Miedo y torpeza

telecinco.es 16/04/2012 09:42

No recuerdo otro Gran Hermano en el que sucedieran tantas cosas durante tanto tiempo. Es una aspiración vana pensar en contar todo lo sucedido en un fin de semana antológico como este. Por eso me voy a centrar en dos secuencias protagonizadas por Noemí y Cristian, en la madrugada del pasado viernes y en la sobremesa de ayer.

No es mi intención relatar lo sucedido puesto que para ello está el minutado y el hilo de comentarios de la última entrada, con algo más de doce mil desde el viernes (poca cosa). Por tanto, mejor analizar razones y consecuencias, con sus buenas dosis de conclusiones desde mi punto de vista absolutamente subjetivo. Empezaré por lo del viernes, no sin antes decir que esa noche fue posiblemente la más intensa y divertida de cuantas recuerdo, y van muchas así esta misma temporada. En la medida que las expectativas son mayores hay menos posibilidad de vivir tan intensamente una noche de fiesta en esa casa. Este viernes teníamos la sensación de que nos íbamos a aburrir, todavía tristes por la ausencia de Marta, a quien seguimos echando en falta. Tal vez esa fue la razón por la que nos encontramos con ese regalo de viernes noche.

No creo que fuéramos crueles al divertirnos viendo a casi toda la casa riendo escandalosamente mientras Noemí lloraba amargamente y hacía la maleta ayudada por Ari y Alessandro. Tampoco creo que lo fueran ellos mismos, entre otras cosas porque razones tenían para el cachondeo, y la realidad lo demostró unas horas más tarde. Nunca debieron hacer esa maleta porque por segunda vez la decisión de abandonar la casa se quedaba tan solo en una tentativa, probablemente una medida de presión o simplemente una cortina de humo por parte de Noemí. Lo demuestra un hecho puntual muy significativo. En un momento vimos a Ari molesta con las risas mientras ella ayudaba a preparar esa maleta en el vestidor, pero apenas diez minutos más tarde ella misma se unía a la fiesta.

El detonante aparente de toda esta algarabía era una conversación entre María y Noemí durante la fiesta. Fue una fiesta singular, de música bajita para poder escuchar hablar a los protagonistas. Iba a ser la noche en que Noemí hacía un nuevo "play mating", como lo llamó Pepe en uno de los momentos más hilarantes en mucho tiempo, y también aquella en la que el propio Pepe deshacía nudos con Pipi. Tanto es así que comenzaban a hablar a hora temprana, muy poco después de comenzada la fiesta, y no terminaban hasta mucho después del alba. Al final dormían juntos, lo cual simboliza que vuelven a estar casi tan unidos como antes. Entremedias cosas que escuchamos y otras fáciles de intuir, alguna de gran enjundia.

Recupero el argumento de la conversación detonante de esa gran noche. ¿Quién dijo que María era un mueble? Hace tiempo me empezó a cansar eso de "dar juego" en la casa, pero si tenemos que añadir ese juicio, un tanto endeble, al de cada concursante, diría que ahora mismo es precisamente María quien más se está ganando el sueldo. El viernes dinamizó la casa, también es cierto que mientras hacía esto la estaba dinamitando un poco, aunque el tiempo (ese juez implacable que da y quita razones, como decía el añorado José María García) demostró que eran cartuchos con poca dinamita. Es eso, o bien que Noemí es un pedernal del que apenas saltan chispas, sin llegar a descomponerse nunca.

María se equivocó el viernes al repetir el reproche a aquella despedida tan fuerte y dañina del "cuida a Julia". Lo poco gusta y lo mucho cansa, por lo cual más bastaba dejarlo como estaba. No hacerlo suponía arriesgarse a que el espectador pasara de comprender su necesidad de ajustar cuentas por ello a empezar a ver a Noemí víctima de una presión excesiva e innecesaria. De alguna manera estaba dando argumentos a los que tergiversando la realidad no dudaron en acusarla de utilizar información del exterior. Tan ufanos están quienes han difundido esa especie falsa y manipuladora que llegaron a presumir ridículamente de haber conseguido un trending topic a las cuatro o cinco de la madrugada. A esa hora, queridos, es muy sencillo.

Eso sí, lo que es falso de madrugada también lo será el resto del día, y denunciar que María ha usado información del exterior en la casa callando a ese respecto lo que ha estado haciendo Cristian desde su regreso a la casa, es sencillamente un disparate que no casa con la realidad. La propia Noemí parecía pretender pillar a María por ese lado, para lo cual utilizó su arma recurrente de la mentira. ¡Cómo no! Esta concursante empalma una mentira con otra, como pasa con quienes sufren de mitomanía. Es posible que se llegue a creer algunas de sus mentiras, sin perder de vista que su principal motivación es la culpa. Le mueve la culpa, sí, pero también el miedo. Un miedo paralizante que el viernes noté en su rostro como nunca antes.

