Elettra la emprende a golpes con el mobiliario

telecinco.es 06/02/2017 10:28

Hace un par de semanas la casa se veía tras un manto de burbujas, idílica estampa que transmitía felicidad, sosiego, paz… aburrimiento. Es un panorama que no ha de volver, salvo que Aída Nízar sea expulsada esta semana. Los concursantes volverán a quedar aquejados por la parálisis, absolutamente poltronizados. Entre tanto poltrón, retrato vivo del anticoncursante, llama la atención quien no lo es, como es el caso de Alejandro Abad, que anoche volvió a dar una lección al haragán Marco Ferri. Recuerde el lector cuando muchos de ellos hubieran considerado un privilegio no tener que nominar. ¿Pero esto qué es? Las cosas han cambiado tanto, y con tan poco, que el sábado escuché a una concursante decir que ya tenía pensadas sus próximas nominaciones. Del “cada día es más difícil nominar”, que alguno dijo ridículamente la segunda semana, hemos pasado al “ojalá nominásemos ya”.

Todo lo que hemos ganado volveremos a perderlo si este jueves sale Aída. La audiencia demostrará que no ha aprendido nada en tantos años de Gran Hermano y volverá a castigarse con el aburrimiento que ya hemos conocido. La audiencia parece trabajar para la competencia. No entiendo de dónde sale ese público del plató que abuchea todo el rato a Aída. Ese público, de agencia en su mayoría, que llega al vergonzoso paroxismo de aplaudir cuando otra concursante escupe o amenaza a Aída. Aplaudir actos de violencia es propio de sociedades primarias. Esos espectadores parecen el eslabón perdido en la cadena evolutiva del ser humano. También algunos concursantes. Elettra y Aly han tenido este fin de semana comportamientos aborrecibles que merecen algún tipo de sanción. Ignoro el porqué de tanta permisividad.

Anoche en el Debate vimos a Elettra patear una silla del comedor, dar un puñetazo a la puerta de la nevera, golpear la pared y espejo del almacén para finalmente dar otro puñetazo a la puerta de un armario. Por cosas mucho más leves concursantes de Gran Hermano han sido nominados disciplinariamente. Recordemos a Gonzalo en GH 11 (“soy un puto titiritero”), nominado por dar un puntapié a una silla que casi impacta contra Pilarita. O los hermanos Montoya en GH 14 (“¡cabesa!”), también nominados disciplinariamente ante su violencia verbal durante una discusión con Argi en la que, además, Gonzalo le dio un puntapié a un puf en el cuarto de baño. Entonces Mercedes Milá aclaraba que si no hubieran pedido perdón el programa les hubiera expulsado, pero como lo hicieron la sanción fue solamente la nominación directa.

¿Cuál es la diferencia entre el caso de los Montoya y el de Elettra? No se me ocurre nada, salvo que en aquella ocasión había la excusa de que estaban en medio de una fiesta, y podían actuar influidos por los efluvios del alcohol. Elettra ni siquiera tiene esa excusa. ¿Por qué se protege tanto a la italiana? Su actitud es mucho más lamentable que la de los Montoya, a los que solo el arrepentimiento les salvó de la expulsión. Anoche Daniela volvía a ver oportuno sujetar a una Elettra fuera de sí, gritando a Aída con una violencia desmedida. Ella y Aly volvían a actuar en comandita, insultando y escupiendo al suelo.

La falta de autoridad clama al cielo y se evidenció un rato más tarde. Elettra cogía los carteles con los nombres de los nominados utilizados para los posicionamientos. Ponía sobre una mesa los de Irma y Daniela, mientras que tiraba con desprecio los de Aída y Alejandro. El ‘súper’ pedía que los llevaran al almacén, pero Elettra dijo que lo haría más tarde y desobedeció la orden. Cabía esperar algún tipo de reacción, pero no ocurrió nada. Vuelvo a repetir la pregunta: ¿Qué pasa con Elettra? ¿Por qué se le consiente lo que no se dejó pasar a otros concursantes? Poner tanto énfasis como he visto estos días en comentarios sarcásticos, más o menos desafortunados, de otros concursantes me parece un insulto a la razón. Llama la atención tanta demagogia frente a la pasividad mostrada con comentarios realmente hirientes de Elettra o Aly, aparte de las intolerables amenazas de la italiana (por ejemplo, “le reviento la cara en directo”, o “la mato con esto” –un trozo de tela–).

