Luis se disculpa por algo que dijo sobre Alejandra y nadie había escuchado

telecinco.es 04/11/2014 09:14

(Por el mar corren las liebres, por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas, tralará, por el monte las sardinas, tralará, por el monte las sardinas.)

Es muy difícil ver una relación que se va fraguando como la argamasa de cal, arena y agua de la forja. Lentamente y alcanzando altas temperaturas. Me siento un privilegiado por poder disfrutar de tanta belleza. Lo de Juanma y Azahara no es amor, es mucho más. Afecto, adoración, pasión refrenada, apego de cariño, predilección, ternura total. Ayer apenas se habían despertado, el resto de los muertos yacían en sus tumbas del pabellón de pruebas y hablaban a media voz.

“Me encantaría que me gustase leer”, decía Azahara, y Juanma la miraba arrobado. Me pareció ver incluso que el pelo de su barba se erizaba y en sus ojos brillaba un destello de admiración. Y qué otra cosa si no admiración es el amor. Incluso el amor que lucha por derribar las fronteras, de Tarifa a Nueva York y tiro porque me toca. Vaya usted a la aduana sin pasar por la casilla de salida. De oca a oca. ¡Cuac!

(Tralará...)

Los dos primos nos están brindando la oportunidad única y emocionante de disfrutar con sus historias de amor adulto y sincero. Igual no lo parece a simple vista, pero solo hay que analizar la forma como abraza Jonathan a Yoli para acabar convencido de que lo suyo no tiene otro fin que formar una fructífera familia. Si es niña que le pongan Alejandra, como la prima, y si es niño… si es niño que le pongan talco. El sentido de la responsabilidad de Jonathan es tal que ayer recuperó la pulsera que le regaló la ‘personitadefuera’. La había dejado colgada de un árbol en el jardín. ¿No es romántico? Cuando fue a ponerla de nuevo en su muñeca le frenó Loli: “Está mojada, puede ser malo para los huesos”, le dijo. Y Jonathan obedeció, entendiendo el mágico mensaje.

La pulsera mojada representaba el llanto de su gitana al ver como el primo la había dejado colgada. Un hombre capaz de rectificar es más íntegro que ningún otro. El gesto de Jonathan, apartando y volviendo a recuperar la pulsera me hizo emocionar ayer, casi tanto como la estampa de primo y prima en adorable ayuntamiento, cada vez más juntos y más desnudos. Pero respetando el uno al otro, sin atravesar la tela de araña que les mantiene sin mácula, inocentes, impúberes, castos e impenetrables. Como vestales romanas cuidando del fuego sagrado.

(Empecé a tirarle piedras, empecé a tirarle piedras, y caían avellanas, tralará, y caían avellanas, tralará, y caían avellanas.)

Y… ¿qué me dicen de la relación trabada entre Alejandra y Vitín? Nunca antes vi en esa casa una expresión tan sincera de eso más difícil y más raro que el amor, llamado amistad. Decía Jerome Cummings: “Un amigo es alguien que nos conoce, pero nos ama de todas formas”. Ya lo creo que es así en este caso. ¡Vive Dios! Porque amar a Vitín debe de abrir las puertas del cielo. O algo. Pero aquel que busca un amigo sin errores no tendrá ninguno. Anoche les observaba absorto y aburrido... digo embelesado, jugando como adolescentes, revolcándose en el suelo del salón.

Vitín imitaba luego la forma de bailar de Alejandra, compartían minutos en la radio, de esos que si no se aprovechan en el momento nunca volverán. Alejandra cantaba: “Estaba el señor don gato sentadito en su tejado, marramamiau, miau, miau, sentadito en su tejado. Ha recibido una carta por si quiere ser casado, marramamiau, miau, miau, por si quiere ser casado. Con una gatita blanca sobrina de un gato pardo, marramamiau, miau, miau, sobrina de un gato pardo”. Dejo a la inteligencia del lector la interpretación de la tonada popular. Por lo pronto, en Vitín me pareció ver una erección. ¿No es para llorar de la emoción?

(Ahora que vamos despacio, vamos a contar mentiras, tralará. Vamos a contar mentiras, tralará. Vamos a contar mentiras.)

