El enemigo es necesario

telecinco.es 05/04/2012 09:13

Como hoy es Jueves Santo y todos tenemos muchas cosas que hacer, seré especialmente breve. Hace unos días hablaba de esa parte de la audiencia que vota como un Dios justiciero y aquella que lo hace como un guionista. Unos y otros tienen con frecuencia la tentación de elegir el expulsado de la semana basado en el equilibrio de fuerzas en el juego. Si está en peligro un concursante que habitualmente nomina a nuestro favorito es más posible que nos decantemos por este que por otro de los expuestos. Digamos que es una opción transversal, por la que se puede decantar cualquiera, aunque no sea necesariamente un acierto.

He de reconocer que no suelo hacer el planteamiento del que hablo. Por el contrario, me resulta difícil sustraerme a la tentación de optar por el voto útil. Si la mayor parte de la opinión parece decidida a expulsar a uno de los dos concursantes que no me importa que abandonen la casa, sería muy torpe no unirse a esa mayoría. Esta semana, por ejemplo, si el objetivo es evitar que salga Marta, lo inteligente sería ver si hay más posibilidades de que salga Ari o Sergio. No tengo ninguna duda de que Ari tiene apoyos muchos más sólidos, por lo cual parece lógico promover el voto para Sergio.

Sin embargo, siguiendo el primero de los planteamientos expuestos, sería Ari la elegida, por lo menos lo era así hasta hace un par de días y sin tener en cuenta lo que comentaré más adelante sobre la pareja Sindi y Sergio, que están en un tris de hacerle la cama a Pepe. En principio, Ari nomina a Marta, a Sindi e incluso lo hizo en una ocasión a Pepe. Supongo que también nominaría sin problemas a María, siempre y cuando se convierta en concursante de pleno derecho. El 'clan del bizcocho' al completo, vamos. No sucede lo mismo con Sergio, que de momento no nominaría a Sindi y, haciendo caso a sus palabras, tampoco a Marta.

Dejarse llevar por este tipo de razonamientos termina teniendo como consecuencia que no votamos por quien realmente creemos que debe marcharse sino atendiendo a una estrategia posiblemente equivocada. Por eso, esta semana al igual que muchas otras, lo mejor es hacer caso al corazón. Y aquí vuelvo a lo comentado el otro día. Ni jueces ni guionistas, con frecuencia lo mejor es dejarse llevar. Es la manera segura de no equivocarse. Por eso creo que debería salir Sergio. Porque me molesta la manera que tiene de tratar a Sindi; porque representa ese tipo de hombre del pasado: dominador, dueño y señor de su pareja; porque no le veo trigo limpio y, además, está dejándose influir peligrosamente por la información que traía de fuera y el torrente que está fluyendo desde que entró Cristian el pasado lunes.

Mi corazón está con Marta, una concursante que ha progresado desde la nada hasta convertirse en clave fundamental de esta historia. Es confidente de Sindi y de Pepe, gracias a la cual sabemos mucho más de los dos. Entusiasta y apasionada. Por su espontaneidad muestra lo mejor y, a veces, también lo peor de ella misma. Pero pocas veces he visto alguien con tanta generosidad y despreocupación. Sobre todo, tan transparente. Ella es tan de verdad que a veces duele. Como espectador es una gozada dejarse embriagar por su fuerza, el río inagotable de una actividad sin fin. Lleva pilas de esas que nunca se acaban.

Lo más valioso en Marta es su capacidad dual para hacer que el otro se explique y dejar que le conozcamos, así como para dar su propia opinión y compartir con nosotros su lectura del concurso. Es entonces cuando más brilla, sin pudor ninguno. La buena relación que tiene con Pepe está cimentada en unos valores compartidos y el modo tan parecido que ambos tienen de entender esta historia. Intuitiva, apasionada y leal. Ella va siempre a pelo, a braga suelta, sin importarle lo más mínimo quedar bien o mal. Si se la quiere debe ser por lo que ella es. Y ya lo creo que se la quiere.