Lo más llamativo es analizar el origen que han tenido algunas de las desairadas reacciones de Elettra, germen de horas posteriores de enfrentamiento sin cuartel. El sábado por la mañana Aída encargaba a la italiana que distribuyera entre sus compañeros las tareas de limpieza de la casa. Es algo que han hecho otros en diferentes ocasiones, pero Elettra acusaba Aída de hacerle a ella el encargo para que se enemistase con sus compañeros. De nuevo la concursante poltronizada, que solo quiere encargarse de cuidar las infecciones de sus piercings y alabar constantemente su trasero. Y luego la egocéntrica es Aída. Elettra debe pensar que ha ido a un spa. Además, debe tener tarjeta Premium en el spa, porque hay labores que otros hacen y ella ha asegurado desde el primer día que no haría nunca. Por ejemplo, limpiar el cuarto de baño. Anoche se lo reprochó Aída y luego prometía que lo iba a limpiar por vez primera. Por el bien del grupo espero que no lo haga igual que barrió la casa el sábado, empujando la mierda hacia las paredes. No puedo comprender que esta concursante tenga apoyo. Me parece algo inexplicable.

Con Aly sucede algo parecido a lo de Elettra. “Escupí ahí, en sus pies”, dijo la americana. Ella misma se autoinculpa y reconoce haber escupido a Aída. También escupió en el fregadero de la cocina y volvió a hacer el gesto amenazante de escupir en la cara de esa compañera. Ayer mismo volvía a expulsar el agua que bebía en el fregadero repetidamente. Cuando fue recriminada por sus compañeros decía “si es fucking agua”, porque para ella todo es “fucking”. Tengo que decir lo mismo que con Elettra: no entiendo por qué se la protege. La he visto estos días gritándole a Aída a escasos centímetros de su cara (su fucking cara, si así lo prefiere Aly). Se ha puesto delante repetidamente, con su espalda rozando el cuerpo de Aída. Se ha sentado violentamente a su lado, rematando de cabeza la copa que tenía en su mano. Y ha palmeteado repetidamente su pierna con la mano abierta, para justo después gritar: “¡Agresión, agresión!”

Aída hace bien en no caer en provocaciones como eso de poner su nombre en las lápidas que decoraban el jardín de la casa durante la fiesta de zombis del viernes. Lo que me extraña es la paciencia y capacidad de contención que ha demostrado en muchos otros momentos. Especialmente ante las provocaciones de Aly. Otra vez me parece un sarcasmo que se pretenda ajusticiar a Aída y Alejandro por criticar aspectos del físico de otros compañeros mientras se silencian las cosas que dice Aly. Por ejemplo, el día después de entrar en la casa, Aly comentaba hablando con Aless: “Es el chocho más usado de España. Si su cara es así cómo será su coño. Con dientes, a lo mejor”. Lo de Alejandro y Aída me parece muy inocente comparado con esto.

No vale recriminar actitudes en el ‘confe’ sin hacer partícipe de ello a la audiencia. Lo que no podemos ver es como si no hubiera sucedido. Por tanto, Aly ha escupido a los pies de Aída (lo dice ella misma) sin consecuencias de ningún tipo. Este no es mi Gran Hermano, que me lo han cambiado. Por si faltaba algo, anoche volvía el sargento (en la reserva, imagino) Matamoros y conseguía insuflar el ánimo de Elettra y Aly acusando a Aída de abuso de poder como sargento (sargenta es otra cosa, por cierto). Dudo mucho que Matamoros haya visto un minuto del directo, no me refiero a estos días sino desde siempre jamás. Ignoro si su discurso estaba pactado con la dirección del programa o fue una iniciativa personal. En cualquier caso, me parece falso y manipulador. Aparte de una injerencia innecesaria en el normal trascurso de las cosas en la casa. Matamoros dando alas a Aly y Elettra contra Aída. Una pantomima. Menuda burla a la audiencia.

Aly reaccionó el viernes de la desagradable forma que he relatado a un comentario elogioso de Aída. ¿Qué hubiera hecho en el caso contrario? Parecido a lo que pasó con Elettra reaccionando violentamente cuando Aída solamente le había pedido que repartiera las labores de limpieza entre sus compañeros. Esto es peor. Aly puede tener la excusa de una mala interpretación por el idioma, pero cuando Aless se lo hace saber, su respuesta fue “¿Por qué me habla? Que no me hable”. Un momento antes Aless había recriminado a Aly que escupiese en el fregadero. “Ahí no se puede escupir”, le decía delicadamente. La alucinante respuesta de Aly fue esta: “¿Por qué?”. Esto lo dice todo. Asquerosidad es poco.

