Daniela: camaleónica y con rumbo fijo

telecinco.es 05/04/2017 09:40

Se agradece que Daniela ponga un poco de mal rollo en medio de tanta hipocresía buenrollista. Es la hora de llevarse bien por decreto, porque estamos en la recta final del concurso, y ahora parece que está bien vista la sonrisa fingida, el abrazo fingido y el brindis fingido. Esto último, un brindis de confraternización durante la fiesta de anoche, es lo que inspira mi reflexión. Daniela, que hoy cierra mis daguerrotipos a las cinco finalistas, no se negó anoche a brindar, pero lo hizo poniendo un gesto retorcido que indicaba claramente cierta incomodidad. Aly no tardó en reprochárselo y con solo eso ya estaba la polémica servida.

La noche estaba dedicada por entero a la nostalgia. Sesión de fotos de los momentos más destacados de la edición y los vídeos de presentación de todos, presentes y ausentes. Un acierto no ponerles solamente los de ellas y que también pudieran ver los vídeos de los exconcursantes. Aparte de los problemas técnicos que aplazaron una y otra vez el visionado, el encontronazo vino con el brindis, seguido de una larga discusión entre Aly y Daniela, en la que apenas metió baza Irma, que ahora parece reclamar para ella una cuota de protagonismo quizá mayor que la acreditada durante todo el concurso.

Celebro que hubiera un poco de salseo anoche. Es lo que pedimos durante toda la edición y no veo por qué iba a ser diferente a cinco días de la gran final. Es una obviedad que Daniela está en su derecho de poner todas las malas caras que quiera, tanto como Aly puede decir lo mal que esto le parece. El error y la incoherencia no está ahí sino en participar del brindis si no lo consideraba oportuno. Por experiencia propia aconsejo a Daniela que no lo haga más. Si está dispuesta a brindar con sus cuatro compañeras de buen grado que lo haga. En caso contrario mejor declinar amablemente la invitación que hacerlo torciendo el gesto.

No es por los demás, es por uno mismo que llegado a cierto momento en la vida se deje de hacer aquello que no apetece. Si estuviera comentando esto con Daniela me respondería que a ella sí le apetecía, porque en la discusión ella te intenta atrapar, poniendo trampas continuas que te hagan naufragar. Discutir con Daniela es volverse un poco loco, y no es difícil terminar confundido defendiendo lo contrario de lo que uno mismo piensa. Tengo anotado en mi agenda no discutir nunca con Daniela. Es muy probable que nunca tenga ocasión, pero en caso de tenerla espero acordarme de esta observación. No obstante, ansío ver discutir a Daniela con un jesuita. Sería la eclosión del argumento falaz y tramposo que tiene el fin de salir triunfante de la discusión. Y no lo digo como algo negativo, aunque lo pueda parecer. Admiro sinceramente esa capacidad.

La discusión resultante del brindis que tanto pareció incomodar a Daniela fue un episodio más del enfrentamiento de ella y Aly, con nuevos reproches sobre la incontinencia verbal de la americana. Daniela sigue sin asumir dos conceptos bien sencillos, uno de ellos utilizado anoche por Aly como argumento definitivo. A saber:

1) No es malo tener una opinión negativa sobre lo que hace el prójimo. Tampoco expresar esa opinión. Se llama espíritu crítico y libertad de expresión. “Lo malo no es que lo digas, sino que lo pienses”, decía anoche Daniela condenando el libre pensamiento de su excompañera de trabajo. Inquisitiva reflexión que estoy convencido no responde a otra cosa que a esa dialéctica tramposa de la discusión ya antes mencionada. Ni es malo pensar ni expresar lo que se piensa. Mucho menos en el caso que nos ocupa.

2) No es obligatorio (ni conveniente la mayor parte de las veces) decir al prójimo lo que se piensa de él. Puede ser oportuno, y sería entendible que ofenda el que lo hace a las espaldas y no se lo dice al propio interesado, solamente en el caso de que se trate de un amigo. Esto es lo que volvía a repetirle anoche Aly a Daniela y esta parece no comprender. Aly no la ha considerado nunca su amiga. Cierto cariño, lógico tras años trabajando juntas, no hace una amistad. Personalmente no me considero amigo de aquellas personas con las que no he almorzado o cenado y desconozco el nombre de sus padres y/o hijos. Añada el lector aquí las exigencias que considere.

