Una abogada brillante y un escritor frustrado, es lo que debería poner en el buzón de Ainhoa y Miki quienes decidieron convertirse en compañeros de piso. Sólo existe un problema: las dimensiones del apartamento son las ideales, para una pareja ya que tan sólo hay una cama.
Pero a Ainhoa, y mucho menos a Miki, parece importarles. Comen juntos, ven la tele juntos y comparten cama como si una línea invisible dividiera el espacio. Ainhoa incluso ha decidido que ambos vistan como quieran en cualquier lugar de la casa. Cambiarse de ropa no es ningún problema ya que ambos han establecido que la ropa interior no es algo que haya que ocultar.
Sin embargo, Miki no puede evitar mirar con verdadero detalle hasta el último centímetro de la piel de Ainhoa. Se siente violento cuando pasea con su ropa interior o sus escuetos pijamas. Ainhoa, por su parte, sigue sin ver el problema de lo que la desnudez, o su insinuación suponen para el escritor.
La tercera en discordia
Berta, una vez que Sonia ha salido de la vida de Miki, se ha propuesto en añadir el nombre del escritor a su lista de amantes aunque MIki no se lo va a poner nada fácil. Un gran obstáculo a lo que ahora se añade Ainhoa, la casada teme que la brillante abogada se convierta en la nueva conquista de su amor platónico.
Por ello Berta propone un juego a su amigo: "dile a Ainhoa que vamos a tener una noche de loca pasión". Y así lo hace MIki quien comprobará sorprendido cómo Ainhoa lanza el hacha de guerra contra Berta, "es muy poca cosa para ti".
¿Será un ataque de celos? ¿Querrá Ainhoa compartir algo más con Miki?