Como unos calcetines girando en la lavadora

telecinco.es 11/11/2014 08:32

La imagen de Vitín y Alejandra mirando la lavadora es todo un símbolo. En esta edición de Gran Hermano ha estado girando todo continuamente como unos calcetines en la lavadora durante casi dos meses. A quien veía bien hoy mañana tendría todas las papeletas para aborrecer y también justo lo contrario. El maletín no es que se fuera acercando y alejando de algunos concursantes sino que parecía estar gravitando sobre ellos con un movimiento errático y descontrolado. Sin embargo, ahora parece como si los calcetines de esa lavadora hubieran parado de girar. Creo que eso debe ser lo que miraban estos dos concursantes. Decía Jesús Quintero: “Algunas veces apago la tele y empiezo a mirar la lavadora. Puestos a ver programas automáticos, prefiero los de la lavadora. En la lavadora la suciedad se quita, en la televisión se pone. La televisión da vueltas y vueltas a los mismos temas de siempre y nos deja la conciencia sucia”. A ver si va a ser que pretendían lavar conciencias. O algo.

Nuestros queridos habitantes andan de pájara, un tanto desorientados y descansando después de tanta agitación. Tanto girar y girar sin parar termina cansando. También influye que la prueba semanal les tiene hartos y aburridos, lo cual transmiten a la sacrificada audiencia que les ve en directo. En realidad somos unos benditos que nos conformamos con muy poco. Ponga aquí una discusión con empujón, allí dos chicas que rivalizan en todo y de remate la historia de un amor complicado. Bien presentado resulta un menú más que apetitoso. Ayer mismo disfruté con una larga conversación, que pudimos seguir con las correspondientes interrupciones, en la que Azahara iba indagando en la vida amorosa de algunos de sus compañeros. Gran idea la de Azahara.

Tal vez lo más llamativo sea que Jonathan explicó con cierto detalle la historia breve, pero intensa, de su relación con la “personita” de fuera. Es la misma chica con la que ha hablado el programa y nos trasladaron en el debate un resumen de sus impresiones. Ella dice que ni Jonathan es su novio ni está enamorada de él. Y luego usa uno de esos símiles poco delicados si los aplicamos a seres humanos, algo así como que si a una persona no le gusta el arroz, pero se lo ponen delante cada día, al final lo termina catando. Perdone el lector que no sea textual, pero es un símil tan vulgar que no me apetece ni repasar para ser fiel a su textualidad.

Se supone que Yoli es el plato de arroz. Bueno, menos mal que no dijo que era un plato de arroz podrido o algo así, porque desde luego amable no es el comentario. Si hay que seguir ese hilo, diría que el chico con el que pasó tres intensas semanas antes del 18 de septiembre, especialmente intensa la última cuenta él, igual no es lo suficientemente maduro para necesitar de ese arroz. Por eso cada vez que lo ha catado, solo sea que se lo acercó a la nariz para comprobar su aroma y apenas lo rozó con su lengua, fue por puritito placer. No vaya a ser que a su ‘no novio’ le guste andar picoteando por aquí y por allá. O tal vez sea más bien como el perro del hortelano en versión cereal, que ni come el arroz ni deja comerlo.

Jonathan aprovechó que Alejandra y Yoli andaban en el pabellón de pruebas subidas a un supuesto avión para contar su historia, y la audiencia en la casa fue creciendo hasta conseguir un notable éxito de crítica y público. Azahara ayer se ganó el sueldo más que la mayoría de concursantes, que anduvieron vegetando. Tengan cuidado no les vaya a comer la malagueña, que ella tiene debilidad por todo lo que sea vegetal. Rivalizando con la historia de la “personita” de Jonathan estuvo el relato más explícito que hizo Paula de la parte más sexual en una de sus últimas relaciones. Le faltó escenificar el tema en plan Kamasutra, aunque a punto estuvo. Pero mi relato favorito fue el de Vitín.

Contaba el de Carabanchel que ha tenido tres relaciones importantes. La primera fue una clienta de la tienda de telefonía móvil donde estuvo trabajando y así fue como se conocieron, a la tercera la conoció mediante una red social, ¿y la segunda? Ahí está el tema, que de la segunda el primer recuerdo que tiene es cenando en un restaurante. Digo yo que antes de eso se tendrían que conocer de algún modo, lo cual preguntó y repreguntó Azahara sin obtener una respuesta satisfactoria. “No me acuerdo de cómo nos conocimos”, decía Vitín. Vamos a ver, alma de cántaro, si me dices que has conocido a más de mil mujeres, como contaba José Coronado hace unos años, se puede explicar que de algunas no recuerdes ni dónde las conociste ni siquiera cómo se llamaban. Ahora bien, ¡con solamente tres! Por el amor de Dios, esa memoria me preocupa.