Daniela supo darle convenientemente la vuelta a la tortilla al reproche de Aly, convirtiendo su error de brindar sin ganas en un nuevo juicio a su interlocutora a cuenta de las críticas vertidas por esta, acusándola una vez más de estar pendiente todo el rato de ella. Repasemos la situación: son cinco habitantes en la casa, aunque podríamos excluir a Emma, que anoche prefería desmaquillarse y volverse a maquillar mientras las demás veían los vídeos de presentación. Por tanto, en la práctica cuatro seres vivos y uno en estado semivegetativo. ¿Tan extraño es que estén pendientes de lo que hacen unas y otras? ¿Realmente puede llamar la atención que Aly observase la cara torcida de Daniela ante el brindis? No hay más preguntas, señoría.

Daguerrotipo de Daniela

Daniela comparte con su némesis en el concurso el mayor protagonismo en esta edición, al menos entre las concursantes que han llegado a la recta final. Si ayer decía que el concurso de Aly ha estado ligado a otros, aunque hubiera podido hacerlo igualmente sin ellos (no así al revés), con Daniela pasa algo parecido. Su receta de supervivencia ha tenido como ingrediente principal caminar junto a otra persona, y ha sabido sustituir ese necesario elemento cuando las circunstancias la obligaron a ello con determinación y sin transiciones traumáticas. A veces se la criticó por ello, pero no veo nada de particular en que tras Aless viniera Aída. Ambos se llevaron mal entre ellos, pero no hay necesidad de compartir enemistades con nadie, tampoco con los amigos.

Entiendo que para Daniela ha sido una auténtica clave de supervivencia tener alguien en quien concentrar su atención y compartir casi todo. Solo la separó del elegido su expulsión, por lo que se puede destacar su lealtad a los amigos, al menos mientras estuvieron en la casa. Tras Aída vinieron Aylén y Marco, quedando este como el último en acompañarla en este viaje. Ahora convive con cuatro enemigas, unas más encarnizadas que otras. Y no está dudando en explotar su aislamiento dando un poco de pena, lo cual siempre hace ganar algunos puntos ante la audiencia votante.

Daniela ha tenido un objetivo claro desde el principio. Es el objetivo más justificado en un concurso: ganar el premio. Desconfío de quien prioriza vivir la experiencia a llevarse el maletín. Ni siquiera me lo creo en una Lamborghini, perteneciente a esa familia que sigue viviendo de las rentas del fundador. No necesita, por tanto, el dinero, pero en su caso lucha por el prurito de ganar. Se mueven por intereses diferentes, pero un objetivo común. Todas las finalistas entraron con el objetivo de ganar, pero no se puede decir que hayan hecho el mismo esfuerzo para ello. Sería absurdo considerar que Emma se ha esforzado tanto como Daniela porque estaríamos poniendo en el mismo plano a una concursante que ha ido a estar y otra que desde el primer día supo buscarle las cosquillas a este reto intentando encontrar la fórmula del éxito.

Desde la perspectiva actual considero que ha sido Daniela quien más se ha trabajado el tema. Al contrario de lo que muchos puedan opinar, me resulta interesante aquel concursante que hace lo posible por ganar. Mientras que no dañe de forma clara y consciente a ningún compañero me parece lícito. Por muy tramposo o evidente que parezca, cualquier intento es bueno. Apruebo que Daniela en su discusión con Aly haga lo posible por dejarla en mal lugar, aunque para ello tenga que manejarse como un híbrido entre jesuita y político en campaña, con un aporte místico importante y poniendo su rostro más angelical.

El jueves pasado vio el cielo abierto cuando los vídeos mostraban una desigualdad evidente a su favor. Una sucesión apabullante de comentarios negativos hacia ella por parte de Aly y apenas dos breves pinceladas al contrario. Entonces comenzó su maniobra de desgaste al contrario. Es casi su obligación como concursante y me habría decepcionado si no lo hace. Otra cosa es que sea justo en su conjunto, pero Daniela hace bien en aprovechar la circunstancia para armarse de argumentos a su favor.

Digo que tuvo claro desde el principio que había ido allí para jugar a fondo, apostando fuerte para intentar ganar. Por eso gestionó de la forma que lo hizo su acercamiento a Elettra. Había comprobado que aquí fuera había una demanda y estaba de su mano atenderla. La gente quería rollo bollo y qué mejor ocasión, teniendo a Elettra y Daniela encerradas en la misma casa. Por eso fue de cabeza a por ella, declarando que le gustaba horas después de entrar. Sospecho que no contaba con que un pequeño inconveniente podía plantearse. Su nombre: Elettra Lamborghini.

