Gran Hermano, en directo: Raúl: "quiero ganar solo por ver la cara que se le queda a Patricia"

Raúl, sin saber si habla en serio o en broma, comenta que no sabe si su novia irá a verle. Rocío asume que seguro que sí, pero él se muestra algo inseguro y añade: "Lo mismo se ha ido de casa". Desiree, que es la más punzante, interviene: "¿Puede ser que esté con otro?". Raúl responde que no, que es imposible, aunque no lo dice en un tono muy animado.

Mientras Desiree y Rocío preparan la cena, Raúl y Cristian hablan sentados a la mesa sobre el lenguaje que se emplea en casa y el que se usa fuera. Cristian comenta que procura controlar más sus palabras, ya que fuera está su hija y su familia atentos a su concurso. En cambio, su hermano no es del mismo palo y añade: "Mi hermano ya puede estar delante quien sea, que él no se corta".

Desirée y Rocío prometen a Christian que, si cobran el premio, llevarán a su hija a Disneylandia. Además, le cuentan que existe una opción en la que una de las princesas Disney irá a despertarle a su cama. Christian, muy emocionado al ver el generoso regalo, les dice: «Muchas gracias, yo, que quiero a mi niña, la quiero yo». Las peluqueras de la casa de Gran Hermano, famosas, le aseguran que se le va a caer la baba con ellas, que le harán muchos peinados y todo tipo de cosas bonitas.

Mientras hacen la cena, Desirée critica en un tono jocoso cómo van a ganar los demás. Sin duda, la ganadora es Rocío por ser honesta, verdadera, sincera y muy canalla, palabra que Desirée acuña con honestidad, añade.

Todos comentan entre risas que quieren ir a Punta Cana, un destino que suena cada vez más apetecible tras tantas bromas y anécdotas compartidas. Rocío, con su humor característico, añade: «Yo las uvas me las pongo en Punta Cana».

Desirée recibe un mensaje de una fan. Esta le da las gracias por mostrar su corazón y decir la verdad cuando hacía falta decirla. La fan firma el mensaje proclamando tanto a Desirée como a Rocío ganadoras. El aplauso y el abrazo que se dan llenan de cariño las ya vacías paredes de la casa de Gran Hermano. Sus compañeros, en el sofá y también atentos al mensaje, le dan la enhorabuena por su concurso y proponen arrancar con la cena.

Aquilino estudia su lección mientras pide a la audiencia y al programa ser DJ de la casa. Son muchos los silencios. Pasados unos segundos, Aquilino vuelve a tomar la palabra, hablando principalmente de la gastronomía segoviana. Ensalza su cochinillo y algunos, sorprendidos, admiten no haberlo llegado a probar nunca.

Desirée estudia, pero no con mucho tino.

Pide a Raúl que deje de gritar a Rocío porque no puede memorizar «ni dos letras seguidas». Raúl continúa increpando a su compañera: «Ya te he hecho dos veces esto», le grita a Rocío, en referencia a la bicicleta elíptica. Desirée, en el trineo, intenta estudiar Palencia, la bella desconocida.

Un último viaje en reno del día. Rocío se queja de que solo hace Papá Noel Renault, Papá Noel Renault, y que nunca descansa. Les pregunta a sus compañeros si ellos lo hacen. Aquilino pedalea a su lado contando que él se detiene mucho a mirar los nombres de quienes dejan mensajes, por ver si conoce a alguien.

Desirée, con las banderas de ella y de Rocío, lee un mensaje en la pantalla del salón. El mensaje la encumbra como la ganadora del concurso. Ella, emocionada, grita agradecida.

Aunque dicen que están acostumbradas a las buenas noticias, nunca de una manera tan extrema como la de estar en la final de Gran Hermano. Dicen que les cuesta asimilarlo. Rocío asume haberse sentido siempre la oveja negra, percepción totalmente opuesta a la de su compañera Desirée, quien dice que la gente la percibe como alguien muy brillante.

Recuerda Rocío cuando, en carnavales, todas sus amigas se disfrazaban de princesas mientras ella hacía de móvil, de teléfono móvil.

Un besito para todos los zamoranos y zamoranas de parte de Cristian que, con muy buena memoria y una buena sonrisa, nos recomienda desde su rojo púlpito la ternera de Aliste, el buen vino y su cultura patrimonial. Ah, y que le voten, dice con cariño.

Las “hermanas”, finalistas de la casa, le cantan a la eléctrica mientras, con cariño, comentan lo que su familia estará diciendo al otro lado del televisor. Bromean con que la madre de Rocío se está quejando de que su hija esté en la tele con la cantidad de trabajo que hay en la peluquería y de que es capaz de que, si gana, al día siguiente se ponga con las tijeras en la mano.

En el sofá, Cristian le habla a Desiré de su experiencia en el realitie "Uno de GH20". le habla de sus compañeros, con algunos no se llevaba muy bien, pero guarda buen recuerdo de todos. "Yo lo primero que ví de tí es que parecías un chulito", le comenta Desiré. "Yo soy así de bueno de normal", dice Cristian. "Yo soy muy muy muy buena", afirma Desiré. A los dos les han enseñado el camino de la bondad sus padres, cuentan. "Espero que nadie abuse de tu bondad, porque eres un blaco fácil", le dice la andaluza.

Desiré y Cristian pedalean para que el trineo siga viajando. Desiré le dice que si ganan ella o Rocío, se van a llevar a su niña a Disneyland París. El promete que si gana él se las lleva a República Dominicana. La andaluza dice que ella quiere que gane quien vaya a invertir mejor el dinero. Para Cristian la mejor inversión es su hija.

Raúl se estudia la siguiente ciudad de la ruta, para soltar su discurso de campaña.

Siguen charlando en la cocina. Hablan ahora de las mujeres jóvenes que son madres y acaban distaciadas de sus amigos, como Aroa, por ejemplo. Rocío y Desiré tienen calro que ellas no van a dejar a una amiga de lado porque tenga un hijo, todo lo contrario. Cristian dice que en su grupo de amigos hay algunos que ya son padres, como él, y hacen planes igual. "El año que viene voy a tener una noche loca, y voy a ser madre", dice Desiré entre risas.

Los habitantes de la casa terminan de comer mientras charlan sobre la relación entre Paula y Aquilino. Desiré opina que a Paula legustaba Aquilino, "yo pienso que le gustaba gustarte", afirma Rocío. Todos creen que Paula tenía que haberse distanciado de Aquilino, y no lo hizo. Pasan a contar anécdotas vividas sobre enamoramientos inesperados.

Turno para Aquilino, que suelta su discurso en Tarragona. Cristian y Desiré aplauden la buena memoria que tienen Raúl y Aquilino, no como ellos que dicen que no hay manera de que recuerden nada. La caja de regalo contiene un mensaje de una seguidora para Raúl. "La verdad que los mensajes así te levantan mucho el ánimo", apunta el de Soria.

El Súper anuncia una pausa, y los habitantes de la casa planean aprovechar para preparar la comida, y sentarse a comer.

Los concursantes llegan en trineo a Bracelona, donde Cristian hace su discurso de campaña. Aquilino ha tardado en llegar, porque estaba pegando cristales en sus zapatos, y dice que no podía dejar el cristal sin pegar, porque se le seca el pegamento. El Súper les dice que tienen qu estar todos juntos y con las camisetas puestas durante los discursos de campaña.

Cristian abre la caja del regalo, pero no tiene nombre. El Súper anuncia que el regalo es para Desiré. Ésta le dá las gracias, y lee su mensaje de un seguidor.