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El chef alemán, Bernd Knöller, es toda una institución en Valencia, donde deleita desde hace treinta años con su cocina creativa y de proximidad a sus clientes del restaurante el RiFF, reconido con una estrella michelín.
Para renovar su local, en enero tenía previsto realizar una reforma, aprovechando que es uno de los meses con menor facturación. "Esa era la idea pero por circunstancias ajenas a nosotros no se ha podido hacer y tenemos que realizarla durante los meses de abril, mayo y parte de junio, en plena temporada alta", explica Knöller.
Un importante contratiempo, porque los trabajadores le pedían poder disfrutar de vacaciones en agosto para estar con la familia. "Si tenemos que cerrar dos meses y medio por la reforma, era imposible parar en agosto a nivel financiero", señala.
Para atender a la petición de su gente, Knöller, conocido por su imaginación en los fogones, se puso a pensar en una solución y le surgió la idea de realizar un Pop Up, o lo que es lo mismo, trasladarse con todo su equipo, sus recetas, vinos e, incluso, los muebles, a otro local en Valencia para seguir trabajando durante esos meses de parón.
Una idea que no era nueva para Knöller, que durante la crisis de los años 2013 y 2014, ya se trasladó 10 días en dos veces a un restaurante en Frankfurt (Alemania). "Una iniciativa que fue muy satisfactoria y funcionó muy bien" asegura.
En un primer momento se puso en contacto con amigos y conocidos del sector turístico para exponerles su idea, pero no funcionó. Lejos de rendirse, lanzó un vídeo en sus redes sociales para exponer su idea en busca de "un restaurante, un bar, un hotel o una sala de banquetes" a donde trasladar el RiFF esos dos meses y medio.
Una iniciativa que no ha tardado en contar con numerosos hosteleros interesados. "Hemos recibido una gran cantidad de propuestas interesantes y las estamos estudiando. Si todo va bien en la próxima semana posiblemente cerremos un trato con algún local de Valencia", afirma.
El objetivo es que las dos partes salgan beneficiadas. "Nuestra intención es pagar un alquiler al local para poder seguir trabajando y a la vez dar prestigio al restaurante y a lo mejor empezar una colaboración más duradera que les de también prestigio", explica Knöller.
A falta de que se concrete, el equipo de el RiFF está entusiasmado con el proyecto, que además les permitirá disfrutar de las ansiadas vacaciones en agosto. "Va a ser muy divertido", cuenta el chef, que quiere que sus muchos clientes habituales "se encuentren como en casa, porque además de la cocina y el personal vamos a trasladar los muebles, las mesas y las sillas, para que puedan seguir viviendo la experiencia de comer en el RiFF".
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