La italiana está acostumbrada a hacer lo que le place, con la siempre dispuesta financiación paterna. Ayer decía que tiene 10 perros y “un montón de caballos”. Entiendo que el número de equinos que habitan su granja es incontable. Dile a alguien que ni siquiera se ha ocupado de censar sus caballos que se líe con otra persona sin ganas. Elettra es una chica lista, a pesar de la presión familiar que podía haberla convertido en una lerda que no necesita espabilar porque lo tiene todo. Pronto se dio cuenta de las intenciones de Daniela, y no tardó en dejar de seguirle el rollo. Dudo mucho que fuera porque se enteró de que tenía novio. Más bien me inclino a pensar que se dio cuenta de la maniobra y no quiso formar parte de eso.

Solo el encanto personal de Daniela, su capacidad para atraer a una masa de espectadores que la defienden de forma incondicional y la han llevado a lo más alto, explica que haya sido recibido tan bien su lado más espiritual. Hemos podido descubrir que Daniela es una gran seguidora de todo aquello que tiene relación con lo extrasensorial, el ocultismo y la magia. Lo normal es que una concursante que consulta su futuro con un péndulo casi cada noche hubiera sufrido todo tipo de ridiculizaciones por parte de una audiencia muchas veces cruel. Sin embargo, hemos asumido ese aspecto de su personalidad sin ofrecer demasiada resistencia.

Su adaptación a la persona que elegía para hacer este camino en distintos tramos demostró que es camaleónica, capaz de adaptarse y casi mimetizarse con el mundo de “cero dramas, siempre smile” de Gibaja o con la justiciera Aída y sus mil crudas verdades por minuto. Por otra parte, se ha trabajado duro su objetivo de alcanzar el maletín. Pocos como ella han tenido tan claro lo que querían y la necesidad de luchar por ello como fuera. Se trata de una mujer camaleónica que ha seguido siempre un rumbo fijo hacia su objetivo.

Su paso por ‘Supervivientes’ debió servirle como banco de pruebas. Daniela conoce muy bien el mundo de la televisión y ha explorado el formato reality lo suficiente como para vencer la tentación de aplicar ciertas recetas. Con mayor o menor éxito lo ha hecho, lo cual agradezco personalmente, incluso en aquellos casos que se le ha visto el plumero, como intentando usar la posible historia de atracción entre ella y Elettra o aprovechando para su beneficio la imagen de criticona sin medida que ha quedado de Aly. Se sabe mover con precisión felina en el límite entre lo obvio y lo sutil, de forma que no resulta del todo evidente que está usando a su favor todo aquello que puede beneficiarla para mantener la idea de que no se mete nunca con nadie. Certifico que para muchos sigue siendo la chica de siempre, inocente y bien intencionada, sexual y libertina, con ese toque místico tan ochentero.

Es indudable el encanto personal de Daniela. También su capacidad para manejar con inteligencia a los demás, provocando cualquier reacción excepto la indiferencia. A su pesar, la mayoría de sus tramas en el concurso fueron en realidad de otros, lo cual no ha impedido que haya sido una de las grandes protagonistas de esta edición, algo redoblado en estas últimas semanas. Esto último demuestra su inteligencia en el juego al esperar para echar toda la carne al asador en el momento clave.

Considero a Daniela una concursante valiosa y sería una muy digna ganadora. Se ha bebido el concurso a largos tragos sin evitar afrontar todo tipo de situaciones. Dio siempre la cara y supo arriesgar. Coincido en buena parte de las críticas que le hizo Aly y vimos compactadas el jueves pasado. Yo tampoco entiendo a Daniela algunas veces, y hay suficientes cosas que me apartan de ella. Pero creo que todo esto no le quita valor como concursante. Han sido muchas sus contradicciones e incoherencias, contra las que supo luchar usando su capacidad de persuasión. El resultado es evidente. Está a las puertas del triunfo.

Moleskine del gato

Aprovecho para aclarar dos cosas sobre este blog después de pasada una semana del estreno del nuevo diseño, la nueva piel en la que tan a gusto me siento. Son las dos reclamaciones principales que han surgido estos días.

Esta final va a ser la primera sin encuesta en toda la historia del gato desde que comenzó su andadura en GH 3. Se mantuvo también la tradición desde que vine a esta casa, en GH 10. Creo que la nueva web no está usando los sondeos. En todo caso, parece necesario un desarrollo especial para que el blog lo pudiera alojar. Aunque no lo podría confirmar, cuento con que esto haya sido solucionado para la próxima edición.

El otro problema que está planteando esta nueva piel es una incidencia que está por resolverse y es que unos días aparecen los comentarios al pie de este escrito, pero otros días no están. A saber por qué. Confío que pronto se resolverá este bug, lo que ya no tengo tan claro es que sea antes de la última entrada del blog la presente temporada, que llegará el próximo lunes con la crónica de la final.

Obviamente pido perdón por las ausencias y errores, agradeciendo la paciencia de todos.