicaciones sobre el origen de los botes de perfume.

Consultaron a los servicios médicos, pero no tenía pautada ninguna medicación psiquiátrica. Las pastillas resultaron ser Valium, Seroquel y Alprazolam, que había adquirido de forma clandestina de otros reclusos. "Es inteligente y muy manipulador", señalan los trabajadores, a los que pretendía engañar.

Lo mismo hizo durante el juicio: "Nunca he abusado de nadie, ni lo hubiera permitido", mantenía al inicio. En el turno final de palabra reconoció su delito y pidió perdón a las víctimas, a las que todavía no ha pagado ni la mínima parte de la indemnización que les correspondía por los daños ocasionados.

Recompensas y castigos

En el tiempo que lleva en prisión, Torres Baena ha estudiado Derecho y se ha sacado el Grado en Antropologí­a Social y Cultural de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Además se ha ido inscribiendo en distintos talleres terapeúticos y ocupacionales como fútbol, jardinería, guitarra, marquetería o educación vial. De esta manera ha ido obteniendo recompensas por buena conducta, participación positiva o espíritu de trabajo, tal y como se establece en su valoración.

Pero en otra ocasión volvieron a expedientarle por colgar un cartel en el aula para estudiantes en el que ponía que estaba reservada para los alumnos de la UNED. Él era el único. Tenia una caja con revistas y otros objetos en la sala. Su intención era utilizarla para uso personal. "Alegaba que el resto de los internos no tienen la misma responsabilidad ni dificultad y afirmaba que la dirección del centro le había autorizado, poniendo en duda la palabra de los funcionarios. "Siempre llega al límite", señalan. En 2018 descubrieron que había intentado sacar un manuscrito escondido en el interior de un libro, un método no autorizado.

El informe forense concluye que: "se han modificado positivamente los factores criminológicos". Su letrado, Ángel Luis Calonge asegura que "es un preso de larga duración y como todos esos internos que llevan mucho tiempo sin salir a la calle tienen sus propios problemas”. Recalca que este tipo de permisos forman parte de los tratamientos de reinserción y deben tratarse con total normalidad, con el fin de que estas personas acaben rehabilitándose.

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