Pues sí, mentiras y gordas. Anoche el panorama era el siguiente en la casa más famosa de Guadalix de la Sierra. Exterior noche, jardín de la casa. Fran, Luis y Hugo reniegan hasta de renegar. Son como viejas que hubieran sacado sus sillitas al fresco (bastante fresco, por cierto) para criticar a todo quisqui. Al lado de Luis, una Paula desubicada parecía incómoda, pero acomodada. Es normal, el resto de la casa le ha dado la espalda sin que aún haya logrado entender por qué. Ni siquiera Juanma interactúa con ella, concentrado como está en sus viajes al interior, de Tarifa a Nueva York. Y tiro porque me toca, como decía antes. Esto al menos tenía algo de cierto.

Interior noche, salón de la casa. Todos tumbados en los sillones-sofá mientras Vitín volvía a repetir sus imitaciones de sí mismos, muertos y vivos esta semana, y también de los que ya no están, muertos en esa ágora catódica. La gracia de Vitín haciendo esto las dos primeras semanas consistía en haber pillado con gran rapidez expresiones comunes, latiguillos y algún que otro gesto de sus compañeros. Después de más de cuarenta días la cosa ya no tiene mérito ni gracia alguna.

Sonó la radio y Alejandra se apresuraba a tomar posiciones junto a Vitín. Imagino a Fran rabiando porque le habían quitado su juguete. Pocas veces había visto a Alejandra en la radio, pero ahora parece como si estuviera conquistando nuevos territorios apenas explorados en la casa. Como si necesitara dar un puñetazo en la mesa y decir: ¡Estoy aquí! No estoy seguro si eso le beneficia porque cuanto más la veo más me convenzo de que a veces es capaz de mostrarse tan pava o más que Paula tras darse un chute de helio.

Por lo demás, veo la languidez de Juanma ‘el redentor’ con Azahara ‘magobio’ y de veras que se me cae el alma a los pies. Tanto monta, monta tanto. Los dos son la alegría de la huerta, la juerga padre. El uno repitiendo cada frase dos veces, para remachar la nada. Es como aquel que enmarca un pensamiento o el que embotella aire de Madrid. La otra no puede tener mejor apodo que ‘magobio’, expresión que repite sin ton ni son casi. Creo que le agobia hasta el agobio. Ayer hice esfuerzos mil por enterarme de una absurdísima conversación que tenían al despertar, con las manos entrelazadas de tumba a tumba. Al cabo de diez minutos me despertó la palabra Skype, esa aplicación informática de telecomunicaciones. Tenía medio cuerpo hundido en el pantano de la tristeza.

Con lo del primo de barba larga con Azahara me pasa lo mismo que con lo del primo de barba corta con Yoli. Ambos tienen dentro de esa casa dos relaciones indescriptibles, que soy incapaz de interpretar. Como decía anoche Jonathan: “soy yo, no eres tú”. Pues eso, debe ser cosa mía, porque creo que ni siquiera siendo adolescente he tenido nunca tan inmaduro comportamiento. Les veo y puedo asegurar que hago esfuerzos por empatizar, pero se me van por el mismo sitio que a ellos les resbala la madurez. Me hace gracia que algunos califiquen a Luis de asexuado y no digan nada de lo de Jonathan y Yoli, que siguen dudando si quitarse o no los calzones y meter la puntita nada más o dejar las cosas como están. ¡No me fastidien! Parecen adolescentes. ¿Qué digo? Adolescentes poco espabilados, si acaso.

Hago esfuerzos y de veras que me cuesta ver otra cosa. A veces pienso si no se estarán quedando con nosotros, pero después miro a Jonathan y me parece increíble. Hay tesis que dudo si alguien puede compartir conmigo, otras directamente indefendibles y luego está suponer que Jonathan tiene capacidad para urdir estrategia alguna. Más que imposible parece un supuesto insólito. Aunque también creo que en su simplicidad seguro que piensa en los beneficios de ese ni meto ni saco sino todo lo contrario que tiene con Yoli. De momento tiene un 4 % de los votos, o eso tenía el domingo, igual ahora incluso está por debajo. Tan ricamente.