En cualquier caso, los planteamientos expuestos suelen partir de otro error de bulto. Se equivocan los defensores de Pepe si piensan que es preferible acabar con sus enemigos en el juego para conducirlo entre palmitas a la final y poder convertirlo en ganador. El enemigo es necesario. Esto es así especialmente para un determinado tipo de concursante, y Pepe pertenece a ese tipo. Es un concursante que se mueve como pez en el agua en el enfrentamiento directo. No tenemos más que recordar lo bien que salió parado en momentos como la conversación de sobremesa sobre el 'bizcochón'. Varios concursantes dispuestos a acabar con él y supo torear a todos del tirón, saliendo ya entonces por la puerta grande o Puerta del Príncipe. O sea, la que le corresponde.

Igual pasó aquel viernes y las sucesivas conversaciones con Ari y Noemí, digamos que enemigas de baja intensidad. Uno de los problemas de Pepe es que entre todos hemos hecho que se quedase demasiado pronto sin enemigos. Su gran drama puede comenzar cuando no tenga ese acicate que le supone un cierto nivel de enfrentamiento, del que sale siempre triunfante y brillando. Eso sin contar con el problema añadido de tener que empezar tan pronto a decidir sus nominaciones entre los afines.

Entiendo la preocupación por volver a tener nominado a un favorito, lo cual supone tener que sufrir por su destino, cuando no votar unas cuantas veces para poner todo de nuestra parte. Pero quiero que se entienda que Pepe sin enemigos en la casa brillará menos. Y es aquí donde algunos me crucificarán creyendo (o haciendo creer) que estoy comparando a este concursante con otro anterior, lo cual no es cierto. Solo quiero mencionar, para apoyar este razonamiento, los casos de Pepe Herrero e Iván Madrazo, mis dos ganadores preferidos en la historia de nuestro Gran Hermano. ¿Qué habría sido del inventor del 'nominator' sin enemigos a los que ir sentando en el balancín? Tampoco habría sido Iván el mismo sin tener casi toda la casa encima y en su contra.

De todas formas, ya digo desde aquí que no nos debemos llamar a engaño. Sergio nominará a Pepe a no mucho tardar, siempre y cuando no lo mandemos para casa el próximo lunes. Me gustaría equivocarme, pero creo que Sindi también está dispuesta a hacer lo mismo. Su deslealtad puede tener pronto claridad meridiana como esta. Se podría pensar que no ha sabido leer bien el mensaje de la audiencia, que ha ido expulsando uno a uno a sus enemigos, o cuando menos aquellos que no pertenecían a su círculo de confianza. Pero yo creo que sí lo ha leído bien, especialmente desde que cuenta con la ayuda de su Sergio y el desnaturalizado producto lácteo que hemos repescado.

Sindi ha podido entender que su principal obstáculo para hacerse con el maletín se llama Pepe Flores. Precisamente el concursante sin el que no hubiera podido presentar su trama de mujer enamorada que comienza a tener dudas porque siente eso que a nosotros nos gusta llamar 'hamor berdadero'. A decir verdad, lo de Sindi con Pepe creo que ha sido, de su parte, 'hamistad berdadera'. Desde hace tiempo veo sus deslealtades, y muchos que no me han creído pueden haber empezado a darse cuenta anoche mismo.

La pareja que dice no serlo pero siguen durmiendo juntos se levantaba anoche de la cama para darse una pequeña alegría tirando de la despensa. Entonces mantenían una conversación en la que Sindi mostraba una especial inquina hacia Pepe, lo cual para muchos era motivo de sorpresa. Menos para este gato prevenido y convencido de que llegaría este momento. Sindi ha cambiado su discurso de "el pobre Pepe no tolera la leche" a "igual que se compra a Pepe sus zumos podría comprarse cacao soluble, porque yo voy a ir espabilando de muchos caprichitos y muchas tonterías que tenemos la gente de aquí". O sea, la falta de tolerancia a la lactosa de su amigo es ahora un capricho.

