Clara intenta abandonar la casa tras intimidar a Bárbara
Llueve sobre mojado. Clara ayer volvió a intimidar a otra concursante, igual que hizo hace días acercándose a Adara en actitud amenazadora, arrinconando a esta compañera e impidiendo su paso. Esta vez se acercaba como una flecha a Bárbara, que se mantenía clavada al suelo, sin moverse un centímetro y evitando cualquier aspaviento. Clara ponía su rostro a escasos centímetros del de su compañera de encierro y la señalaba con sus manos, todo ello con mayor ímpetu y energía de la que sería aconsejable una vez más. La vez anterior dije en descargo de Clara que su gran envergadura agravaba la sensación intimidatoria, lo cual provocó que muchos la defendieran diciendo que la estaba acusando de tener mayor estatura que su oponente, de lo cual no tiene culpa. Parecían querer decir que este humilde cronista tiene ojeriza a los altos, ridiculizando así mi tesis. Una tesis que, curiosamente, esgrimen ahora sin parar quienes la defienden en plató.
La reiteración en la actitud intimidatoria sería razón para que el programa hiciera algún tipo de advertencia a esta concursante. Clara y Fer han intentado imponer su voluntad en esa casa como si fueran dueños y señores. Es un lance más en el juego que ellos mismos habrán de valorar si les conviene. Lo que no pueden hacer es acompañar tan torpe estrategia intimidando a los demás. Que discutan a gritos está mal, pero tiene un pase. Si en medio de la discusión utilizan insultos graves están faltando a las normas de convivencia marcadas por el programa, aunque entiendo que haya manga ancha con esto. Ahora bien, lo que parece totalmente intolerable es que todo ello termine con momentos como el vivido ayer, que violenta a concursantes y espectadores por igual.
Imagino que Clara quiso abandonar el programa por no enfrentarse a la vergüenza de su actitud. En realidad, no creo que quisiera hacerlo, sino más bien parece un recurso para dar la vuelta a la situación haciéndose un poquito la víctima. También Bárbara lo dijo, lo cual me hace recordar una vieja petición hecha por este gato para estas situaciones. Si en cuanto alguien dijera que quiere abandonar se le pusiera de patitas en la calle acabaríamos con este cutre recurso tan usado. Si se dice se hace, no valen los arrepentimientos. Vender la imagen del sacrificio por quedarse en el concurso es una enorme ridiculez. Los que están ahí dentro son valientes y generosos, pero también unos privilegiados con muchísima suerte. Basta ya de tantas tonterías.
Clara y Fer no han digerido todavía que les hayan arrebatado el poder. Ni siquiera les ha hecho reflexionar el convencimiento compartido por todos en la casa de que ese “concursante 17” del que se habla es la audiencia, del mismo modo que se habla del “jugador número 12” para referirse al público en un partido de fútbol. Bien harían en pensar por qué la audiencia de este programa ha querido que el poder cambie de manos. En lugar de ello, han elegido la protesta, planteando un auténtico boicot a la convivencia. El viernes ambos concursantes se negaban a hacer las tareas que las tres componentes de El Club les encomendaban.
Clara ha sido encargada esta semana de la limpieza del baño y Fer de fregar los platos. Que Alain les suceda en la cocina, con Meri como pinche, es para ellos una pérdida más de poder. Según lo plantean, es como si tuvieran que perpetuarse en esa tarea, sin que nadie más pueda encargarse de cocinar. Pronosticaron grandes desastres si no cocinaban ellos, pero no se han cumplido tan negativas previsiones. Es más, parecen encantados con Alain en la cocina. Protestan por tener que hacer su tarea en solitario, cuando en semanas anteriores se encargaban dos personas, pero no tienen en cuenta que han ido siendo expulsados compañeros y desde el jueves estaban en el apartamento Pol y Miguel. Si cuentan con menos personas para repartir las tareas habrán de replantearse de alguna manera las cosas.
