Estas palabras no eran gratuitas, y el colaborador ha pasado a explicarlas: "A las 14:30 de la tarde me han llamado por teléfono y me han dicho "Kiko, estas en busca y captura". El colaborador manifestaba que no tenía miedo a nada, pues no era la primera vez que Ortega Cano recurría a la policía, y se presenciaba en su casa. La historia se iba aclarando a medida que Kiko explicaba la especie de pacto que tenía con el torero: "Este pacto consistía en que si yo me callaba la boca, todo se retiraba, todo se silenciaba". De ahí que cada vez que salieran temas en el plató como Ortega Cano, José Fernando, o María Aldón, el colaborador no se mojara las manos. "Pero claro, hay un momento en que meten a José Fernando en la cárcel, y tendré que comer yo también, ¿no?", declaraba Kiko Hernández, indignado. Acto seguido pasaba a explicarle a Ortega Cano que éste es su trabajo, el comentar lo que hace o deja de hacer: "Usted ha venido aquí y ha participado del mismo circo".
Tras recibir la llamada de su abogado y comunicarle que estaba en busca y captura, le ha contado las tres cosas que podía pasarle a continuación: que la policía se presenciara en Telecinco, que le llevaran al calabozo, o que incluso tuviera que pasar la noche en las dependencias. A pesar de esta noticia nada grata y que pillaba al colaborador por sorpresa, Kiko Hernández se mostraba de lo más tranquilo: "Yo no he atropellado a nadie, no he matado a alguien, no he robado en un club, no he quemado en coche, no voy sin carnet de conducir a 140km/h. Los delincuentes sois otros". El colaborador defendía a capa y espada que él, lo único que hace, es llevar a cabo su trabajo con la mayor dignidad posible. Por último, mostraba su indignación, aclarando que no piensa callarse nada, aunque tenga consecuencias. A modo de reflexión, Kiko Hernández sentenciaba: "Si no quieres tener a tu hijo entre rejas, no quieras ver a los demás".