Reflexiones sobre la obediencia ciega previas a la gran final

telecinco.es 30/03/2010 09:11

El diccionario María Moliner define "obediencia ciega" como: "La que se presta cualquiera que sea la legitimidad o razón de lo mandado". Me temo que a los concursantes de nuestro querido programa les están pidiendo obediencia ciega, en alguna medida, y no todos están dispuestos a aceptarlo. En este asunto creo que cada lado tiene su parte de razón. El programa está en la obligación de exigir que los concursantes hagan el trabajo que les encomiendan, en el cual está incluido hacer las pruebas; y es lógico que los concursantes protesten ante algunas condiciones de las pruebas así como la decisión de la autoridad, representada por eso que llamamos la organización.

El problema principal es que en algunas ocasiones es imposible superar la prueba, con lo cual entiendo la sensación de frustración de los concursantes ante una situación injusta. De esa sensación puede derivarse el poco ánimo a la hora de realizar la prueba, dada la imposibilidad de superarla. Esto se entiende fácilmente y a continuación pondré un ejemplo esclarecedor de lo que intento explicar. Ahora bien, está claro que de ahí a faltar al respeto a los responsables del programa va un trecho importante e insalvable. No es algo que hayamos visto en el directo aunque por lo comentado por sus compañeros parece que algunas reacciones de Ainhoa han sido especialmente duras e intolerables para con Pepa y el equipo de personas que trabajan día y noche en Guadalix mimando a los concursantes la mayor parte de las veces. También otros concursantes han podido incurrir en descalificaciones hacia ese equipo de personas. Siempre me ha parecido extraño que los concursantes falten al respeto a quienes podríamos llamar sus jefes. No es algo que harían en su vida normal, teniendo en cuenta que aquí cualquier cosa comentada va a ser escuchada por ellos. Por tanto, bien podrían cortarse un poco y considerar prioritario no faltar a los jefes en 'su cara'.

Hecha esta salvedad sobre dónde debería estar el límite de la crítica o la protesta de los concursantes, debo intentar entenderlos en su postura. Para ello tomaré como ejemplo la prueba de la pasada semana, esa en la cual debían pasar varias horas al día sobre unos zancos y sin poder plantar el pie en el suelo. No era la primera vez que planteaban la misma prueba, pues ya la habían pasado los concursantes de la décima edición. El sobre contenía la condición para poderla considerar superada de que no podían tocar el suelo más de diez veces entre todos los habitantes (diez personas en ese momento) durante toda la semana. Un solo fallo por persona en toda la semana daría la prueba por perdida. Ante esas condiciones es lógico que se entienda como imposible superar la prueba, y aún así vimos como siguieron intentándolo.

Ellos sabían cuáles eran las condiciones para superar la prueba porque habían podido leer el contenido del sobre mirándolo al trasluz, por lo cual el 'súper' tuvo la ocurrencia de pedirle a Pepe el día de finalización de la prueba que leyera de esa forma el sobre. La prueba no fue superada y no pudieron hacer una compra normal con el presupuesto completo para poder comer razonablemente bien la siguiente semana, además de disponer de tabaco los concursantes fumadores. El silogismo es claro: 1) Les ponen una prueba imposible de superar; 2) Si no superan la prueba no tienen comida la semana siguiente; 3) Ergo, les ponen la prueba para que no tengan comida.

Ya sé que esto no es así siempre, y he criticado más veces al programa por ser blandos a la hora de valorar si merecían pasar la prueba o no. Ese equipo cuenta con un handicap porque hagan lo que hagan siempre nos parecerá mal. Si les dan injustamente por superada la prueba de las descargas eléctricas diremos que se han bajado los pantalones, pero si hacen cumplir estrictamente la prueba de los zancos sin valorar el esfuerzo diremos que son duros e implacables. El problema está, según mi modesta opinión, en que algunas pruebas son imposibles de superar, lo cual me hace entender y simpatizar con la otra postura. Estoy de acuerdo en que son unos estrellones, como les decía Pepa ayer (según parece), pero ¿quién no tendría tentación de dejar de hacer una labor habitualmente correspondida con una recompensa si sabemos a priori que no lo lograremos?

