La historia de Carmen, Concepción o Bruce: reinventarse a partir de los 50 volviendo a las aulas
Las universidades para mayores fueron su oportunidad para comenzar una nueva vida
Rompamos estereotipos: "No son un punto de encuentro de viejitos enfermos"
Acuden alumnos de entre 50 y 75 años o más, y a menudo saben más que el propio profesor
No han perdido el ansia de conocimiento ni tampoco la ilusión por seguir aprendiendo. Por más años que hayan vivido, para ellos siempre hay un lugar para la incorporación de nuevos conceptos, de nuevas ideas, de nuevas formas de entender la vida y el mundo. Sin conformarse con las primeras páginas del libro, ellos ansían recorrer letra a letra saboreando las palabras, sin miedo a reservar en ellas un espacio para deshacer caminos; para encontrar la belleza también en reconocerse equivocados; para desterrar una idea en la que quizás siempre habían creído, pero que están dispuestos a abandonar por el noble precio de sentirse felices al haber rectificado.
Hay que “desterrar la idea”: las universidades para mayores “no son una especie de punto de encuentro de viejitos enfermos”. Nada tienen que ver con esa imagen estereotipada. Ellos no van a las aulas para simplemente pasar el tiempo “haciendo cuatro cosas”. Nada más lejos, porque quienes se apuntan a estos centros acuden con ansia de conocimiento, con férrea voluntad y profundamente implicados en absorber cada instante. Todo ello, pese a que “en muchos casos”, estos alumnos “saben incluso más que el profesor”. Pero no importa, porque incluso en ello está la riqueza para ambos. Alumnos y profesores se retroalimentan. Comparten experiencias y la pasión por aprender. Porque, efectivamente, “a veces aprende más el profesor del alumno que viceversa”, pero todos ganan; “cada uno aporta”.
Así lo explica Angelo Valastro, director de la Universidad de Mayores de la Universidad Pontificia Comillas, quien ha contado a Informativos Telecinco cómo son estas universidades, qué significan para las personas que llegan a ella, qué beneficios les aporta y cómo son como estudiantes.
El comienzo de una vida nueva
Para los alumnos, llegar a estas universidades “es una especie de comienzo de una vida nueva, no porque no hicieran nada antes, –porque muchos aún son profesionales y algunos todavía en activo, y muchos de nivel alto, con responsabilidades en empresas etc. –, sino porque a todo esto que han hecho o están haciendo se les suma una cantidad de cosas que si quieren es inasumible”. A sus vidas incorporan una nueva actividad que, además, no se reduce exclusivamente al estudio en las aulas, porque también realizan viajes, excursiones, asisten a eventos culturales etc. Es decir, sus vidas experimentan un cambio “activo o todavía más activo, hasta los límites que pongan ellos”, como indica Angelo Valastro.
Beneficios que van mucho más allá de lo intelectual
El hecho de acudir a estas universidades para seguir absorbiendo conocimiento supone grandes beneficios para los alumnos. Fundamentalmente, precisa Valastro, les ayuda a “comprender algo que ya se conocía, –reforzar una idea–, o por el contrario, darse cuenta de que estaban equivocados en algo”, lo que, aunque a veces resulta duro para ellos, realmente “es muy bonito” e igual de valioso.
No obstante, los beneficios van mucho más allá de lo intelectual, porque la experiencia también les reporta un “beneficio social” que viene dado por conocer a multitud de amigos y compañeros con los que realizan actividades tanto culturales como de ocio; de diversión. “Incluso han salido un par de matrimonios”, confiesa Angelo.
Además, este tipo de centros “muchas veces les ayuda a comprender mejor, por ejemplo, su entorno. La relación con los hijos, y en algunos casos los nietos, cambia, porque con la universidad entran en contacto con ellos a diario”. Más allá de las aulas, coinciden con ellos en el comedor, en el gimnasio etc. De hecho, ha habido casos, indica Valastro, en los que han coincidido “abuela, madre y nieta”, por lo que la experiencia refuerza tanto el vínculo social como el familiar. “Hay algunos alumnos que vienen a matricular a sus padres”, cuenta.