Una Aída más comedida y profesional paga sus errores del pasado

telecinco.es 10/02/2017 10:29

Comienza la vida después de Aída en la casa de Guadalix. No ha pasado ni media hora desde el final de la gala y están todos en sus camas. La vida acabó hasta mañana. Ha sido una gala intensa y llena de emociones. Se ha salvado Alejandro, ha sido expulsada Aída y se les ha retirado el derecho a nominar porque están todos nominados disciplinariamente. Muchas cosas que comentar, pero estos concursantes prefieren dormir. Es el signo de los tiempos. Así lo ha querido la audiencia votante. Esa que ha querido castigar a Aída haciéndole pagar errores del pasado, aunque en realidad se están castigando ellos mismos y hieren de gravedad esta edición de famosos. Es como si le hubieran puesto un rótulo que reza lo siguiente: R.I.P. GHVIP 5.

Y todavía me preguntan por qué apoyo a Aída Nízar. No sé bien qué significa apoyar, sencillamente agradezco su imprescindible labor. Imprescindible para no morir de aburrimiento y evitar la amenaza de cierre de la casa por falta de actividad. Hace una semana vivíamos un postgala largo, apasionante y divertido. Anoche todos dormían poco después de terminar la gala. Muchos repiten el argumento absurdo de que jamás se llevarían a casa a esta concursante porque es imposible convivir con ella. Como si tuviéramos que convivir con aquello que nos gusta y entretiene en la pequeña pantalla. Es como si a un admirador de la película ‘El silencio de los corderos’ le decimos: Sí, ya, pero ¿a que no te llevarías a casa a Hannibal Lecter? Pues claro que no. Entre otras cosas menores porque dicen que padece de halitosis.

Se saldan ahora con Aída cuentas de su pasado. Pero en estas dos semanas he descubierto una Aída más profesional y menos malvada. Su dominio de la escena es impresionante. No reconocer que estamos ante un monstruo televisivo sería mezquino. Es una máquina incansable de fabricar espectáculo. Me parece justo reconocer que llegó cuando esta edición languidecía en medio del bostezo general de la audiencia y en dos semanas ha cumplido su labor con creces. Si fue llamada para levantar esta edición y evitar su muerte prematura no ha defraudado. Aída ha conseguido que los más fieles llevemos pegados a la ventanita del directo dejándonos arrastrar por la pasión, como debe ser. Me lo decía el otro día una buena conocedora de este programa: “Se nota que estás viviendo el concurso como en los viejos tiempos”. Es cierto. Con Aída sí.

No ha valido de nada que haya sido un revulsivo para el programa, o que haya logrado hacer despertar a una cuadrilla de concursantes perezosos, tan solo preocupados por dejar pasar el tiempo e ir incrementando sus ingresos. La mala fama de Aída ha pesado más que todo eso. Tampoco se ha sabido valorar que hemos contemplado a una nueva Aída, más contenida y humana. Por mucho que sorprenda, la he visto sujetando a Alejandro Abad, al que ha dado oportunos consejos. He visto más cariño y lealtad entre estos dos concursantes que en todas las falsas carpetas que nos están intentando vender. La Aída polémica y justiciera, cuyo ego parecía no caber en todo Guadalix, deseaba anoche que fuera Alejandro el menos votado y lo celebraba como un triunfo propio. Luego, en su despedida de la casa desde el plató, Aída tomaba la palabra con su incontinente verborrea habitual, pero no hablaba de ella sino de Alejandro. Definitivamente se trata de otra Aída.

Toño Sanchís fue castigado por la audiencia votante a petición de una princesa del pueblo que se resiste a ser destronada. A Aída le han pasado ahora la factura de pecados del pasado. No se ha juzgado su concurso sino un historial añejo y casi olvidado. Si vamos a valorar a los concursantes por aquello que conocemos de ellos mejor cerramos el chiringuito y votamos ya para elegir un ganador. Pero la audiencia es soberana y se hace el moño donde le da la gana. El aburrimiento volverá a la casa después de Aída, que anoche demostró su dominio escénico en su entrevista con un Jordi González desbordado por su personalidad.