Esta semana hicieron el plante porque para conseguir el kilo diario de un alimento básico debían hacer ensayo durante seis horas al día, tres por la mañana y tres por la tarde. El ritmo parece excesivo y poco recomendable, por lo cual depende de la generosidad de quien haya de tomar la decisión si se lo dan o no. En la medida que es imposible o muy difícil de realizar la prueba estamos ante un criterio arbitrario que trasciende la propia ejecución de la misma. Así un día les dan el kilo de queso parmesano pero al día siguiente les niegan el de café. A partir de ahí se produce el plante que el programa interpreta como un pulso de los concursantes, mientras estos reclaman una justificación de por qué un día les dan el kilo del alimento elegido y al día siguiente no. Volviendo al principio de mi exposición, el programa entiende que sus empleados deben hacer lo que les mandan con obediencia ciega, y estos son reticentes a hacerlo si no aprueban la razón de lo mandado.

A partir de aquí podríamos plantear el debate de hasta que punto están obligados a hacer las pruebas o es potestad del concursante elegir no hacerlas prescindiendo de la recompensa. El resto de semanas consiste en el presupuesto para la compra semanal, siendo en esta última semana de estancia en la casa la comentada del kilo diario de un alimento básico. ¿Pueden o no decidir prescindir de la recompensa y voluntariamente no realizar la prueba? Parecería razonable que así fuera, sin que recibieran la bronca por no cumplir con su trabajo, como sucedió ayer. Aunque no nos enteramos de casi nada, parece que uno a uno les pidieron que se disculparan con el programa por el plante llevado a cabo un par de días de esta semana, tras no recibir el café. A algunos les pareció mal que otros compañeros se avinieran a pedir perdón dado que la decisión del plante fue tomada de forma unánime. Pepe, por ejemplo, consideraba que debían ser coherentes y mantenerse en su postura, mientras Silvia optaba por pedir las disculpas solicitadas, lo cual provocó un nuevo punto de fricción en la casa que superaron con prontitud.

Lo que no puede ser es no querer hacer la prueba por las razones que fueran y luego pedir tabaco a la organización. Aunque quizá el error sea que el tabaco sea suministrado dentro de la compra semanal. Debería limitarse la compra a alimentos, buscando un modo razonable de suministrar tabaco a los fumadores, considerando que la adicción al tabaco es una enfermedad. Esta temporada nos enteramos por los italianos del intercambio (Carmela y 'el Pitbull') que allí dan a cada concursante siete cigarrillos al día, no tengo claro si solo a los fumadores o a todos. De ese modo se aseguran resolver el problema de los fumadores sin mezclarlo con todo lo demás. Escenas como la de Ainhoa el pasado domingo, llorando y blasfemando en la cama por la falta de tabaco no se hubieran producido con soluciones como esta, aunque también se perdería un importante punto de fricción entre habitantes, todo un clásico del programa.

Ayer Pepe barruntaba lo que les puede venir hoy. La fiesta que es cada gala, y especialmente la de una final, no se debería ver empañada por el mal rollo provocado por esta discusión entre partidarios o no de la obediencia ciega. Aunque visto de otro modo, está claro que todo esto es un plus de interés para el programa de esta noche, donde pueden saltar auténticas chispas ante lo que es un plante de concursantes sin muchos precedentes. Ya sabemos que concursantes de las ediciones primera, quinta y séptima estarán hoy en la casa apoyando a los compañeros de edición candidatos al triunfo de GHR (Berrocal lo llama 'Gran Hermano: el Recorte', de presupuestos, se entiende). Me río pensando quiénes acompañarán a Pepe y Raquel, teniendo en cuenta que no hay mucho dónde elegir. Salvo el bueno de Dayron, de quien ha hablado mucho Pepe estos días, no se me ocurre nadie más, si bien la relación del madrileño con Raquel Abad terminó siendo sorprendentemente buena. También tengo gran curiosidad por saber quiénes irán de las otras dos ediciones.

Durante esta edición especial, que poco ha tenido que ver con las tradicionales del programa, me ha faltado hacer algunos de mis post fijos desde hace años. No he podido hacer carta a los Reyes Magos para los concursantes, porque aún queda muy lejos la próxima Navidad. Tampoco he hecho un post con mis primeras (o segundas) impresiones, porque todos los que participaron son viejos conocidos de todos nosotros y hace mucho tiempo que tuve las primeras impresiones (y las segundas, terceras o muchas más). Me enganché a este programa cuando llevaba un par de semanas, allá por el mes de mayo de 2000, y desde entonces he seguido todas las ediciones, compartiendo la experiencia día a día. Salvo en la segunda edición, que solo seguí a través de galas y diarios, he mantenido mi atención sobre eso llamado "vida en directo", cada vez más maltratado, es decir, la emisión en directo a través del medio que fuera (televisión o Internet). Esta atención, compartida por tantos buenos aficionados al programa, nos ha facilitado ver con otra perspectiva la experiencia propuesta desde el pasado 3 de febrero.