No quisiera pecar de mal pensado, pero he de decir que dudé en varias ocasiones de que el relato de Vitín fuera completamente auténtico. No solo por el hecho de no recordar algo tan básico como de qué manera conoció a una de sus tres conquistas, sino también por todo lo contrario. Es decir, igual de poco creíble me pareció el relato prolijo y cargado de detalles de su primer encuentro con la chica de la tienda de móviles. Ni calvo ni con tres pelucas, ¿sabes o no? Y tal.

Por otra parte, las cosas caen por su propio peso casi siempre. Bueno, alguna ley de la física dice siempre, pero debemos tener en cuenta que esta máquina centrifuga a su manera y con ritmos distintos a los de la lavadora, que es mucho más fría y mecánica. Fran ha pasado varios días apartado del resto, urdiendo su hilarante proyecto de ONG y convenciéndose de que no necesita al resto de seres humanos que le rodean para seguir viviendo en esa casa. ¡Meeec! Error. No diré que sea tan necesario como respirar, pero es imposible mantener durante mucho tiempo ese aislamiento por decisión propia y no forzado por las circunstancias. No fueron sus compañeros quienes le sometieron al ostracismo de los últimos días, sino su propia decisión, probablemente más decepcionado consigo mismo que con los demás.

Ayer se relajó y comenzó a relacionarse normalmente con el resto. He de decir que fue más mérito de los demás que suyo porque vi totalmente receptivos a quienes se habían erigido en sus principales enemigos. Tanto Omar como Alejandra se dirigieron a Fran con normalidad, casi como si no hubiera pasado nada, lo cual debería agradecer. Que lo hagan después de su esperpéntico papel en la fiesta del pasado martes tiene un mérito especial, y que Alejandra estuviera hasta cariñosa con él mucho más. Lo cierto es que Fran no ha dado una desde el comienzo. Como he comentado en diversas ocasiones, se empeñó en hacer sonar un viejo guitarrón desafinado y casi dos meses más tarde no ha logrado sacarle ni un acorde.

También es cierto que algunas cosas las hemos exagerado, o probablemente no hemos reprimido nuestro impulso de censurarlas sin más análisis por tratarse de Fran. El pasado jueves, después de la gala, se encargaba de indagar sobre quiénes de sus compañeros les habían nominado. Lo vimos mal entonces y pensamos que eso de preguntar por las nominaciones de los otros está feo. Pero no puedo dejar pasar decir que en este caso es diferente. Recordemos que Fran y Luis fueron los últimos en nominar. Bien es cierto que fueron los propios concursantes quienes pactaron el orden en ir a la sala de confesiones para hacerlo, también es verdad que desconociendo en ese momento el resto de detalles.

Consistían en unas nominaciones a la cara en la que los primeros tenían la ventaja de enterarse de los votos de todos los demás, y el resto iban nominando desconociendo lo que habían decidido los anteriores. Es decir, el sistema logra que los últimos en nominar no tengan la ventaja inmensa de poder modificar su voto a propia conveniencia de acuerdo con lo dispuesto por sus compañeros. Y, al mismo tiempo, es injusto en la medida que deja a unos con más información que a otros. Por eso podemos decir que Fran lo que hizo fue intentar corregir esa injusticia. Omar tenía más información que él sobre lo sucedido en el ‘confe’ a la hora de nominar. La forma más sencilla de solucionar esto era preguntando, y así lo hizo Fran.

Ahora que recuerdo este episodio del jueves pasado, caigo en que dejé sin comentar una genial decisión, de esas que dan buena cuenta del cuidado hasta el detalle con el que está hecho este programa. En las galas anteriores, los concursantes que no se exponen a la expulsión regresan a la casa antes de que el ‘súper’ llame a la siguiente pareja para que tome su decisión. Esto supone que los segundos o terceros en ser llamados cuentan con una información que puede ser en alguna medida útil: la decisión del contrario. Sin embargo, en esta gala la mecánica fue ligeramente diferente. Primero entraron Fran y Luis, se expuso el primero y el otro no volvió de inmediato a la casa sino que quedó aguardando en el salón de pruebas. Luego entró Paula, quien no tenía que tomar decisión alguna. Y, finalmente, Omar y Vitín.