La maquinaria de Sindi en contra de Pepe ya comenzó a trabajar. De ahora en adelante no hay lugar para la sorpresa. Ayer soltó varias perlitas, aunque esto no es lo más importante. En definitiva, estoy hablando de algo que solo ha de afectar a los defensores de ese concursante. Pero la cosa va más allá. Intento no cometer el error de la desconfianza gratuita, pero desde hace días sospecho del juego que lleva esta pareja. Ayer mismo me atreví a apuntarlo y hoy lo tengo aún más claro. Sergio ha entrado con la lección bien aprendida ¡Pero si se sabe hasta cuánto vale fabricar 50 pósters! (400 euros) Está pensando en que hagan merchandising con su cara en camisetas o pegatinas. ¿Estamos tontos o qué pasa?

Mucho me temo que estamos ante otra pareja 'sociedad limitada'. Sindi se puede estar debatiendo entre pasar a explotar el papel de enamorada no correspondida por Pepe, que despechada vuelve con su novio de toda la vida, o mantener durante otros dos meses su 'confuzion'. Mientras tanto, con Sergio al lado no parece hacer ascos a seguir manteniendo ciertas costumbres de pareja. Ya no parece que le produzca asco besarle, ¿verdad? Lo más llamativo ocurrió anoche, aunque como en los mejores momentos de las películas de Lubitsch lo tuvimos que imaginar tan solo.

El directo tan capado que sufrimos desde hace días tiene estas cosas. Al final puede resultar puro arte y ensayo. Eso sí, de los años treinta. Ernst Lubitsch, director de obras maestras como 'Ser o no ser', resolvía las escenas con algún componente sexual haciendo un traveling con la cámara, atravesando una puerta y mostrando en un plano subjetivo cómo esta se cerraba. De este modo, el espectador podía imaginar perfectamente lo que sucedía al otro lado, sin tener que mostrar más.

Algo así pasó esta misma madrugada. La pareja volvía a la cama. Ella se cambiaba una camiseta por otra bajo el edredón. Él tenía los dos brazos a la vista, pero aprovechaba entonces la ocasión para meterlos debajo y acercarse al torso desnudo de su novia, a pesar de que "toda España" sabe que ya no tienen nada. Antes de poder adivinar el previsible restregón cambiaba el plano al otro dormitorio, donde sonaban trompetas sin clarines. Dormían... y roncaban.

Moleskine del gato

No tengo perdón y al final lo estoy haciendo tan largo como cualquier otro día. Termino con unos apuntes breves. Transmito las quejas de muchos amigos sobre la información del exterior que están pudiendo filtrar los repescados. Personalmente no creo que María esté cayendo en ese juego. ¡Pero si no ha confesado ni siquiera que ella estaba tras la puerta con una interrogación! Y lo de "tú cuida a Juilia" ya hemos quedado que fue algo dicho públicamente que ella ha sabido responder de igual manera. El caso de Cristian es otro, basta con decir "tú hazme caso a mí" para que todo lo siguiente sea interpretado por su interlocutor como una consigna fruto de lo visto fuera por este. Cuando menos cuestionable y peligroso. Por cosas menos importantes terminó expulsada disciplinariamente Ana Toro.

María no filtra información del exterior, y dice que tampoco viene con ganas de revancha. A pesar de ello se le escapa alguna que otra maldad. Ayer por la tarde, sin ir más lejos, estaba en el cuarto de baño compartiendo chismorreos con Marta y Sindi, momento en el que hizo esta venenosa pregunta: "¿Por qué ha adelgazado todo el mundo y Noemí ha engordado?". A lo que añadió: "Un montón". Hachazo puro. Por cierto, razón no le falta.

Me encantó ayer un momento fugaz inenarrable entre Pepe y Noemí. Cada uno estaba en una cama. Pepe hablaba y Noemí reía. Digo que es inenarrable porque no sería capaz de reproducir lo que estaba contando el bailaor, pero me gustó mucho verlos a los dos, de buen rollo, cómplices y divertidos. Son, sin ninguna duda, los dos grandes protagonistas de esta edición. Los pesos pesados que no podemos permitirnos el lujo de perder. Y cuando digo grandes, quiero decir grandes.

Y dejo un poco más arriba el baile total. Nada más que añadir. Esta noche hay debate y mañana volvemos, aunque sea Viernes Santo.