Sí me hubiera gustado haber hecho una anotación de aquellas en las cuales pretendo ver lo mejor de cada concursante, lo que suelo llamar en positivo. El ritmo de incorporación de parejas al concurso me ha puesto difícil hacerlo con los casi treinta concursantes, pero me gustaría hacer hoy un apunte con los seis finalistas. Vamos a ello:

Nico: Este es un personaje tan inaguantable como valioso para un reality. No tiene medida ni capacidad ninguna para pensar de forma mínimamente racional, pero esto es tan bueno como malo en él. Igual puede tener reparo en quitarse un pantalón en la cena de gala que les dieron el domingo como luego realiza la prueba en las cintas vestido con un minúsculo slip. Es auténtico, para bien y para mal.

Ainhoa: Es impulsiva y sabe que ahí radica parte de su atractivo, lo cual no hace sino promover esa parte de su personalidad. Durante la segunda mitad del concurso le ha podido la negatividad, lo cual ha tirado su imagen por la borda. A pesar de ello, la seguiré recordando como la chica atractiva y valiente de la quinta edición, así como intentaré mantener en mi memoria los mejores momentos que vivió durante estas semanas con Almudena o sus tonteos con Pepe. Su mayor defecto puede ser considerar que no se equivoca nunca, aunque aún tengo la esperanza de que cuando se vea y pueda analizarlo todo con calma reconozca que se ha equivocado. Y mucho.

Silvia: Me reí con ella el domingo, mientras le contaba a Jorge una serie de animación que ve por Internet, si no entendí mal. Lo cierto es que no la logré entender mucho porque no paraba de reír mientras hablaba, pero me pareció súper divertida. El caso es que tiene una sonrisa agradable y se ha adaptado con celeridad al grupo. Lo siento mucho pero no se me ocurre nada más positivo que destacar.

Jorge: Ha sido una sorpresa para quienes le veíamos poco más o menos como el bufón de la primera edición, o edición sin número, según dice Pepe. Es culto, con multitud de intereses en muchos ámbitos, y sus charlas sobre cine o cómic me han parecido de lo más interesante. Tiene un gran sentido del humor y hasta diría que una vis cómica importante, sabiendo la mayor parte de las veces hasta dónde debe ir y cuándo detener la broma. Ha sido una agradable sorpresa y un placer reencontrarme con el 'pierna encima', que ayer hablaba maravillas de la película 'Up' y el niño explorador que la protagoniza. Me encantaría ver su reacción cuando vea nuestra cartelera del pasado viernes.

Raquel: Tienen razón quienes la critican por ser un mueble, quizá sea de las personas más introspectivas que he analizado en este programa. Es capaz de detenerse durante minutos en la misma página de una revista plagada de fotos, lo cual me hace valorar su capacidad analítica o tal vez su paciencia. En su favor diré que me ha parecido divina en sus estilismos esta temporada, que la he visto compartir charlas y aficiones comunes con Amor o Ana Toro, lo cual me indica que necesita tener cerca gente que la motive. Y discrepo completamente de quienes la han puesto de marioneta en manos de Pepe. En su edición, tanto como ahora, ella ha mantenido un criterio fijo y personal en cuanto a las nominaciones. Jamás hizo lo que nadie le decía, y en este caso ha sido su compañero quien cedió en alguna ocasión a lo que prefería, si bien ella le preguntó siempre "¿qué tal le va a lo tuyo?".

Pepe: No me parecería justo destacar lo bueno de este concursante porque es algo que he venido haciendo durante muchos días. Solo destacaré que por encima de su buen hacer en el juego, o lo interesante de su conversación, o el indudable atractivo personal que le ha vuelto a hacer protagonista de esta edición de reencuentros, lo que más destaco en él son sus valores. Y lo testarudo que es a la hora de defenderlos.

Dedicado a Pepe, el usuario HarperLee nos dio a conocer ayer esta preciosa poesía titulada "Ladrar a la luna", del dramaturgo y poeta español Marcos Zapata, que tengo el gusto de compartir hoy:

Es la hora de ponernos en modo de espera hasta la gala final de esta noche. No quisiera hacerlo sin expresar mi agradecimiento a todos por haber seguido ahí durante estos días. También gracias a Jordina por sus correcciones siempre oportunas y necesarias. Y, como siempre, gracias a mis jefes de Telecinco por hacerlo todo tan fácil.

[Dejo la última cartelera de la temporada, con Pepe Herrero 'Gladiator' y mi agradecimiento a Montse por su desinteresada colaboración tanto como a todos aquellos amigos que tuvieron la deferencia de hacer algún comentario amable sobre estas series de carteles cinematográficos tuneados].