La indómita Aída se enfrentaba al público del plató como representantes de la audiencia que vota. Jamás debe un concursante enfrentarse al público, pero ella lo hacía con un histrionismo que engancha. El encendido monólogo posterior, defendiendo que ha sido injustamente expulsada, ya forma parte de la historia de este programa, ocupando sus anaqueles de oro. La cámara quiere a Aída y si no la quisiera ya se encargaría ella de que lo hiciera. Con la fuerza arrolladora e incansable que atesora le preguntaba a Tonino Lamborghini, padre de Elettra, si la concursante no era su sorella (hermana). Hilarante diálogo que hacía olvidar la tensión vivida un rato antes, cuando el hijo del fundador del imperio Lamborghini propinaba un manotazo a su esposa, que intentaba calmarlo.

El bochornoso momento del manotazo no debió producirse nunca. Tampoco debió permanecer el padre de Elettra en plató tras una actuación tan lamentable. Compadezco a Jordi por su complicado papel de ayer. Leerá el lector en algunos medios hoy que este tipo pidió perdón, pero es mentira. Dijo que lo lamentaba y después se justificó por ser un padre sufridor. Si cualquier otro defensor de un concursante profiere semejantes gritos y da un manotazo a la persona que tiene al lado (sea quien sea) seguro que habría tenido que abandonar el plató. A este tipo se le permitió que siguiera ahí sentado, haciendo publicidad de un libro sobre su familia.

Viendo al padre se entiende mejor lo de la hija. A los dos se les dibujaba una sonrisa en la cara viendo su lamentable actuación en la casa. A pesar de ello, el único reproche al grupo fue para Alejandro por sonreír viendo un resumen apresurado de lo sucedido en los últimos días, que explica la nominación disciplinaria de todos. Me pareció muy injusto el ‘súper’. Sus palabras pueden tener una enorme influencia en la audiencia, especialmente entre el público galero (que solo ve las galas). Debería haber hecho extensivo el reproche a Elettra o Aly, a quienes también vi sonreír. Especialmente a Elettra, que poco después afirmaba: “Lo veo y no me da vergüenza. Así soy yo cuando una persona me toca las pelotas”. Solo acertó a justificarse, en eso también es igualita que su padre.

Aunque, en realidad, la risa no debería ser nunca ofensiva. Como han estudiado filósofos, antropólogos y etólogos, la risa puede ser una especie de mecanismo de defensa frente a la desdicha. Aristóteles y Platón se mostraron poco amigos de la risa como concepto opuesto al esfuerzo. Sin embargo, Chamfort afirmaba: “De todas las jornadas, la más desaprovechada es aquella en la que no hemos reído”. Aunque tal vez fue Nietzsche quien mejor lo supo explicar cuando decía: “El hombre sufre tan terriblemente en el mundo, que se ha visto obligado a inventar la risa”. A veces reímos por no llorar. Debería apuntarse esto el ‘súper’. Alejandro ríe más que nadie en esa casa. Sus risas con Toño o Aída han molestado en ocasiones a algunos de sus compañeros. La risa es curativa. Deberíamos reírnos hasta de la risa misma.

No cuestiono que la nominación disciplinaria sea justa, pero me parece ineficaz. La explicación dada es convincente. Decía Jordi González: “Tan culpable es el que protagoniza el conflicto como el que se esconde de él”. Es decir, no es mejor la postura de Ivonne que la del resto, permaneciendo apartada cuando están enfrentados discutiendo porque más de media casa ha leído el blog de Alejandro. Puestos a hablar de culpables, estoy completamente de acuerdo en culpabilizar a los que rehúyen del conflicto. Ahora bien, también entiendo el pasmo de quienes consideran más punible la actitud de Elettra o Aly que la de Emma o Sergio. Las decisiones salomónicas siempre son discutibles. La intimidad de Alejandro es violada, pero reciben idéntico castigo quienes leyeron su blog que él mismo. Resulta complicado de entender.

Aceptando que todos tienen parte de la culpa y merecen por igual la sanción, el problema es que la naturaleza comunitaria de la misma le resta efectividad. Tenemos la reciente experiencia de GH 17, donde la eficacia de esta medida fue nula. Horas más tarde estaban todos igual de enfrentados otra vez. No eran conscientes de por qué se había producido la sanción. Es como castigar a un perro a destiempo. El castigo general es interpretado por la comunidad como algo inevitable. Todos piensan que no está de su mano evitar un comportamiento punible en el grupo. Por eso no es previsible que nada vaya a cambiar. Viendo el lado positivo de la medida, están a tiro concursantes que no lo hubieran estado posiblemente nunca, o no hasta mucho más avanzado el concurso. Aless solo había sumado un punto en todas las nominaciones. Ahora está nominado. La ocasión la pintan calva, dice una frase popular.