Todo esto está conformando un Gran Hermano que me está haciendo disfrutar como nunca. A pesar de todo lo dicho, son todos impagables. Nos dan entretenimiento continuo e inacabable. Pocas veces ha sido de esta forma. No recuerdo que cada viernes viera casi amanecer, disfrutando con tanto espectáculo de rabiosa realidad. Y aseguro que estoy diciendo toda la verdad ahora.

Otra de las ventajas está siendo no tener apenas favoritos y cambiar la forma de ver a muchos concursantes de un día para otro. Esto me está haciendo disfrutar como pocas veces, sin preocupaciones y con gran relajación. Es como eso que pasa en algunos grupos familiares, que tienes cariño por todos sus miembros en la misma medida que serías capaz de criticar hasta la extenuación también a todos.

Dicen que si anda como un pato, tiene plumas de pato y grazna como un pato... es un pato. Ayer Luis se disculpó para obtener indulgencia, solo por eso. Indulgencia de la audiencia y entre sus propios compañeros. Si uno pide perdón por decir algo que luego afirma seguir pensando, lo hace reuniendo a todos en lugar de hablar solo con la persona interesada y, además, censura la respuesta de esta por no haber agradecido su gesto, está claro que pretendía exclusivamente el lucimiento personal derivado de la expresión de una indulgencia que nunca llegó. O sea, es un pato. ¡Cuac!

Cuando Luis avisaba con gran ceremonia que deseaba dirigirse a todos tras la comida, algunos pensaron que iba a comunicarles su intención de quedar nominado el próximo jueves, en caso de salvarse de la expulsión, junto a Omar. Era un deseo por él mismo expresado, aunque con indicación expresa a Fran de que no dijera nada hasta que volviera de la sala de expulsión, si es que eso se produce. Ya nos aclaró a todos previamente de que no se trataba de nada de eso, puesto que dijo explícitamente que no estaba relacionado con Omar. La intriga creada no jugaba a su favor. Al final, la montaña parió un ratón. O sea, mucho ruido y pocas nueces.

“Hay una cosa que yo he hecho mal y que tengo que pedir perdón” decía en los momentos previos a tener toda la casa reunida en el salón, pendiente de su discurso. Este fue, más o menos, así: “Me siento decepcionado conmigo mismo porque soy el primero que dice que hay que respetar y yo he sido el primero que he faltado al respeto. A quien le tengo que pedir perdón es a Alejandra porque el otro día me levanté y dije una expresión saliendo al jardín que fue: ‘Estoy cansado de Alejandra, a ver si sale ya y se va a tomar por culo’. Por eso te quiero pedir perdón. Porque todos tenemos familia y si escuchan algo así pueden ofenderse y les puede doler”.

Todos miraban a Luis con incredulidad, como si no estuvieran entendiendo nada. Yoli fue la única en reaccionar, preguntando a Luis por qué había dicho eso. No logró entenderlo, y estoy seguro de que no se creyó las disculpas pedidas. La respuesta de Alejandra había sido escueta, resolviendo el asunto con un simple “vale”, lo cual acompañaba con una expresión de escepticismo total. Aprovechó entonces Luis para dirigirse a Omar, al final sí. “Yo me voy a dirigir a ti con normalidad porque esto es una convivencia y sin ser hipócritas, porque no vamos a ser amigos, pero al menos poder hablar con normalidad”, proponía este concursante. Omar coincidió con el planteamiento en este caso. Pronto el grupo estaba pasando de lo dicho por Luis aprovechando la reunión para resolver cosas domésticas de la organización y tareas de la casa. Gran frustración para Luis, me imagino.

Alejandra se reservó para compartir solamente con su prima lo que pensaba de las disculpas pedidas por Luis. “Ha pedido perdón porque piensa que se va el jueves”, decía, probablemente añadiendo uno de sus inevitables ‘sabesono’. En realidad estaba diciendo lo que muchos pensamos, aunque creo que el perdón está mal entendido muchas veces. No me parece extraño que uno pida indulgencia con sus disculpas. Tampoco que las pida sin sentirlas realmente, como una manera de complacer al otro. Eso se llama ceder, dar el brazo a torcer, ser generoso… y no sé de cuántas formas más.