También llegaron a amenazar Clara y Fer con no hacer la prueba semanal. Fer insistió en su amenaza de boicot. La razón era evitar que las nuevas integrantes de El Club puedan hacer la compra. Pronto rectificaron la intención inicial y, con mayor o menor entusiasmo, están colaborando. Clara ha sustituido la idea del boicot por alguna otra más maquiavélica. Las opciones que maneja son llenar el secador de pelo de Bárbara con un kilo de harina o tirar el tinte que quieren comprar si pueden hacer compra esta semana. No puedo imaginar si realmente va a cumplir alguna de estas amenazas, pero mucho me temo que si lo hace quedará impune. Personalmente creo que no debería ser así.
Vuelvo a repetir que Clara y Fer respiran por la herida al verse apartados de la cocina y desprovistos del poder. Han querido seguir diciendo a los demás lo que deben hacer y ahora lo tienen más difícil. Aun así, siguen pidiendo explicaciones por sus nominaciones a otros compañeros, o enredando sobre dimes y diretes poniendo en un compromiso a algunos respecto a lo que otros les han contado. Fer lleva desde el jueves ocupado en buscarle las vueltas a los demás, con especial encono hacia Alaian. Creo que en la casa ya todos se han dado cuenta de que Fer es un concursante tóxico, probablemente el que más se merece esta apreciación de cuantos he conocido en todas las ediciones. Sospecho que nadie traga ya a Fer, aunque muchos no se atreven a verbalizarlo.
Diría que anoche las componentes de El Club hicieron su valoración semanal, pero faltaría a la verdad si no matizo que Bea escurrió el bulto todo el rato. A Bea se le va la fuerza por la boca, pero luego le falta valentía. No es como dice ser. Se arredra enseguida y resulta bastante decepcionante evitando cualquier enfrentamiento. Solo expresó cierta contrariedad cuando Bárbara y Adara eligieron a Rodri como el peor en la prueba, aunque reconocieron su gran esfuerzo. Compensaron a este concursante eligiéndolo como el mejor en la convivencia, aunque sin valorar que tal vez no le estaban haciendo un favor. Fue a raíz de esto que Clara y Fer pusieron a Rodri en su objetivo.
Los dos pequeños dictadores fueron elegidos para vivir aislados en el apartamento hasta el martes, y en sus primeros minutos mostraron poco cariño por Rodri. Y, poco más o menos, lo mismo hacia Bea. A Rodri le acusaban de hacer la pelota a Bárbara al haber visto que se ha salvado tres veces. Luego decía Fer que debían salir a la palestra las tres de El Club, ante lo que Clara observaba: “Se van a fumar a Bea”, queriendo decir que sería la expulsada de esa terna. La respuesta de Fer fue así de sorprendente: “No me importa”. Está visto que Fer no ve más allá de sus narices y le importa muy poco todo el mundo. Y luego da clases sobre qué hacer para enfrentarse a Bárbara y Adara. Como decía anoche @redleader00: “El maestro ciruela no sabía leer y fundó una escuela”.
El aislamiento en el apartamento de Clara y Fer comenzó con un privilegio fallido para este último, que consistía en poder hacer una llamada al exterior. Por suerte esta no se produjo. La audiencia decidió que llamase a su novia, en lugar de a su familia, justo lo mismo que dijo preferir el concursante. La llamada no tuvo respuesta en tres intentos, justo como pronosticó que pasaría su hermana, que lo defiende en plató. Fer no quiso aceptar la realidad buscando la explicación de una posible falta de cobertura, cuando le había explicado el ‘súper’ que su novia había sido advertida previamente de la llamada. Podemos minimizar el hecho diciendo que la novia de Fer no quiere participar de este circo, o bien ser sensatos y sacar la conclusión de que no está muy contenta con lo que ve. No parece extraño si tenemos en cuenta que Clara en ningún momento ha aceptado otra explicación a las calabazas de Fer que su falta de valentía para asumir que le gusta ella. Para Clara, a Fer le puede el miedo a afrontar ante su novia una realidad que solo ella tiene en la cabeza. O sea, que la novia muy contenta no debe estar.
