"Leche a mogollón". Así advertía Ana de que la leche no puede faltar en la lista de la compra. Y es que, tras varias pruebas sin superar, los aspirantes a concusar en 'GH10' tenían la despensa con telarañas.
No consiguieron la prueba del Camino de Santiago, ni la de encadenados. Por fin, tras permanecer varios días encerrados en una cabina de teléfono memorizando números, han superado el reto.
De esta manera, el presupuesto vuelve a la 'casa vieja' para que sus habitantes puedan hacer la compra. Nada más conocer la buena noticia, los chicos han empezado a soñar con comida y a poner en común sus antojos:sugería Palomares, una propuesta que levantaba los suspiros de sus compañeros. Mirentxu, sin embargo, preferiría una alimentación más sana: "unos pimientos verdes con patatas fritas", "yo con mi parte compraría todo fruta y yogures".
En los últimos días, el hambre comenzaba a hacer estragos. Gracias al 'saqueo' de la nevera de la otra casa los concursantes enriquecían su dieta a base de pan, con aceite, crema de cacao y algo de leche. El premio de un jamón por haber pintado la casa les libró del desfallecimiento a más de uno. Después de haber soportado tanta necesidad, los chicos valoran mucho más la comida y han estado debatiendo largo rato sobre qué productos comprar. El secreto: que sea barato, y sacie mucho.
Para celebrar la consecución de la prueba y a modo de despedida, ya que dos de las tres nominadas abandonarán la 'casa vieja', los aspirantes han propuesto al Gran Hermano una fiesta de disfraces para esta noche.