No pasa día sin que sepamos de la detención de hombres que abusan de menores. Hombres que pagan por acostarse con niños o niñas. Hombres que guardan en sus ordenadores fotos y videos que los policías que los descubren suelen decir que son intolerables de ver. No pasa día sin que, como un goteo insoportable, hombres mayores utilicen la fuerza y el engaño para destruir la inocencia y el futuro de un niño.
Por mucho que intentemos ponernos en la cabeza de una de esas criaturas, no lograremos sentir como deben sentir ell@s. Por eso me está impresionando la última novela de Boris Izaguirre. Me estoy dando de bruces con un mundo de inocencia y sordidez que se repite como una letanía año tras año.
'Y de repente fue ayer' está ya en las librerías publicado por Planeta y os lo recomiendo.
Boris levanta la piel a tiras de una sociedad enferma. Voy por la mitad del libro y por lo tanto no sé dónde acabará llevándonos su autor pero lo que es seguro es que Efraín y Aurora, son reales hoy como lo fueron en la Cuba de Batista que Boris recrea, aquella Cuba podrida de antes de la revolución del 59.
Me admira la maestría de Boris siendo capaz de entrar por completo en la cabeza y los corazones de unos personajes atropellados y utilizados por la insaciable sed de enfermos del sexo con poder. Boris debe haberse informado muy bien y estoy segura de que ha alimentado su fantasía, su literatura impecable, en archivos e historias que ningún fuego puede evaporar; historias que aunque no podamos ni imaginar siguen siendo hoy realidades de much@s niñ@s de nuestro mundo.
Envidio a Boris, envidio su escritura y su valentía y le agradezco cada una de las palabras que llevo leídas de este libro impresionante.