Ya tengo un nuevo ser humano a quien admirar.
Hoy he leído su nombre por primera vez: Marga Fullana.
Hace un deporte que a mí me entusiasma: bicicleta de montaña y en mi ignorancia imperdonable no sabía que este campeonato del mundo que ha ganado hoy ya lo había conseguido en dos ocasiones anteriores, en 1999 y 2000.
Me da hasta vergüenza reconocerlo pero por otro lado me alegro mucho que, aunque tarde, descubra hoy por Internet la existencia de esta deportista mallorquina de semejante categoría.
El ciclismo de montaña es un deporte muy duro pero l@s que lo practicamos sabemos que te hace ser muy feliz. Es agotador pero logra que tu cuerpo produzca tantas endorfinas que acaba compensándote que te salga el corazón por la boca.
Marga Fullana debe saber de duros entrenamientos, de inacabables sesiones de gimnasio, de esfuerzo físico y mental, de alimentación especial, sacrificios y control mental. Todo eso le iguala a cualquier deportista de élite, pero a mí me gustaría saber más.
De momento no lo he logrado pero sueño con que alguno de vosotr@s me ayude. Tengo la esperanza de que me expliquéis cómo ha llegado a ser campeona del mundo, cómo ha sido su lucha, quién la ha ayudado, qué ha dejado en el camino, qué reconocimientos recibe.
Porque seguro que su ejemplo animará a mucha gente a coger la bicicleta y descubrir la montaña: de eso se trata.
La bicicleta es una gran aliada para resolver muchos de nuestros males, los físicos y los "químicos".
Pero hoy sólo quiero que la magia de Internet, donde me he enterado de su triunfo, me permita llegar hasta ella para que sepa que es un ejemplo para muchas personas.
Mientras escribo, escucho los comentarios de la tele del partido de España-Italia. No voy a esperar a saber el resultado y, por supuesto, espero que sea una victoria de los nuestros, pero me importa mucho dejar patente que para mí este primer domingo del verano, está ligado a la cara de esta mujer de 36 años que ha dejado atrás a todas sus contrincantes y se ha convertido en campeona del Mundo de bicicleta de Montaña. Enhorabuena, Marga!