Teresa, al borde de la muerte tras recibir 12 puñaladas de su maltratador

telecinco.es 07/03/2017 01:16

Solamente en el año 2008, 76 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas pero tan sólo denunciaron el acoso que sufrían 18 de todas ellas. Ese año Teresa fue la primera víctima de violencia de género de la Comunidad de Madrid. Por fortuna y a pesar de recibir 12 puñaladas, ella consiguió sobrevivir.

Según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, el pasado año tan sólo un 28,6% de las víctimas fueron capaces de denunciar el maltrato al que estaban sometidas. Las razones son muchas: vergüenza, pudor, un falso concepto de lealtad al hombre… Pero sobre todo miedo, mucho miedo. En su caso, Teresa no denunció hasta que vivió el suceso que casi le cuesta la vida. Por desgracia ese no fue el único, pero sí el último.

La primera agresión que Teresa consiguió percibir se sucedió tras un año de relación de una manera inesperada. El comienzo de la relación de Teresa con su expareja sucedió tras un viaje idílico. A pesar de ser 11 años menor que nuestra protagonista, él mostró un interés desmedido por la que, poco después, se convertiría en su novia para vivir juntos lo que aparentaba ser una bonita historia de amor.

Hasta cuatro intentos de asesinato

Tras años sin pareja el entorno de Teresa fue testigo de su felicidad, todo parecía perfecto hasta que las primeras desavenencias en la pareja hicieron resurgir el carácter violento de él para, poco después, descubrir la infidelidad que estaba teniendo con Teresa. El afán de ésta por poner solución a una pareja quebrada llevaron sin previo aviso a la primera agresión que se tradujo en un intento de asesinato. Una disputa sin motivo llevó al maltratador a intentar tirar a Teresa por el balcón de la habitación que se encontraba en un tercer piso. Tras conseguir zafarse de él, tuvo que soportar que su por entonces pareja la hiciese callar con un cojín con el que por poco consigue asfixiarla. Dos intentos de asesinato en cuestión de horas.

Como el 44% de las mujeres que sufren maltrato Teresa restó importancia a la terrible experiencia que había vivido, incluso llegó a responsabilizarse de ello. Prefirió optar por el silencio que eligen el 25% de las víctimas, algo que dejó a Teresa indefensa y el camino libre al maltratador para someterla.

Una segunda oportunidad a su relación de pareja provocó un segundo intento de acabar con su vida: tras descubrir nuevas pruebas de infidelidad y decidirse a poner el fin definitivo a su relación, Teresa tuvo que salir corriendo con su agresor pisándole los talones cuchillo en mano. Una persecución tremendamente traumática según explica la psicóloga experta en violencia de género Bárbara Zorrilla.

Fue en ese momento cuando Teresa decidió contar lo que le estaba ocurriendo, su familia le apoyó pero aun así ella no quiso denunciar. Al no denunciar quedaba expuesta a los deseos de él, se conviertió en prisionera de sus necesidades, sus intenciones y sus impulsos. Solamente tres días después de escuchar las advertencias de su familia y amigos, Teresa quedó a solas con su expareja.

La importancia de los testigos que actúan

El día 16 de enero de 2008 Teresa recibió una llamada de su maltratador que sonaba a despedida. Con el objetivo de saldar sus deudas, Teresa acabó por acceder al encuentro entre ambos. A pesar de quedar en un sitio público su peor pesadilla terminó por producirse. En una actitud de sumisión el maltratador ejerció un chantaje emocional sobre Teresa que, lamentablemente, acabaría por funcionar. Durante el trayecto en coche que ambos compartían, el maltratador desarrolló lo que había estado planeando: tiró del freno de mano, cogió a Teresa por el cuello, sacó de su bolsillo un cuchillo y comenzó a apuñalarla. "De las dos o tres primeras puñaladas no me di cuenta en realidad de lo que estaba pasando" recuerda con absoluta dureza Teresa.

Por suerte para ella, uno de los compañeros de trabajo de su expareja llegó al lugar del accidente y detuvo a su agresor que, con total despreció, remató su acto repulsivo con dos puñaladas más en el cuello, le robó el bolso y salió corriendo. El testimonio de Teresa mientras revive los segundos posteriores a su apuñalamiento es totalmente desgarrador: "Cuando estaba en el coche yo veía cómo me iba muriendo... Te da tiempo a pensar en muchas cosas: en lo que te vas a perder, en lo que dejas, a quién no volverás a ver… Tienes muchos miedos, yo quería que mi madre me diera la mano para morirme."

La actuación del caballero que se enfrentó a su agresor en el lugar del accidente, la rapidez en la actuación de los servicios sanitarios y los agentes de seguridad unidos a varias casualidades salvaron milagrosamente la vida de Teresa. Le resulta imposible soportar las lágrimas cuando recuerda a cada una de esas personas que le salvaron la vida. "¿Cómo es sobrevivir? Sobrevivir es duro" admite Teresa.

Teresa consiguió detener su caso violencia de género de la forma más dolorosa. Estuvo 8 días en el hospital y actualmente tiene muchas secuelas. Él fue condenado a 16 años y siete meses de cárcel. A día de hoy cada vez que él disfruta de un permiso penitenciario Teresa revive su pesadilla. A pesar de todo ha conseguido rehacer su vida, incluso volver a enamorarse. No está sola, es feliz y disfruta de su vida junto a sus seres queridos. La psicóloga Bárbara Zorrilla recalca que es importante "vivir con el orgullo de haberlo superado, como ha hecho ella."