Miriam: "Si estando él en prisión he sentido miedo, estando fuera más todavía"

telecinco.es 05/11/2015 01:37

En 2014 la violencia de género dejó en nuestro país 40 niños huérfanos. Cada año, unos 800.000 menores son testigos directos de las agresiones a sus madres y cerca de 8.000 reciben algún tipo de atención especializada. Son cifras escalofriantes, que ponen de manifiesto la necesidad de proteger a esos niños que son víctimas de la violencia doméstica y que conviven con cicatrices que pueden marcar el resto de sus vidas.

Miriam: "El primer guantazo duele"

Con 22 años, antes de conocer al padre de sus hijos, Miriam vive su primer desengaño amoroso. Es al quedarse embarazada cuando descubre que su pareja está casado, desentendiéndose de todo. En el momento en que la relación con esa persona se acaba, conoce a Andrés. Él espera a ese hijo como si fuera suyo. Algo no marcha bien en su interior, y al hacerse una ecografía descubre que su hijo está muerto. Tras este duro golpe, Andrés y ella deciden tener a Nheyla, "que llenó ese vacío". Aparentemente todo transcurre felizmente entre Miriam y Andrés, pero la complicidad empieza a enturbiarse y llegan las discusiones. Miriam cree que el motivo es siempre el mismo: su suegra contamina la relación. Tras llegar de una noche de fiesta con sus cuñados, Andrés la espera en casa para darle el primer golpe, el cual justifica. Miriam decide irse con sus hijos a casa de su madre. Para ella fue muy duro que la persona a la que idealizaba, el amor de su vida, la golpeara: "Cambias el motor, sigues queriéndole, pero ya no es igual. Si te ha dado uno, puede darte otro".

Nheyla: "Cambió tanto que dejó de ser mi ídolo y pasó a ser un mueble de la casa"

Miriam justifica la agresión física y decide seguir adelante como si nada. Sin embargo, su relación ya no le parece tan perfecta, aunque para los demás siga siéndolo. Miriam y Andrés inician una nueva etapa en su vida que será el germen de todos sus problemas. Miriam y Andrés deciden montar una empresa. Cuando las cosas empiezan a irles bien económicamente, Andrés inicia su distanciamiento, se empieza a meter en su mundo “como si solo valiera el dinero. La familia ya no valía nada”, explica su hija. Una vez instalado internet, él se pasa horas y hora delante del ordenador, enganchado a juegos online, sin importarle nada más.

Nheyla: "No recuerdo haber llorado más en mi vida, por la cara de susto de mi madre"

En 2007 todo se desborda. Miriam intenta que sus hijos no sufran la nueva situación familiar, pero resulta imposible. Andrés, cada vez más ausente y despreocupado por ellos, se muestra bastante irritable y las discusiones entre la pareja empiezan a subir de tono. Nheyla se siente abandonada por la misma persona que antes le prestaba tanta atención. Ella trata de entender ese cambio de conducta y de hecho llega a sentirse culpable por ello. Es cuando presencia cómo su padre agarra a su madre por el cuello y contra la pared cuando es consciente de que algo no marcha bien.

Miriam: "Un día me dice que se va de casa, que se ha enamorado de otra"

Miriam convive ahora con un hombre agresivo y ausente, enganchado a los juegos de Internet y a los chats. Pasa más horas frente al ordenador que con su familia. Desatiende a sus hijos y evita estar con ella. Mentir es el paso siguiente para sentar una situación de provocación y agravio. A raíz de la marcha de Andrés con una mujer que ha conocido por internet, crece en Nheyla el sentimiento de culpabilidad, pensando que si su madre no le ha hecho nada para que se fuera de casa, la culpa sería suya entonces. Miriam no le impone impedimento ante tal decisión, y le prepara la maleta.

Miriam: "Recuerdo que se levanta y viene andando hacia mí con un cuchillo de carne"

Nheyla pasa del enfado al rechazo hacia un padre que no demuestra que la quiere. Además, encuentra a su madre hundida, y adopta un papel que no le corresponde a su edad: el de cuidadora. La primogénita de la familia está creciendo de golpe, y eso que aún le queda una decepción mayor por vivir. Después de tres meses, Miriam cree que Andrés no va a volver e intenta reponerse. Hace amigos y se marcha un fin de semana a Sevilla, pero Andrés se entera y precipita su vuelta a casa. El motivo es recuperar a su familia, pero esos planes inmediatos se esfuman cuando Marina le comunica que ya no le quiere como pareja. Él no acepta una negativa, y al día siguiente, su ira se desborda y al caer la noche pone en marcha un plan terrorífico, un plan para saciar la angustia que le causa el rechazo. Tras intentar atacarla y acabar con su vida con un cuchillo, Miriam le demanda. Él, acompañado por la Guardia Civil para recoger sus enseres, la amenaza de muerte y le da una puñalada que la mantiene varios días en el hospital.

Miriam: "Si estando en prisión he sentido miedo, estando fuera más todavía"

La Audiencia Provincial de Toledo condena a Andrés por tentativa de asesinato a la pena de ocho años de prisión y a no acercarse a Miriam a una distancia inferior a 500 metros. Él entra en prisión, pero el miedo de Miriam no desaparece. De hecho, lo que comienza es una vida de miedo constante, para ella y para sus hijos, que todavía hoy no ha terminado: "El día que yo viva tranquila es el día en que él ya no exista, como persona, porque ya no tendré miedo", asegura Nheyla.

Nheyla ha sufrido las múltiples consecuencias de la violencia de género, para empezar el miedo y la ansiedad. También, asumir responsabilidades que no se corresponden con la edad que tiene. Y otra cosa más, incluso en los colegios en los que ha estado ha llegado a sufrir acoso por su situación. Las secuelas en los niños son inimaginables. Ellos son víctimas del maltrato, no solo cuando se les agrede directamente o cuando son testigos de esas agresiones, sino también por el simple hecho de vivir en un ambiente violento y de crecer pensando que la violencia es la pauta normal de las relaciones entre adultos.