No escuchamos el comienzo de la conversación, pero todo apunta a que Noemí decidió ir al ataque. Por eso respondió a María con una acusación basada en una mentira. Reprocha que le preguntara el día anterior por qué había tenido algo con Rafa si estaba segura de lo que tenía con Alessandro. No se deje el lector engañar porque esto fue lo que le reprochó Noemí a María y no otra cosa. La mentira en este caso es tan desmontable como nunca puesto que, tal como respondió la interesada, nunca dijo tal cosa. El pasado jueves, durante la gala en la que estuvo Fael (ahora llamado Rafa) de visita, se produjo el siguiente diálogo:

De nuevo manipulan la realidad quienes para defender a Noemí no se paran en barras y pretenden hacer creer al público más inocente que la pregunta de María tiene alguna relación con lo que dice Noemí que dijo. Pues bien, aceptemos que se refiere a ese momento y ningún otro, así nos lo ponen más fácil que nunca. No vale ahora decir que será otro fragmento tal vez de otra conversación. Trampas no, quiero decir no más. Siendo ese el momento referido basta con leerlo un par de veces para darse cuenta de que no tiene nada que ver una cosa con la otra.

Bajo ningún concepto le preguntó María por qué se lió con otro tío si estaba segura de lo que tenía con el italiano, solamente preguntó la razón por la que a este le podría importar que se quedase el brasileño si entre este y Noemí tan solo había una amistad. Está claro que la pregunta de María es retórica (porque ella sí conoce la verdad) y lleva su propia carga de profundidad. Por un lado, el resto de los presentes puede sacar sus propias conclusiones, de otro vimos claramente cómo Noemí captaba el mensaje y no respondía, ni siquiera miraba a María dando la conversación por terminada quedándose con cara de circunstancias.

Cuando María niega, jura y perjura que nunca le ha dicho aquello de lo que Noemí la acusa, esta opta por ese tipo de respuesta enervante a la que acostumbra. "Es mi opinión, María", repite una vez y muchas más. No hace falta decir que no se trata de opiniones sino de realidades. Lo dijo o no lo dijo, y entiendo a la perfección el disgusto de María al ver palabras que no dijo puestas en su boca. La diferencia entre las dos en esta conversación es que María llegó a decir que si había dicho algo que le había molestado le pedía perdón, mientras que Noemí jamás aceptó que se podía estar equivocando al recordar una frase no dicha.

¿Por qué la intransigencia de Noemí? Solo ella lo sabrá, pero mi teoría es que si acepta la posibilidad de estar equivocándose pierde efectividad el recurso utilizado para huir, una vez más, de la realidad. Cualquier cosa que ella sienta como un ataque debe hacer que vuelvan a su cabeza los fantasmas de su relación con Fael, que le hacen sentir culpable. Cuando sus defensores defienden que no hizo nada malo obvian que nadie como ella misma para valorarlo, y está claro que no lo ha considerado así. En ese caso no se habría disculpado pidiendo perdón con desesperación y de forma reiterada la noche que visitaron la casa su madre y hermana. No hay perdón sin culpa, y Noemí lo pide sin que nadie se lo hubiera reclamado.

Esa misma culpa debe producir en Noemí un miedo atroz. Tres detalles de su reacción del viernes la delatan. Se mantiene casi callada, tan solo dando la enervante respuesta de "vale María, que sí María, bueno María", que repite una y otra vez. El miedo ha comenzado a paralizarla y desea intensamente terminar la conversación. Llora desconsolada y sin razón aparente. Es María quien debería sentirse molesta por soportar la acusación de haber dicho lo que no dijo, razón por la que también lloró. Por segunda vez intenta desviar la atención presentándose víctima de la enemistad y mala intención de una compañera, diciendo que se marcha. Esto lo escenifica de un modo que provocaría poco después la reacción mencionada por parte de casi toda la casa. Noemí va al cuarto, agarra su maleta vacía y la arrastra cruzando el salón.

