Miguel entró en Gran Hermano asegurando querer mostrar al mundo cuál era su verdadera imagen, aquella que ocultaba tras su prótesis capilar y las capas de maquillaje.
Protagonizó una auténtica falla en el jardín de la casa de Guadalix de la Sierra prendiendo fuego al fiel compañero que pegaba en su cabeza para ocultar sus supuestos problemas de alopecia y, desde entonces, juró y perjuró sentirse liberado y el ganador de su puta vida. Frase que repitió hasta la saciedad al espectador, y a cada de sus compañeros mientras se arrancaba el pelo postizo entre lágrimas. Pero ahora, 3 meses después, su trillado discurso pierde fuelle por segundos…
Y es que, hace unas horas, este polémico ex-concursante de Gh17 nos sorprendía con una fotografía entrando en quirófano, en la que podemos apreciar la frente, nariz, pómulos y cuello de Miguel adornados con líneas discontinuas pintadas a rotulador que, lejos de tratarse de algún pasatiempo de `une los puntos´, dejaban patente que no hay zona de su rostro que vaya a quedar fuera del alcance del bisturí.
¿Dónde quedó su arrepentimiento por su obsesión por la imagen y la importancia de aceptarse tal y cómo es que tanto predicó durante meses? ¿Todo fue fruto de una mera estrategia para intentar hacerse con el maletín? Al parecer, su planteamiento ha vuelto a dar un giro de 180 grados porque llevar a la práctica su nueva filosofía de vida no estaba resultando productiva para su bolsillo…
“Hace 3 meses cambié mi estilo de vida, pero no es rentable a fin de mes! Hoy me someto a mi mayor cambio! Entro al quirófano. Nos vemos pronto!”
Con estas palabras Miguel se despedía de sus seguidores momentos antes de su gran transformación. ¡Lo que no sabemos es si nos resultará fácil reconocer a la nueva versión de este ex-gran hermano!
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