Greenpeace repasa sus 25 años de acción y denuncia en España

TELECINCO.ES 06/05/2009 16:01

Acción, reacción. En septiembre de 1982, el buque Sirius se enfrentaba a los cargueros holandeses que vertían residuos radiactivos cerca de la costa gallega. Días después, el gobierno de Holanda interrumpía el vertido de residuos nucleares en el mar. Fue el embrión de Greenpeace España, su primer éxito antes incluso de que se crease. No tardó en hacerlo y el 27 de abril de 1984 se constituyó oficialmente Greenpeace España.

Desde entonces, Greenpeace España no ha parado de demostrar que actuar tiene su recompensa. Así lo hicieron en la bahía de Portmán (Murcia), donde una explotación de zinc y plomo vertía residuos tóxicos. También echó una mano en las catástrofes de Doñana y el Prestige e incluso ha sido capaz de evitar un posible desastre en Zorita (Guadalajara), donde consiguieron que se cerrase la central nuclear.

Espectacularidad y efectividad

De todo ello nos han quedado testimonios gráficos. ¿Quién no recuerda la enorme pancarta que consiguieron desplegar durante la asamblea de organización del Banco Mundial en Madrid y los miles de dólares falsos que enviaron al aire? Y es que en Greenpeace tienen claro que la espectacularidad y la efectividad no sólo no están reñidas sino que la primera puede ser muy positiva para la segunda.

Pero tampoco hay que olvidar los logros legales y sobre el papel. Entre ellos, del que están más orgullosos es de la aprobación en Dublín el histórico tratado Internacional que prohíbe, sin excepciones, las bombas de racimo. Aunque es destacable, pro ejemplo, su informe anual sobre la degradación de las costas españolas, todo un documento de referencia.

Veinticinco años después de su fundación, Greenpeace españa puede presumir de tener el respaldo de más de 100.000 socios, alrededor de 100 activistas, 400 voluntarios en 23 provincias españolas...

Pero para ellos no es suficiente y ya tienen nuevos retos. Entre ellos, trabaja para obligar a las empresas automovilísticas a que reduzcan las emisiones de CO2 de los nuevos coches que se venden en Europa y también para movilizar a la sociedad y sacarla de la actual dependencia de las energías no renovables que están destruyendo el planeta.