Desmontando la fobia de Liz a los gusanos

telecinco.es 09/02/2016 20:27

El jueves pasado se vivía un verdadero drama en Guadalix agenciándose Liz el papel de víctima principal y otorgando a Laura Matamoros el de la villana del culebrón.

La dominicana apuntaba a la hija de mi compañero como una persona sin corazón que habría decidido arrojar un cubo de gusanos en su bañera aun sabiendo que la pobre y desamparada Liz posee una fobia tremenda a los gusanos. Absurdo hasta decir basta.

Lo primero, que aunque fuera Laura la que eligió a Liz, ni Carlos ni Javier Tudela se opusieron a ello. El primero se hartó de reír tras escuchar que a Liz le daban asco y, el segundo, aunque algo reacio en un principio, no se negó. Curioso más que nada ya que sabemos que Liz y Javi eran amigos desde antes de entrar en la casa, por lo que si alguno de ellos debería haber mirado por Liz, ese sería él.

Y, lo segundo, porque la supuesta fobia de Liz no se trata más que de otra farsa creada a su conveniencia para victimizarse al máximo, dar de qué hablar, e intentar echar por tierra a Laura Matamoros, por pura y dura rivalidad en el concurso y en la lucha por conseguir a su adorado Míster Milongas.

Y es que la respuesta a todo este melodrama la tenemos en Gran Hermano 10, edición que dio a conocer a Liz Emiliano Vázquez. En ella, la dominicana y el resto de sus compañeros tuvieron que hacer frente a una prueba semanal con distintos tipos de animales, contarlos e incluso convivir y dormir con ellos. Y sí, entre ellos se encontraban cientos de gusanos.

Iván Madrazo, Chiqui, Orlando, Julito y Liz eran llamados al confesionario para explicarles la nueva prueba y, para su asombro, se encontraron con distintas urnas de cristal. Una de ellas repleta de gusanos vivos. ¿La reacción de Liz? Ninguna.

Durante esa prueba los concursantes debían contar los gusanos. Aunque es cierto que al principio Liz se negó porque le daban mucho asco, al final terminó cediendo y participando como cada uno de sus compañeros. Así pues, la patraña que esta concursante nos ha estado vendiendo desde el pasado jueves no se sostiene por ningún lado. ¿Asco?

Posiblemente Liz sienta un asco tremendo hacia estos bichos. Seguramente le dé grima tocarlos y angustia absoluta pensar que pueden llover del techo y arrastrarse sin medida por todo su cuerpo. Exactamente igual que al 99´9% de las personas que estéis leyendo estas líneas. ¿O acaso a alguien le atrae la idea de bañarse en gusanos vivos y notar como vas escalando por todo tu cuerpo? Pero, ¿eso significa que casi la población al completo posea fobia a los gusanos? Me temo que no…

En Gran Hermano 10, Liz y todos sus compañeros tuvieron que compartir habitación con estos bichos y esta chica no tuvo ningún problema de insomnio prolongado ni batió ningún record de horas sin dormir en un reality. Pero ahora, aunque los dichosos gusanos fueron vertidos el jueves sobre Liz y el domingo sobre Laura en una habitación con bañeras totalmente cerrada, esta concursante ha seguido intentando vendernos la moto, incluso pidiendo a sus compañeros que la dejaran cambiarse de cama no fuera a entrar a la habitación algún gusano avispado. ¡De traca!

Fobia no es asco. Fobia es un miedo irracional. Pavor absoluto que te paraliza, que te crea sudores fríos y palpitaciones, que te pone realmente enfermo con sólo imaginarte tener que enfrentarte cara a cara a eso que tanto temes. Fobia no es que algo asqueroso te dé asco y poder compartir cama y habitación con ello…

Cada persona es un mundo pero yo sí que he padecido en mis propias carnes esa terrible sensación. Como la mayoría ya conoceréis por Sálvame, tengo fobia a las serpientes y en ese mismo plató me enfrenté a uno de mis mayores miedos de manera inesperada cuando, tras apagarse las luces, me pusieron una serpiente encima.

Me quedé en shock, luego salí corriendo, tuve que ducharme porque no podía quitarme esa sensación del cuerpo y no tuve más remedio que cambiarme de camisa porque la que llevaba estaba empapada de los sudores fríos. Y, a pesar de todo esto, tuve que terminar tomándome una medicación ya que era incapaz de tranquilizarme.

Cada cual reacciona de manera distinta, pero creo que todos aquellos que tienen una verdadera fobia hacia algo habrán sentido algo parecido. Nada similar al panorama que Liz intentar vender a sus compañeros y al espectador, y que pretender estirar al máximo, siendo hoy mismo de nuevo uno de los temas claves en la casa. En esta ocasión, recriminando a Sema lo mal amigo que fue al no defenderla tras el duro golpe que supuso en su vida haber estado en contacto con gusanos el pasado jueves.

Está claro que esto es un juego y que cada uno de los concursantes juega con las cartas que tiene u opta por ir de farol. Y, sin duda alguna, la segunda opción es el caso de Liz.

Primero pretendió convertirse en el bufón de Guadalix junto a Sema forzando la creación de una serie de videos de la casa de la guasa que no divierten a nadie. Al ver que su vena humorística no tenía futuro pasó a intentar formar carpeta yendo detrás del Míster como un perrito faldero ya que su amigo Javier Tudela pasaba de ella por completo. Pero, ni con esas logró el protagonismo que esperaba. Es más, su enorme ego fue duramente golpeado al darse cuenta que su imagen de sex symbol no tenía ningún efecto en Alejandro y que este prefería con creces a Laura Matamoros, justo la concursante que semana a semana se va convirtiendo uno de los pesos pesados de esta edición.

Ante semejante situación, las opciones de Liz eran más que limitadas. Enfrentarse a Laura o intentar derribarla a base de golpes bajos. Y fue dicho y hecho. Primero comenzó a soltar pullitas a la hija de mi compañero sabiendo que, con ella, es como echar gasolina al fuego. Pero Laura no cayó en su trampa, por lo que Liz decidió pasar poco a poco al plan B jugando con un delicado tema de Alejandro mientras señalaba a Laura como el problema en cuestión.

Liz y Laura se enfrentaron esa noche pero todavía no había logrado su objetivo ya que sus malas formas incluso pusieron a más concursantes en su contra. No quedaba más opción, había que sacar el pañuelo e interpretar el mejor papel de su vida. Y, con la lluvia de gusanos como revancha, Laura sin saberlo le allanó el camino a su enemiga.

Porque la pena vende y, en televisión, está más que demostrado. No puedo con las personas que utilizan sus lágrimas como defensa para escurrir el bulto y convertirse en víctimas. Porque me gustan aquellos que interpretan increíblemente bien su papel, pero encima de las tablas. Al igual que disfruto de una película o de un buen drama, pero en la pantalla grande. Lo demás, en la vida como en los realities, está de más. Sobre todo cuando el único fin de tu penosa interpretación es dañar la imagen de los demás. Una estrategia cobarde donde las haya.

Porque, ¿realmente pensáis que la reacción de Liz hubiera sido algo distinta si en vez de gusanos hubieran llovido del techo cucarachas o ratas?

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