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El Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA) ha desarrollado el primer piloto fotovoltaico en fruteros de Cataluña a través de la agrofotovoltaica, un sistema de explotación mixto que combina el agrario y el eléctrico en una misma extensión.
El aprovechamiento compartido de la radiación puede permitir que haya dos actividades económicas en la misma superficie, y de este modo una mejora de la competitividad del sector agrícola. En este caso, las plantaciones ocupan 2.880 metros cuadrados en Mollerussa (Lleida) y han instalado 322 paneles fotovoltaicos con una producción energética máxima de 165 kilovatio-hora (kW).
Las placas solares han sido instaladas a una altura más elevada del terreno agrícola, dejando espacio entre sí para que la luz solar llegue a las plantas cultivadas. Esta disposición permite a los cultivos recibir la cantidad de luz solar necesaria para su crecimiento, mientras que las placas solares capturan la energía solar para producir electricidad.
El proyecto se ha iniciado en 2024 y a lo largo de este año ya se dispondrá de los primeros resultados, aunque se llevará a cabo durante los próximos cinco años para evaluar el efecto acumulativo de la reducción de la radiación sobre la producción agrícola.
El piloto fotovoltaico ha tenido un coste de 813.389 euros y está financiado con el Fondo Climático que gestiona la Dirección General de Cambio Climático y Calidad Ambiental. Este fondo verde se nutre del 50% de los ingresos obtenidos con el impuesto sobre las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de los vehículos de tracción mecánica y el 20% de la recaudación sobre las instalaciones que inciden sobre el medio ambiente.
El Govern trabaja con el objetivo de implementar medidas encaminadas a hacer una transición energética hacia un modelo 100% renovable. En este sentido, el Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural ha puesto a disposición del sector agrario una instrucción técnica que establece los criterios para hacer compatible la generación de energía agrovoltaica en terrenos agrícolas.
Esta instrucción fija unos criterios generales y unos criterios específicos relacionados con el uso del suelo, el rendimiento de los cultivos y las diferentes tipologías de sistemas de apoyo que tienen que tener estas instalaciones.
La normativa establece que es obligatorio mantener la actividad agrícola durante toda la duración del proyecto agrofotovoltaica. En concreto, se tiene que garantizar que el rendimiento del cultivo agrícola en la superficie total del proyecto después de la construcción de la instalación sea como mínimo el 60% del rendimiento de referencia.
Del mismo modo, no se podrán llevar a cabo instalaciones que puedan alterar la estructura natural del suelo ni emplear soleras de hormigón para evitar la compactación y degradación del suelo agrícola, excepto en los centros de transformación y las vallas.
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