Histrionismos aparte, hemos de agradecer este gesto. Al rato le cuentan a Pepe lo sucedido y no da crédito. Con gran rapidez, el autor de "hacer el boby" o "hacer el chumi chumi", inventa un término que define la excelsa interpretación vista en Noemí. "Eso se llama hacer play mating", dice un inconmensurable Pepe que esa noche hizo reír a casi todos con la inestimable ayuda de Dani. Según daba nombre al gesto de hacer notar la decisión de marcharse portando visiblemente una maleta vacía ("play mating clean", en este caso), el mismo Pepe iría a por su maleta imitando a Noemí. No sería el único. Al poco estaban casi todos en el salón junto a su maleta, como en la prueba aquella de los aeropuertos. ¡La risión!

A nadie sorprendió (bueno, algún inocente estaría convencido de que se iría) que después de su representación Noemí terminara acostándose. Algo más extraño nos pareció a muchos lo contado a la mañana siguiente. Según esta concursante había llegado a un pacto con el 'súper' según el cual esperaría durante el sábado y finalmente decidiría quedarse si María se portaba bien o marcharse si no lo hacía así. No me creo que esto sea verdad, lo cual tampoco ha de extrañar a nadie porque ella casi siempre miente. ¿Cómo va el 'súper' a condicionar las decisiones de un concursante con la actitud de otro? ¡Imposible! De ser cierto sería un escándalo mayúsculo.

Siendo maliciosos podríamos pensar que la razón real de las lágrimas de Noemí esa noche fue una larga conversación, por no decir monólogo, que tuvo con Ari. Esta es única para animar a alguien, con su insondable tristeza y un discurso casi imposible de seguir. Tengo dicho que Ari primero habla y luego piensa, tal vez por eso en lugar de animar a Noemí se dedicó a recordarle su mentira la noche del "a-hor-ca-me", en que le aseguró que había dicho "Eli, no Julia". "No tendrás confianza en realidad conmigo, ¿vale? Porque me habrías dicho la verdad, Noemí, ¿sabes? Es lo que yo pienso y me siento mal por ello, ¿entiendes lo que te quiero decir?", le decía Ari poco antes de que esta rompiera a llorar. No te digo nada y te lo digo todo, como gustaban de afirmar los 'chanantes'.

El otro gran argumento fue la discusión de ayer entre Cristian y Pepe. Aquí lo tengo mucho más fácil, igual que le pasa a Pepe. En ambos casos por la misma razón: los planteamientos de este otro repescado son tan pueriles y torpes que los podría analizar hasta un niño de diez años. ¿Por qué digo esto? Analicemos tres de las razones.

Cuando tiene ocasión, Cristian recurre siempre a los mismos temas. Como los niños y los ancianos tiende a concentrar todo en grandes temas, son lo que podríamos denominar como las tres pes: postre, pulsera y payaso. El postre es aquel ya mítico bizcocho, un bucle en toda regla para este concursante, también para otros como Ari, cuyo pensamiento parece cada día más modelado por este compañero. Desde que volvió a la casa también parece anclado en una supuesta acusación que le habría hecho Pepe cuando perdió su pulsera (en realidad solo perdió la parte de un crucifijo, según creí entenderle ayer). También aparenta estar obsesionado con el hecho de que Pepe le llamara "payaso" y "bufón" en aquella frase pronunciada por este en el 'confe' que decía algo así como: "entró como un payaso y ha salido como un bufón, que es lo que es". Resumiendo se puede decir que la auténtica obsesión de Cristian se llama Pepe Flores.

Le acusa entonces de no decir las cosas a la cara, o incluso de mentir. Lleva meses diciendo esto, pero todos vimos que reconocía haber hecho el bizcocho asumiendo totalmente las culpas. Lo hizo en el momento y del modo que quiso hacerlo, solo faltaba que esto lo decidiera el señorito Cristian. Lo de la pulsera no lo vi, si no recuerdo mal coincidió con un final de gala en el que nada más conocerse los nominados varios se echaron al suelo a buscar algo, luego supe que se trataba de la pulsera de Pepe o algo así. Nunca le vi hacer sugerencia alguna sobre que Cristian (el expulsado de esa noche) se la pudiera haber quitado, pero se me podía haber escapado. Puestos a creer a uno o a otro, no hace falta decir que doy crédito a Pepe cuando dice que no lo hizo. La gran contradicción es que quien acusa de decir cosas a la espalda en lugar de a la cara también hace lo mismo. En caso contrario debería haberle dicho a Pepe lo mismo que le comentó al cura con piel de motero, mientras este asentía. Decía Cristian que no dejaría al lado de Pepe una cartera llena de billetes. Más o menos igual que cuando el curita decía: "Quién es este Pepe, ¿el 'Vaquilla'?". O sea, ¿quién acusa a quién de ser ladrón o delincuente?

