Las sinuosas curvas de los alrededores del Lago Bracciano en Roma fueron el escenario ideal para probar el potencial de la nueva creación de la marca de Noale. Una moto alta, de líneas puras, armónicas y muy compacta que no renuncia a un toque muy agresivo.
Subir de vueltas a este juguetito no es nada difícil. Y es que su propulsor en v de inyección electrónica con 95 caballos de potencia empuja y empuja sin desfallecer lo que permite disfrutar de una banda de potencia perfecta para cada situación.
La tecnología juega también un papel destacado en la Dorsoduro. Como lo confirma el sistema de gestión electrónica 'Ride by wire', que permite la selección de tres curvas diferentes de potencia en función del tipo de terreno por el que se circule: 'Rain' o lluvia en la que nos entrega un 30% de la potencia disponible, 'Turista', la más progresiva y equilibrada; y 'Sport', en la que sale a relucir toda la bravura de este bicilíndrico, que se distingue por su ausencia de vibraciones.
En la parte ciclo, el chasis tubular de acero con placas de aluminio laterales ha sido estrechado para que resulte más compacto y manejable a altas velocidades. A todo esto se le suma un inmejorable equipo de frenos de doble disco, muy potente que ofrece un tacto realmente efectivo. Además dispone de un sistema de suspensiones en el que destaca la capacidad de absorcion de la horquilla invertida delantera.
Sus medidas, 2 metros y 260 centímetros de largo y una distancia entre ejes de 1 metro y medio se completa con un peso de 186 kilos que resulta ideal para que el piloto pueda afrontar con garantias las maniobras mas complicadas. En el apartado menos favorable hay que mencionar la escasa autonomía que le confiere un depósito de solo 12 litros de capacidad.
Tecnología a raudales, elementos de calidad y un funcionamiento que transmite sensaciones para poner tu adrenalina en grado de ebullición por solo 8500 euros. Eso sí, en cuanto retuerza el puño de la Dorsoduro por primera vez tendrá claro que mereció la pena.