Aly y Elettra practican con Aída la cultura del acoso. Estamos viendo escupitajos, gritos, palmadas de provocación, insultos y golpes en el mobiliario. Sin embargo, algunos se escandalizan porque Alejandro y Aída se han reído de la relación de Daniela y Elettra. Pero ellos no se ríen porque sea una relación entre dos personas del mismo sexo. Basta ya de manipulaciones absurdas e interpretaciones malintencionadas con el fin de perjudicar a un concursante. Se ríen porque es todo un paripé. Lo comentaban el sábado Aly y Elettra. Para ellas, Daniela está jugando. “No lo intenta conmigo”, decía Elettra. “Es fun (diversión). No quiere nada contigo. Está jugando”, contesta Aly. Esa misma sensación tenemos desde el principio algunos, aparte de que es una carpeta pedida desde antes de comenzar el encierro. Anoche Daniela intentaba de nuevo tontear con Elettra. La nueva modalidad de cobra consiste en irse a la cama. Eso fue exactamente lo que hizo la italiana.

Los posicionamientos de anoche hicieron que se definieran mejor las cosas en la casa. Fue el momento en que Irma y Alejandro despertaban. He visto a Irma intentando poner un punto de sensatez en esa casa durante el fin de semana. Ha defendido que se respetase la autoridad de Aída como sargento e interpretado que no estaba siendo respetada igual que Matamoros en parte por ser compañera y en parte por ser mujer. Compro esta Irma, aunque a veces esté jugando a dos bandas y no exprese siempre lo que piensa. Para este gato observador, Irma ya despuntó el sábado, aunque algunos se dieron cuenta cuando anoche se posicionaba contra Aída. Lo hizo sin gritos y con argumentos sólidos. Señaló algunas de las contradicciones de Aída y es imposible no darle la razón en eso.

Irma destaca entre el grupo porque ella no ha participado del acoso a Aída. Puede estar jugando mejor o peor, pero no está haciendo daño a nadie con su actitud, y en varias ocasiones ha dado su opinión a riesgo de ser antipática. Irma ofrece trazas de cordura y madurez entre tanta insensatez. Desde luego sus argumentos contra Aída fueron anoche más sólidos que los de Marco contra Alejandro. Se posicionó en contra de él porque siempre está con los disidentes. La respuesta de Alejandro le hizo brillar. Es lo que necesitaba este concursante, excesivamente taciturno muchas veces. Anoche despuntó, aunque (igual que pasa con Irma) muchos le habíamos descubierto ya.

“Pienso que eres el secuaz de aquella persona que plantea estrategias con la mayoría del grupo”, decía Marco. Alejandro respondió con templanza y claridad: “Siempre me ha gustado posicionarme al lado de la persona que está más atacada, la persona más débil y la que necesita más apoyo”. Después de que le interrumpiese con su risa Daniela, de quien opinó que tiene una mirada que transmite algo “muy chungo”, terminó Alejandro su argumento: “Prefiero posicionarme al lado de las personas que dan vida a la casa, y no los que se refugian en el grupo tranquilamente y viendo pasar el tiempo”. No lo habría dicho mejor. Por esto me parece Alejandro un concursante extraordinario. Ni que decir tiene que después vino la rabia desatada del grupo, especialmente de Aly y Elettra. Pero lo importante es que Alejandro despertó anoche. ¡Y de qué manera!

Moleskine del gato

Dice Daniela: “El mundo se rige por la ley de la polaridad. Para que alguien esté bien otro debe estar mal". Supongo que es la metafísica de la polaridad pasada por Keynes y con trazas de Tea Party. Aunque me quedo con esta otra perla de Daniela: “La muerte es una enseñanza”. Será para los demás, porque el muerto no está para aprender nada.

Dos comentarios que recojo de redes sociales. Dado que no ocultan que controlan el tiempo gracias al reloj del horno, ¿no debería impedirlo el programa? Ya sé que es un clásico, pero nunca he visto tanto descaro presumiendo de ello. Doy fe de ello, de hecho el sábado el reloj del horno solo llevaba una media hora de retraso. Lo otro es más delicado y no lo he visto. Me dicen que algunas veces tienen Internet en el ordenador portátil que usan para escribir sus blogs y hacer la compra. Ayer Sergio habría podido acceder a la web, según algunos. Me cuesta creerlo, pero entiendo que esto merece una aclaración.

Dejo cartelera, con Daniela Blume en REC 3. Por Montse Juanilla.