El análisis de la torpeza de este tipo es que para apoyar sus limitados ataques no evita filtrar informaciones del exterior, a las que pudo acceder tan solo durante los días que estuvo fuera de la casa antes de ser repescado. Por mucho menos expulsaron disciplinariamente a Ana Toro, por lo cual repito ahora lo que entonces fue mi titular del mismo día de gala: ¿Cuánto más hay que tolerar a Cristian? En realidad me parece más grave lo de ahora. No es lo mismo contar cosas como que Obama había llegado a la presidencia de los Estados Unidos, que introducir en la casa la información de lo que Pepe, Dani u otros han podido decir en el 'confe' o donde fuera. Esto es sencillamente intolerable y una razón más para el cabreo cada vez más extendido entre los aficionados fieles a Gran Hermano.

Cristian también miente o tergiversa la realidad. Lo hace hablando de nominaciones (ver apartado más adelante), cuando dice que Marta le pidió perdón por el bizcocho e incluso esta semana ha ocultado sus nominaciones reales a Hugo. La propia Marta ha negado que se disculpase con Cristian. Sí vimos hacerlo a Sindi durante una fiesta, pidiendo incluso que no se enterase Pepe. Pero Marta no, es falso. Lo de Hugo sería explicable si este le hubiera preguntado sus nominaciones, pero no fue así. De motu proprio le dijo que no le había nominado esta semana, pero todos sabemos que le dio cuatro de sus seis puntos. ¿Por qué lo dice entonces?

Observatorio de nominaciones

Ni siquiera lleva Cristian bien estudiado el papel. Diríamos que es un mal alumno por no haber hecho los deberes. Si era esto lo que quería hacer, o sea, llevar el mal rollo a la casa y hacer reproches sobre temas pasados, debería haber aprovechado su salida para ponerse al día. No es así, y se equivoca cuando dice que primero le nominó Pepe a él. Pepe lo niega con razón. Veamos: en las séptimas nominaciones (01/03/2012), Pepe le da dos puntos a Michael y otros dos a María; mientras Cristian le daba su nominación fulminante a Juan (la famosa bola negra). Era la primera semana que Cristian podía nominar y ser nominado, sumando seis puntos de Alessandro (2), Ariadna (1), Hugo (2) y Noemí (1). A la semana siguiente, en las octavas nominaciones (08/03/2012), ambos se nominaban de forma recíproca (Pepe nomina a Michael y Cristian, mientras Cristian hace lo propio con Pepe y Marta).

Moleskine del gato

Debo rematar con brevedad, pero no me resisto a hacer unos comentarios a vuela pluma. Ayer tuvimos un amago de la tercera parte del afamado 'play mating' (ojalá se vea este momento del viernes en un resumen o en la gala). En la tarde noche se escucharon voces de un megáfono desde la calle. Llevamos años pidiendo cierta insonorización de la casa por el procedimiento que sea para evitar estas fracturas de la condición de aislamiento implícita al programa. Con esfuerzo, Dani y Hugo entendieron lo dicho: "Noe falsa, te has liado con Fael". Algunos se pusieron a la cabeza de esa manifestación y elaboraron octavillas, como la que tenemos a la derecha. "Yo también soy el del megáfono", proponen como etiqueta.

La interminable charla entre Pepe y Pipi tuvo tras el amanecer algunas sombras. Mientras entraban las primeras luces, algunos que habían llegado hasta entonces (este gato sucumbió un poco antes) creyeron escuchar algo así como que Sergio pudo decirle a Pipi que Pepe tenía novia fuera de la casa. Esto puede explicar en parte su cambio de actitud, aparte de ser de una bajeza indescriptible. Lo dejo en cuarentena y esperando verlo. A ver si hay suerte.

Bonito detalle el rótulo escrito en el suelo del jardín por Dani: "Marta, te echo de menos". También bonitas las palabras de Pepe cuando reconocía ayer que ha estado a punto de llorar tres veces en la casa. Una no la recuerda bien, la otra pensando en su amada madre, y la tercera la noche del pasado jueves por la expulsión de Marta. Más motivos para que esté contenta. Y van muchos.

Dejo la caricatura más reclamada de la temporada. No podía faltar Ochoa vista por mi querido Javier B.V. Impacientarse para nada es tontería. Y esta noche hay una fiesta. La gala presentada por la fantástica Mercedes Milá que nos promete una nueva expulsión, nominaciones y alguna sorpresa. Fabulando en la red encontramos a miles que piden otra repesca, hecha a imagen y semejanza de Marta. Qué bonitos son los sueños, ¿no?

Perdón por la extensión inusual de hoy. El fin de semana obligaba a ello. Y ya no estoy.