Pol y Miguel volvieron anoche del apartamento después de que in extremis este se declarase. “Siempre me acuesto con chicas, pero también me acuesto con chicos”, empezó diciendo Miguel. Es una contradicción en los términos, porque siempre no parece ser siempre para él. Solo esto habría justificado la cara de pasmo en Pol, pero esto vino justo después. “El problema que tengo es que me empecé a sentir atraído por ti de alguna manera”, continuó diciendo Miguel. Confío mucho en mi intuición y no creo que me equivoque al leer el rostro de Pol en ese momento. Me creo su sorpresa a pie juntillas. Pensé que Pol era más listo y ya se había dado cuenta, pero su expresión no puede engañarme.
El interés ahora radica en si Pol le contará a Adara esto que ahora sabe. Lo pudo hacer el propio Miguel al encontrarse con ella en la sala de expulsión antes de volver a la casa. Hubiera sido honesto hacerlo, reconociendo que tenía razón y sus celos estaban justificados. Tampoco lo hizo Pol en el encuentro posterior que tuvo lugar en la misma sala. Lo más chocante es que el impulso inicial de Pol parece ser no contárselo, porque le debe parecer más importante proteger a su amigo que a su chica. “Si ahora le decimos a ella todo será como darle la razón”, razonaba Pol. Y eso que Miguel se portó bien ahí dejando a su elección si contárselo o no, aunque exagerando un poco al afirmar: “Estoy dispuesto al fusilamiento”. Apuesto a que Pol callará, y eso será como dar una paletada más para cavar su propia fosa.
Lo más destacado entre el resto de lo sucedido el fin de semana es que Rebeca deba explicar o justificar por qué tontea con los chicos. Salvo por el pequeño detalle de que a algunos les ha contado que tiene algo fuera de la casa, no veo dónde está el problema. Haber llegado más tarde no quiere decir que tenga menos derecho a tontear con Rodri, como lo hace Bea, o con Alain, como Meri. Esta fue quien puso a Rebeca entre la espada y la pared, como si tuviera algo con el francés. Alain ha dicho claramente que no le gusta Meri, esgrimiendo en cuanto puede la diferencia de edad como excusa. Debería ser suficiente para que Meri aceptase que Rebeca se pueda llevar el gato al agua. Los colonos no tienen más derechos sobre otros de su misma especie, tan solo un premio algo mayor si llegan a conseguir el maletín. Haber llegado primero no da derecho de pernada.
Moleskine del gato
Montse se equivocó en muchas cosas. No se puede afirmar en la fiesta del miércoles pasado que fuera desmontará a Bárbara y al rato decirle a esta misma concursante el aprecio que le tiene. Y lo de esconder comida está en el decálogo de las cosas que no deben hacerse. Aunque lo peor es que hasta el plátano de Rebeca ha sido más protagonista que ella. A ver, que se puedan encontrar un par de vídeos en los que sale no supone prueba de que Montse haya sido concursante de esta edición. Anoche se cubría de gloria demostrando que es una gran prejuiciosa cuando contaba lo muy desubicada que ha estado desde el primer día. “Al entrar vi mucha gente rara, una con el pelo rosa…”, decía Montse. No hay más preguntas, señoría.
Los porcentajes ciegos conocidos anoche muestran una diferencia mayor de la esperada entre el primero y el segundo más votados. 57,8 %, 33,1 % y 9,1 %. Supongo que el duelo entre Fer y Bárbara ha sido sustituido por un descafeinado enfrentamiento de Fer con Noelia. Los defensores de Fer son tan poco valientes como él y han preferido medirse con esta concursante. Sacar a Noelia sin que sus compañeros descubran cómo es esta concursante sería una auténtica pena. Entre tanta carpeta falsa o fallida perder esta trama es mal. Por otro lado, no se está valorando lo mucho que perjudica Fer a Clara. Veremos a otra Clara cuando Fer no esté. Lo ideal sería dejar a Clara en la casa viendo salir a todos los suyos, pero dejando a un lado mis fantasías, creo que podemos encontrarnos con un decepcionante sorpasso el jueves y al final Fer salvándose. El golpe de mano dado por la audiencia esta semana tiene que culminar con la expulsión de Fer, el pequeño dictador.