La nominación grupal hace peligrar al enemigo común. O sea, Alejandro Abad. Enfrentado con el grupo puede pasar que todos vayan a por él y acabe aquí definitivamente la edición. Tras las expulsiones de Toño, Alonso y Aída (Tutto está muy bien expulsado) imposible confiar en el buen criterio de la audiencia. Confiaré por tanto en la divina providencia. O algo. Salvar a Abad pasa por concentrar el voto. En caso contrario puede ser el próximo en salir. Mi primer impulso pasó por desear ver a Elettra fuera y que así viera Tonino a otros reírse de la expulsión de su hija, como hizo él anoche al saberse que era Aída quien debía abandonar la casa. Pensándolo mejor, es posible que en breve se abra el proceso de repesca. En GHVIP 4 fue en la gala 8, que es justo la próxima. Ante la posibilidad de que la audiencia decida reparar este desastre y hacer que Aída vuelva a la casa, prefiero que la reciba Elettra y comprobar si explota de rabia o le mete dos yoyas nada más entrar. Por tanto, creo que lo más sensato es concentrar el voto en Aless Gibaja, que no genera grandes simpatías en buena parte de la audiencia.

Al terminar la gala, en el pequeño rato que transcurrió antes de que fueran a dormir, hicieron todos un pacto. Juntando sus manos en la cocina, acordaron no volver a hablar de Aída como demostración de la voluntad de partir de cero e intentar empezar de nuevo, como les pidió el ‘súper’. No pasaron ni diez minutos y Elettra era frenada en el cuarto de baño en su intento de hablar mal de Aída. Un poco más tarde estaba Daniela (en la cama, eso sí) llamándola “bichi” o “bitchy” (maliciosa). Justo después el plano era para Marco, que se refería de forma crítica y despectiva a Aída hablando de “otra persona”. El pacto fue puro paripé, más falso que un euro de madera. No hay ninguna voluntad de cambio y estoy seguro de que Elettra intentará cumplir su amenaza de hacer pasar a Alejandro la peor semana de su vida.

Cuando digo la expresión “más falso que un euro de madera” podría decir, en realidad, más falso que Ivonne Reyes. Creo que no he conocido concursante más falsa en las más de 20 ediciones habidas (entre convencionales y VIP). Finge todo el rato y es una pésima actriz. Anoche estaba Sergio tumbado en su cama y ella sentada a su lado. Repitió con insistencia sospechosa que ese cuarto es más bello, cálido, acogedor y alegre que donde ella duerme. Está claro que esperaba escuchar de Sergio la invitación de cambiar de habitación, o incluso que le ofreciese acomodo en su propia cama. Sergio debió darse cuenta también, pero hizo oídos sordos. Queda una semana para que venza el plazo de quince días. La cuenta atrás del anunciado beso ha comenzado, aunque apuesto que adelantará la fecha. No olvidemos que están ambos nominados.

Moleskine del gato

El blog de Alejandro que casi todos leyeron sin deber fue publicado al fin. Nada que ver con lo que nos habían contado. Al texto le sobran un par de comentarios viejunos que huelen a machismo trasnochado. Por lo demás, el análisis de sus compañeros es impecable. Suscribo casi todo, salvo lo que ya he señalado y me parece evidente. Puedo entender la rabia de Marco y compañía porque les disecciona con gran precisión. Y las verdades duelen.

Eché en falta ver en la gala algunas de las perlitas de Irma Soriano. Aquello de que los servicios sociales le quitarían el bebé a Aída si lo tuviera. O todavía peor cuando la despreciaba por tener 41 años y no tener marido ni hijos. Una mujer puede ser completamente feliz y sentirse realizada sin tener hijos. Las palabras de Irma son muy desafortunadas y pueden hacer un daño inmenso a muchas mujeres sin hijos porque no pueden tenerlos.