"Se me ha marcado profesionalmente como si fuese un jefe de mafiosos. Existen varios grupos de amigos que se juntan fuera del servicio y uno de ellos es conocido por toda la plantilla que se autodetermina 'el bloque'".
"Rotundamente no pertenezco a este grupo y es más, ellos me rechazan a mí como Jefe y a todos lo que ejercen control sobre ellos. Los más respetados de este grupo son el agente 20 y agente 30, C y F, (...) Di orden que había que marcarles muy directamente en el servicio y que no impusieran sus caprichos como por ejemplo ir juntos (...) Ha habido continuas discusiones en la Jefatura por esto".
"He tenido que frenar a algunos policías locales por pasarse de autoridad con exceso de celo (...) En las persecuciones los policías rompían los coches".
"Facilité toda la información (de estos cabecillas) al Cuerpo Nacional de Policía dando datos y detalles sobre alguno de sus componentes (..) mi sorpresa es que después de esta relación fluida de colaboración (...) me involucran con ellos".
"Llevo veintidós años cobrando al año entre ocho y quince millones de pesetas y considero que no es desproporcionado ahorrar en metálico".
"No tengo nada que ver con la operación Bloque. Si hay alguna denuncia contra mí por amenzas y coacción forma parte de las calumnias que recibo desde hace muchos años".