Acude a ‘El diario de Jorge’ con una misión emocionante: cumplir el sueño de su abuela en forma de viaje

La joven sorprende a Amparo con un regalo que llevaba toda una vida esperando
Descubre en directo que su prima le ha robado un colgante muy importante para él y pierde los papeles: "Es una mentirosa"
En una tarde cargada de emoción, ‘El diario de Jorge’ recibía a Sandra, una invitada que no acudía para contar un conflicto, sino para cumplir un sueño. Su objetivo estaba claro desde el primer momento: hacer realidad el deseo más anhelado de su abuela Amparo, una mujer que siempre ha estado a su lado y a la que Sandra considera su segunda madre.
Jorge Javier la recibía entre aplausos y curiosidad, mientras ella confesaba que su abuela llevaba toda la vida fantaseando con un destino muy especial: París. Nunca había estado allí, pero hablaba de la ciudad de la luz como si la hubiera habitado en otra vida; una urbe llena de amor, de magia y de belleza.
Lo que no podía imaginar Amparo es que esa ilusión estaba a punto de hacerse realidad. Y que estaba en el programa… no como público, como creía, sino como protagonista de una sorpresa preparada al milímetro.
Cuando Jorge conectó con la sala insonorizada donde esperaba Amparo, visiblemente molesta por no saber qué hacía allí, comenzó a gestarse uno de los momentos más emotivos de la tarde. Tras recordar lo mucho que le gustaría ver la Torre Eiffel, el pantallón se encendía.
El reencuentro con su nieta
En él aparecía Sandra, hablándole directamente al corazón: “Has sido mi guía, mi apoyo y, sobre todo, mi madre. Hoy quiero ayudarte a cumplir tus sueños. Quiero que cierres los ojos y pidas un deseo… esta tarde haré que se cumpla”.
Entre lágrimas, Amparo reconocía que había criado a Sandra “como a una hija”, cuidándola desde bebé y acompañándola en cada paso. Esa relación tan especial quedaba aún más clara cuando la joven entró finalmente al plató.
El gran anuncio: un viaje a París para las dos
Sandra sentada junto a su abuela y cogiéndole las manos le transmitió lo que llevaba semanas deseando decirle: “Mi propósito hoy era regalarte ese viaje a París. Para que veas la Torre Eiffel desde lo más alto. Nos iremos tú y yo, y cumplirás tu sueño”.
La reacción de Amparo fue pura ternura. Entre agradecimientos y risas, solo pidió una cosa: encontrar unos días en los que su pareja, convaleciente en casa, pudiera quedarse acompañado. “Ir, ver la Torre Eiffel y volver”, respondió Jorge bromeando, quitándoles cualquier presión organizativa.

