Una de las preguntas recurrentes que recibimos el miembro del equipo de ‘Supervivientes’ cuando contamos que nos venimos a trabajar al programa es dónde vamos a vivir. A mí me gusta contar que durante mis tres meses en Honduras resido en ‘Wisteria Lane’, el famoso barrio residencial de ‘Mujeres Desesperadas’. Y es que… ¡el escenario no puede ser más parecido!
Esta réplica de los selectos vecindarios de los suburbios americanos forman parte, en realidad, de un complejo hotelero donde el programa tiene el cuartel general. La mayor parte del equipo vivimos, por parejas, en unos estupendos bungalós o villas. Disfruto paseando por las calles de la urbanización y fantasear con las aventuras cotidianas de la famosa serie de Divinity.
La vida en el ‘complejo residencial’ no puede resultar más parecida a la de las protagonistas de la famosa serie y es que, cuando no estamos trabajando, tenemos una vida de lo más vecinal: Nos acercamos a la casa de un guionista a preguntarle si tiene leche porque se nos ha acabado, una logger nos invita a un cafelito a media tarde, acudimos a la villa de un amigo sonidista para que nos preste un pincho USB o nos plantamos en casa de un compañero a cotillear si Mengana flirtea con Zutano. ¡Somos unos Supervivientes Desesperados!
Como en todo barrio residencial, la piscina se erige como punto clave de reunión. Cada mañana resulta habitual encontrarte allí con los compañeros que tienen el día libre tomando el sol, disfrutando de un buen baño o leyendo un libro en la tumbona. Algunos de nosotros (por lo menos yo) aprovechamos la piscina para mantener desde allí videoconferencias con nuestras parejas, familiares y amigos y conseguir ese ‘plus’ de envidia sana que sembramos entre nuestros seres queridos.
Las villas por dentro no pueden ser más acogedoras. No les falta detalle: Saloncito para recibir a las visitas, cocina americana, lavadora, secadora, menaje, televisión… La mayor parte de las villas cuentan con dos habitaciones con baños individuales, lo que permite diferenciar la parte común y la parte privada con el compañero con el que compartes casa durante lo que dura la aventura. ¿No os parecen ideales?