Tanto Fran y Luis como Omar y Vitín tomaron su decisión desconociendo la del contrario, lo cual no solamente es justo sino que había alguna posibilidad de que ayudase al espectáculo, que en definitiva es lo importante. Es decir, Luis y Omar podían tener duda de si finalmente el otro tenía la valentía de sentarse en el banquillo de los nominados, y animarles a hacer lo propio. Si ambos lo hubieran hecho habría ganado el espectáculo, como digo, puesto que tendríamos este jueves un duelo en la cumbre en lugar del sucedáneo resultante. Y si solo uno de ellos se llega a exponer hubiera ganado muchos puntos.

Pongamos por caso que Luis decide sentarse a esperar si Omar se atreve a medirse con él. Está claro que el gesto habría tenido alguna recompensa por parte de la audiencia. De hecho, creo que en ese caso se habría salvado con total seguridad de la expulsión. Lo mismo si Omar, tras haberse sentado Fran, atiende la sugerencia de Milá sobre las cuentas pendientes que tiene él y no Vitín, decidiendo sentarse junto a Paula y Fran. También en este caso creo que la maniobra podría haberle salido bien. Omar fue el más torpe en este caso, porque él más que nadie necesita un golpe de efecto de ese tipo.

Luis acababa de librarse de una nominación, lo cual siempre da fuerza, mientras que Omar ha visto como su entorno se iba desmoronando con las expulsiones de Lucía y Alfredo. Presentarse ahora como un romanticón, lo cual hizo ayer en la conversación promovida por Azahara de la que hablé antes, no es suficiente. La única forma que tiene Omar de tener opción de librarse de la expulsión cuando quede nominado es un golpe de efecto como el que tuvo ocasión de dar el jueves, lo cual fue interpretado por muchos de forma rematadamente torpe.

Paula y Luis escenificaron anoche el segundo acto de una función que comenzó el pasado sábado. De nuevo vi a Paula con irrefrenables ganas de contar a Luis algo que este teme escuchar. Anoche la cosa avanzó notablemente, lo cual me hace pensar que no queda nada para el desenlace de esta historia en un hipotético y futuro tercer acto. Quiero decir que anoche Luis sí le preguntó por aquello que le atormenta, le inquieta y le perturba (como diría Esperanza Gracia) a su amiga Paula. Gran avance si consideramos que mi queja de ayer respecto a la conversación del sábado es que Luis había evitado incluso preguntarlo. Paula no se animó a soltarlo, no sé si le hace falta tiempo o una fiesta con alguna botellita de agua con misterio, como dicen los de Sálvame. Si tuviera que hacer un balance comparativo a lo sucedido dos días antes, diría lo siguiente: Luis afirmó que no llama amigo o amiga a nadie que no sea realmente especial e importante en su vida. Además, ambos se despedían antes de dormir diciéndose lo mucho que se quieren. Ya sé que ambas cosas cuadran entre dos amigos, al menos bastante más que los refregones que se meten debajo del edredón.

Lo de los refregones también debemos entender que está relacionado con la falta de sexo flagrante que hay en esa casa, los más de cincuenta días que llevan ahí dentro y la parte más animal que controla ciertos instintos en el ser humano. Me preguntaba una amiga no muy seguidora del programa hace unos días que por qué hay tan poco sexo en la casa y si esto ha sido siempre así. Entonces yo le hablé de Indhira y Arturo, ya tú sabes.

Lo cierto es que en el norte de Europa, tal vez por tener una cultura y una moral distinta, las cosas son de otro modo. También en otros países del mundo, donde hay menos contención entre los concursantes. Es algo que me da cierto pudor comentar siempre, posiblemente por lo mismo que andan contenidos los concursantes, pero el calentón que lleva Yoli es importante, por no hablar de ese Jonathan al que se le olvida su gitana en cuanto tiene sus manos amasando muslo y cadera de la ‘chiquichuela’.

Tampoco sé de qué diablos nos extrañamos. Los dos están de buen ver y mejor tocar. Pues vean y toquen señores. O se animan o terminarán ardiendo en combustión espontánea. Quiera el destino que sea lo primero.

Moleskine del gato

Termino de forma escueta, con el dilema de la respuesta al imbécil agresivo: Si se le contesta, cree que se le dio importancia; si no, cree que se le dio la razón.

Y ya no estoy.