Probablemente lo hemos hecho todos alguna vez. Me refiero a pedir disculpas por decir algo sin necesidad de haber cambiado de opinión, simplemente para no enojar al otro. Las disculpas a veces son solamente por haber ofendido o molestado a otra persona, intentando con ese gesto restañar el daño causado. Respecto a reunir a todos, está claro que pretendía magnificar el gesto, aunque él lo justificó diciendo que prefería hacer a todos partícipes y que no fuera luego ella contando su propia versión de lo hablado a cada uno. Así mirado tiene hasta lógica.

Aunque parezca extraño, Loli destiló ayer cordura en una charla que tuvo con Luis relativa a lo sucedido el pasado viernes. Venía a decirle que se metió donde no le llamaban en el tema de Omar y Paula. “Puede que por eso no han tenido ellos la conversación pendiente”, decía Loli. Y añadía una observación que hemos hecho casi todos, relativa a la manía que tiene Luis de estar diciendo a Paula (y no solo a ella) lo que tiene que hacer o decir. Respondía Luis que es la propia Paula quien le pide que no le deje entrar al trapo con Omar, pero esto creo que se lo estaba inventando sobre la marcha.

Curioso que sea Loli quien deba decirle las cosas a Luis, y sin mirar sus cartas. Ayer se las echó a Omar y Vitìn, que hacen pack. Son los propios concursantes quienes le piden a Loli que les eche las cartas, en esto tiene razón Mayka, que está defendiendo su hermana como una jabata en las redes sociales. No dejará de sorprenderme que sigan confiando en sus predicciones. Ayer Paula decía tener miedo a conocer su futuro, lo cual es bastante natural. Sucede que yo lo interpreté como una excusa por no pedir cita a la bruja de las cartas y las velas. La misma que le decía hace unas semanas que veía a la ex de Omar apartada de todo, incluso físicamente en otra ciudad, sin querer saber nada de nada. Y a los pocos días le saludaba Lucía en el salón: “Soy la piba de Omar”. El grado de aciertos parece bajo, ¿no? Ya digo yo que sí.

Creo que ya lo he dicho, pero lo de Loli me parece de las cosas más éticamente reprobables. Ahora dice que solo le pueden preguntar por cosas relacionadas con la casa y el juego, pero a Jonathan el sábado le dijo bastantes cosas de la ‘personitadefuera’, y ninguna agradable para esa persona. Eso por no recordar cuando hacía previsiones macabras implicando a miembros del equipo del programa. A quienes creen que la provocación de Luis el viernes es juego sucio les preguntaría si no creen que lo de Loli también lo es, pero elevado a la enésima potencia. ¿No se dan cuenta de que aparte de una compañera de piso es una competidora? Ya me repatea escuchar a Alejandra y otros llamarla “mami” todo el rato, como si no tuvieran madre, pero que confíen en sus manipuladoras visiones me parece lo peor.

Moleskine del gato

Parece que la luna de miel que vivieron Omar (y Vitín, su adjunto) con Fran ha llegado a su fin. Ahora ambas partes andan echando pestes de la otra, aunque en medio solo veo la bronca del vestidor. En realidad, no me cabe duda de que fue eso lo que hizo cambiar las cosas, incluso diría que fue primero en el sentido de Omar a Fran. Para muestra un botón: En el juego de la verdad Omar se esforzaba en refutar la tesis defendida por Fran sobre la despedida de Alfredo. A todos les pareció ver cierta ironía en sus palabras, aparte de escuchar la reacción del público en plató. Cuando Fran explica esa falacia de que todo venía por el secreto que le está guardando a Alfredo, Omar dijo textualmente: “Doy fe”.

El apoyo de Omar es básico en este caso dada su cercanía a su hermano. Creo que la información sobre la relación fraternal existente entre ambos es compartida por toda la casa. Mayka lo adivinó enseguida, y Fran se vino a confirmar. Además de la metedura de pata de Florentino Fernández en una gala. El caso es que esa fe dada por Omar era importante, pero el propio viernes, tras el combate del vestidor, reculaba. Entonces recordaba las risas en plató y esas palabras de Alfredo, y ya parecía que no le valían las explicaciones de Fran. Curioso cambio repentino de opinión.