Pepe, agotado: "Esto ha sido explotación infantil pero con 38 años"

TELECINCO.ES 14/05/2010 08:33

Acostumbrado a saber convivir con gente anónima durante meses y pasar los días enfrentándose a diferentes polémicas dentro de la casa de Guadalix, Pepe vivía de forma muy diferente su adopción con los Manso-Piñero.

Durante las primeras horas de su adopción, Pepe conocía a la que por 24 horas iba a ser su familia, su hogar de adopción y también su nuevo trabajo, pues debía convertirse en un experto frutero. Las primeras pruebas las superaba con esfuerzo y alegría, pero no se imaginaba lo que le esperaba.

Un buen madrugón para comenzar el día

Con los ojos cerrados y chocándose con las esquinas del pasillo, así amanecía Pepe a las cuatro de la mañana para comenzar una dura jornada de trabajo, comenzando con una visita a 'Mercamadrid' para comprar género. De camino a los almacenes, su 'padre adoptivo' le explicaba cómo funcionaba la compra de fruta, pero Pepe sólo podía dar "cabezazos".

Una vez despejado y dentro de 'Mercamadrid', el 'ex gran hermano' comenzaba su tarea con su 'hermano' Pedro a quien le tiraba alguna que otra directa: "Un poco tu curro estoy haciendo yo y tú aquí vigilando", pero Pedro le contestaba que todavía le quedaba lo peor.

Curso de conducción y carga de mercancía por 'Mercamadrid'

La siguiente tarea a la que se enfrentaba Pepe, después de madrugar, era saber llevar una carretilla de carga por 'Mercamadrid', algo bastante complicado para alguien sin experiencia. Una vez cogido el truco, Pepe se paseaba, con bastante cuidado, por los almacenes soportando alguna que otra gracia del resto de fruteros.

Al llegar al camión con la mercancía, los dos 'hermanos' se encontraban con las exigencias de su padre: "¿Y las sandías? ¿Las habéis cogido ya?", a lo que su hijo Pedro le contestaba con claridad: "No, es que Pepe va un poco lento con el carro".

El 'ex gran hermano' se quedaba boquiabierto ante estas declaraciones y se desahogaba ante su cámara: "Aquí me tienen como uno más de la familia pero para lo chungo y todavía tengo que cargarme las sandias que es lo que más pesa".

Como buen hijo adoptado, Pepevolvía para recoger las sandías olvidadas y a su regreso se encontraba con las sandías ya cargadas, mientras que su 'padre' y 'hermano' le explicaban que tenía que darse la vuelta para esta vez devolver las sandías.

Pero lo que no sabía Pepe es que tras devolver las sandías, se encontraba con otra confusión de mercancía, esta vez con unos melones. Pasados estos tensos momentos, llegaba la hora de bautizar a Pepe como un auténtico frutero: el 'ex gran hermano' debía beberse un copazo de 'sol&sombra', una prueba tan dura como las anteriores.

Últimas horas como frutero

De vuelta al mercado, Pepevolvía a ponerse su delantal para atender a los clientes de la frutería. Entre peras y manzanas, el adoptado mantenía una conversación subidita de tono con una clienta. "Hay que tener cosas duras, pero que no sea la vida", le decía el 'ex gran hermano' para animar a su clienta.

Además, inventaba una nueva modalidad de zumo de uva "by Pepe" que obtenía a través de un riguroso método de elaboración y que posteriormente regalaba a sus últimos clientes, pues cuando cumplían las 24 horas exactas de su adopción, Pepe se quitaba el delantal e informaba a su 'padre' que llegaba la hora de la despedida.

"Mira Pedro, tu familia me parece cojonuda, tu mujer espectacular, pero yo lo de levantarme a las cuatro de la mañana es que no estoy genéticamente preparado. Yo para esto me vuelvo a un reality", le confesaba al responsable de su adopción.

Tras ello, las conclusiones de Pedro sobre su adoptado eran las siguientes: "Como persona, excelente; como comportamiento, muy bien, pero a la hora de mover los brazos, le cuesta un poquito de trabajo". Algo en lo que coincidía su hija Sole, quien afirmaba: "Con él, España no se levanta", pero reconocía que Pepe era encantador.

Libre de su familia adoptiva

Nada más salir del centro comercial 'Las Rosas' que se ha convertido en su lugar de trabajo durante esta experiencia, Pepe besaba el suelo exterior dando gracias por el final de su adopción. "La familia majísima, la madre un encanto, pero me han explotado... Ha sido explotación infantil a los 38 años. Conmigo no vuelven a contar para alguna de éstas", eran las últimas palabras de Pepe como adoptado.