Segunda performance en menos de 24 horas. Anabel Pantoja se ha puesto los shorts y, aunque le han faltado los tacones, se ha marcado todo un baile convertida en la Beyoncé de Triana y con el indispensable ventilador.
La cara de Kiko Hernández era un poema, le gustaba menos que regalar dinero pero Anabel se ha propuesto que le guste y le ha bailado no cerca, cerquísima. No ha conseguido su objetivo pero solo ha hecho falta que se acercara a María Patiño para encontrar compañera de pista.