Al buen tiempo, buena literatura

Celia Molina 29/05/2015 10:17

El sol, además de ser el astro que permite nuestra supervivencia, es el motivo perfecto para hacer cualquier cosa. Cuando llega el buen tiempo -después de los locos cambios de clima primaverales- mutamos y, lo que en invierno nos parecía odioso, de pronto, se convierte en un plan tentador: madrugamos y salimos a correr, porque hace sol. Pasamos la tarde entera con los niños en el parque, porque hace sol. Quedamos con viejos amigos, a los que nunca vemos ni llamamos, para ir a una terraza donde dé el sol. Caminamos por el centro urbano, como los guiris, por la acera del sol; e, incluso, ociosos, sentimos la calurosa llamada de la madre literatura. Por eso, y porque el verano se inaugura oficialmente con la Feria del Libro -que también da paso a las tormentas, protagonistas de este viernes- y no con el calendario, aquí os recomendamos una serie de ejemplares con los que tumbarse en el césped –o en la playa para los más afortunados- y leer con el cielo a favor.

  1. ¿Quieres un relato breve? Toma diecisiete: 'De qué hablamos cuando hablamos de amor'. Todos aquellos a los que las buenas temperaturas les hagan sentirse líricos, flotantes, enamorados y cantarines, no deben leer este libro. La afilada obra de Raymond Carver no es, a pesar de la dialogante invitación del título, una charla común sobre lo que comúnmente denominamos amor. Tampoco es el lado oscuro del mismo, sino una aplastante presentación de todas las caras que puede mostrar este intruso sentimiento, que nos habita y desaloja. Para curiosos: es la novela en la que está basada 'Birdman', la película ganadora de los Oscar.
  2. El verano es un clásico; Shakespeare, también: 'Macbeth'. Sobra decir que Shakespeare es un autor recomendado para cualquier estación del año, ciclo temporal, corriente intelectual, etapa de la vida o estado de ánimo. Pero se dice, por si acaso. Elegimos Macbeth en homenaje al poder de la naturaleza, especialmente bella entre el equinoccio de primavera y el solsticio de verano: no existe obra en la que un bosque frondoso condicione el destino de un hombre como en ésta. Los oráculos tienen truco; por eso molan.
  3. 'El adversario' o cómo esconder la mentira en el fondo de un parque. El terror psicológico se lleva mejor si se lee a plena luz del día, con el aire entrando por la ventana y el rumor de los niños chapoteando en las piscinas, para suavizar. La famosa novela de Carrére, por lo polémica, nos ha remitido a esta estación del año por el hábito de su protagonista: un estudiante de medicina fracasado que se inventa una falsa vida y una falsa profesión, pasando los días de calor sentando en un parque de Ginebra, para no perder a su mujer, a sus padres e hijos, a los que luego, decide matar. No, esto no es un spoiler. Y sí, está basado en un hecho real.
  4. Imagina, sueña, escribe, transpira ideas: 'La loca de la casa'. Dice Rosa Montero que la imaginación es la loca que vive en el piso de arriba. Que el motor de los escritores, inventores de vidas, reside en esa vecina lunática con voz de cría que les susurra al oído para convertir cualquier escena diaria en una lograda aventura. Dado que la luz propia de esta época nos deja ver más y mejor, tanto los claros como las sombras, 'La loca de la casa' puede ser una lectura que active nuestra mente creativa. Piénsalo así: “Si el sol tuviera manos, escribiría”.
  5. 'Masaje para un cabrón': lo que se te pasa por la cabeza cuando te rompen el corazón. Cuando uno está enamorado, en veranito, se enamora más. Pero, cuando se ha sufrido un desengaño amoroso, el dolor se hace más nítido e insoportable. Si a esto le añadimos que, como dicen, las penas nunca vienen solas, nos encontramos con esta obra de Ana Ramírez Cañil, en la que un mal marido y una mala situación económica se alían para arruinarle la vida a su protagonista, Taisa. Ésta fantaseará con matar a los culpables de su desgracia y sólo encontrará consuelo en algo que también se aviva en estos días: la amistad.
  6. Michel Houellebecq o ¿a quién le importa el verano? Para los nihilistas, a los que el calor y la sociabilidad que conlleva: los jolgorios estivales, los hoteles-discoteca y los chiringuitos 'Paradise' les resultan más molestos que arañar una pizarra, también tenemos un buen libro con el que aislarse 'a persiana bajada'. Se trata de 'Ampliación del campo de batalla', de Michel Houellebeq, para quien ni el verano, ni el invierno, ni ningún acontecimiento en general tiene la más mínima importancia. Parece odioso, pero es divertido en realidad.

Buena lectura o, como decían los aztecas, buena travesía.