Noemí a Pablo: Esta es la última vez que hablamos tú y yo en el programa, prepárate luego. Yo creo que hoy has estado mejor que nunca y tienes hasta cara de ganador. Yo sólo deseo que tengas muchísima suerte, la que te mereces y que esa cara de ganador no desaparezca cuando Jesús abra el sobre.
Risto a Virginia: Nunca pensé que diría esto pero hoy soy yo el que tiene el corazón contento. Si esta noche tú ganas, yo habré ganado un poquito también Y si no ganas, a lo mejor está bien que continúe la maldición del ganador de OT. Quiero decirte muy pocas cosas pero muy clares. Tú te has proclamado, Virginia, la Virginia que conocemos, tú solita. Todo lo que has hecho hasta aquí lo has hecho tú sola, sin ayuda de nadie. Eres la única que tiene el mérito de haber llegado hasta aquí. Es cierto que en este programa yo fui tu primer fan. Pero yo sólo puse la campaña, si luego no hay un buen producto, la campaña no funciona. Quiero añadir además que si por algo se puede calificar a esta edición de OT es por su vulgaridad, por su soberbia y por su envidia. La audicienca que es soberano ha puesto a los concursantes que tenían que estar donde tenían que estar en la segunda línea. Virginia, te esperan cosas muy buenas ahí fuera. Te esperan muchos fans, quizás alguna oferta discográfica y seguramente también la radio de mi compañero que te va a poyar y espero que así sea porque, al final, todos han cambiado de opinión y todos te han apoyado. Acabo yo porque no sé si voy a volver a hablar en OT y tengo que decirlo. Quiero que sepas que has transformado el karaoke más caro del mundo en una de las mejores experiencias de mi vida.