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El uso obligatorio de mascarillas en las calles, cuando no es posible garantizar la distancia de seguridad de dos metros, y en espacios cerrados, se ha hecho público esta mañana en el Boletín Oficial del Estado (BOE). "Mediante la presente orden se dispone, con carácter general, el uso obligatorio de mascarillas en personas de seis años en adelante en la vía pública, en espacios al aire libre y en cualquier espacio cerrado de uso público o que se encuentre abierto al público, siempre que no sea posible mantener una distancia de seguridad interpersonal de al menos dos metros, siendo recomendable su uso para la población infantil de entre tres y cinco años".
Por ello, será obligatorio el uso de mascarillas a la hora de hacer cualquier tipo de actividad deportiva al aire libre (correr, patinar o montar en bicicleta) en espacios cerrados, siempre y cuando no se pueda mantener la distancia mínima de seguridad, ya que hacer deporte también puede suponer un riesgo de contagio.
A partir de este jueves, todo aquel que practique deporte en zonas concurridas en las que no se pueda respetar la distancia mínima de dos metros de seguridad, deberá usar obligatoriamente mascarillas para la activad.
Aún con su utilización, tal y como recordaba el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, aconseja que las personas que realicen deporte deben dejar una distancia de seguridad mayor, cinco metros, ya que aunque sea al aire libre, es la actividad que más riesgo de contagio conlleva. Así lo advertían los profesionales sanitarios, que alertaban del efecto altamente nocivo de ir cerca de otro deportista, ya que es mayor la dispersión de partículas de saliva en movimiento.
Las quirúrgicas o higiénicas, las más utilizadas por la mayor parte de la población a la hora de realizar actividades contidianas como hacer la compra o pasear, suelen ser de un solo uso y son demasiado finas, por lo que no son las más indicadas para hacer deporte.
La forma de respirar que tenemos a la hora de realizar cualquier tipo de actividad deportiva en la que realizamos un esfuerzo físico, es mucho más intensa, y esto provoca que el tejido de la mascarilla se desgaste y se humedezca mucho antes, generando alrededor de la cara y las fosas nasales un hábitat ideal para virus, lo que se conoce como microclima facial.
Por otro lado, están las mascarillas FFP2 y FFP3, ambas homologadas por la OMS. Pero estas mascarillas, aunque sí están hechas para prevenir la entrada de cualquier microorganismo del exterior y son las más seguras, tienen un hándicap para la práctica deportiva. Están fabricadas por materiales que no son lo suficientemente transpirables ni cómodos a la hora de hacer deporte.
Por el momento, no existe ningún modelo de FFP 2 y FFP 3 diseñado especialmente para hacer ejercicio. Por ello, las mascarillas de diseño deportivo que ya distribuyen numerosas empresas dedicadas a la actividad deportiva, se han convertido el mejor aliado de los deportistas durante la desescalada.
Por ejemplo, la firma española Inverse, especializa en ropa de ciclismo, triatlon y running, ha diseñado una nueva gama de mascarillas deportivas entre las que incluyen también máscaras para niños de distintas edades.
La definen como una mascarilla ergonómica y reutilizable con un filtro interno. Se encuentra ya disponible en distintos colores y está compuesta por 3 capas de 3 tejidos diferentes: capa exterior hidrófuga, capa intermedia extraíble de TNT (tejido no tejido) y capa interior de tejido antibacteriano.
Desde la firma aseguran que, a pesar de no estar homologadas, las mascaras protegen frente al Covid-19 ya que están compuestas de tejidos técnicos certificados que son hidrófugos y antibacterianos.
Las mascarillas reutilizables con filtro se han convertido por lo tanto, en la mejor opción por parte de los deportistas para la realización de la actividad.
Al ser reutilizables, conviene también seguir los procesos de desinfección que propone el gabinete que dirige Salvador Illa. Pueden lavarse con detergente normal y agua a temperatura entre 60º y 90º o sumergir las mascarillas en una disolución de lejía 1:50 (20 mililitros de lejía y 980 de agua) con agua tibia durante 30 minutos. No hay que olvidar quitar el rastro de lejía con agua y jabón.