El “sobrepeso’’ de apellidarse Rivera Pantoja

telecinco.es 20/07/2009 13:21

“Es muy duro y pesado apellidarse Rivera Pantoja”, así empezaba una rueda de prensa minutos antes de que comenzara su nueva aventura el hijo de la tonadillera más famosa de este país quien, por suerte, está en Méjico y no ha tenido que enfrentarse al nuevo reto de su hijo como monologuista y pardillo, donde entre chistes y anécdotas aburrió al personal que asistía a su degradación como persona, por muy hijo de la Pantoja que sea.

Tiene que ser duro, sobre todo si tienes una carrera a tus espaldas y evitas a toda costa el salir en las publicaciones y programas del corazón, sin aprovecharte ni un solo minuto de esos apellidos que, según manifiestas, son un lastre para poder vivir sin tener un paparazzi a la vuelta de la esquina.

La pena es que teniendo tan solo 24 años, este joven que se ha criado a tiro de flashes tenga tan poca memoria y no recuerde que cuando a mamá se le olvidaba darle la paga se reunía con determinados periodistas para, como dice el título de la película, contar “Todo sobre mi madre” a cambio de una buena remuneración económica y, más tarde, evitaba la consiguiente bronca de la viuda más dicharachera de la nueva Marbella alegando que le hicieron una cámara oculta.

Gracias también a esos apellidos, este joven que no ha pegado un palo al agua en su puñetera vida puede recorrerse España de la Ceca a la Meca sin dejar un chiringuito o discoteca por inaugurar o a la que acudir, eso sí, pasando después por el despacho del gerente para cobrar los servicios de firmar cuatro autógrafos y posar en cinco fotografías y no por menos de 3.000 €, tal y como reconoce en sus discursos ahora televisados.

Pero lo más sorprendente no es que reconozca -aunque sea en clave de humor- que bebe en exceso, que visita asiduamente la Casa de Campo para irse de putas, o que fuma porros, sino que lo que más le molesta que digan de él es que pudiera ser homosexual, lo demás parece que se la trae floja.

Quizás sea la gran diferencia entre él y sus hermanos, los cuales han evitado vender las miserias de su familia a cambio de cuatro cubatas, beneficiarse a “chonis’’ que lo único que buscan es ser la siguiente protagonista de la portada de Interviú y contar entre el elenco de amigos a cuatro personajes de dudosa reputación. Amigos que tampoco se lo piensan dos veces a la hora de poner a grabar sus teléfonos móviles cuando Paquirrín se convierte en el alma de la fiesta y empieza a parar la circulación de una carretera en medio de un botellón o se da de golpes contra una persiana, para que toda España pueda verlo en su estado más puro.

En definitiva, que el rumbo de este nuevo cateto que intenta robar una sonrisa al telespectador lo único que produce es cierta lástima y que nos haga recordar títulos de antaño de nuestro cine español de los 70, como “Vente a Alemania Pepe “o “París bien vale una moza”. Pues, aunque no os lo creáis, yo he presenciado cómo mi propio perro o incluso mi Yaco Gris están muchísimo más dotados que el hijo y nieto de toreros para emitir sonidos y encadenar frases a modo de discurso... Pero, ¿qué se le puede pedir a un chaval que se ha educado en un entorno donde lo más constructivo que le han podido enseñar es “dientes, dientes, que es lo que les jode…”?

Para terminar, y a modo de resumen, he encontrado este vídeo navegando por Internet de Ulap2, donde Paquirrín o Kiko busca lo más vital:

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