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Maternidad

Samanta Villar, dispuesta a conocer la identidad de la mujer que le donó sus óvulos: "Mis hijos no tienen ese derecho"

Samanta Villar, dispuesta a conocer la identidad de la mujer que le donó sus óvulos: "Mis hijos no tienen ese derecho"
La periodista Samanta Villar. telecinco.es
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Nueve años después del nacimiento de sus mellizos, Samanta Villar sigue ayudando a otras mujeres con problemas de fecundación al hablar alto y claro de la ovodonación, la donación de óvulos a través de la que ella pudo quedarse embarazada. Cuando, a los 35 años, y con su carrera profesional como reportera más que consolidada, quiso adentrarse en la maternidad, se dio cuenta de que tenía dificultades claras para gestar. Su marido y ella decidieron acudir al médico y fue entonces cuando supo que tenía una reserva ovárica baja y, más tarde, que era muy probable que no fuera a ser "capaz de ser madre" con sus propios óvulos. De esto, y otros temas tabú, ha hablado largo y tendido en el nuevo episodio de 'Madres: desde el corazón'.

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Tras el shock inicial - y pensar fugazmente que sus hijos "no serían sus hijos" realmente - la periodista comenzó un proceso de fecundación in vitro con su propio material genético. Al constatar que no se quedaba embarazada por esta vía, finalmente, optó por fecundar varios embriones artificialmente con el esperma de su marido y los óvulos de una mujer anónima, que les darían más oportunidades de convertirse en padres. Tras varios intentos - y después de sufrir un aborto involuntario del que nunca antes había hablado en público - ya tenía en brazos a sus mellizos.

Violeta y Damiá saben perfectamente que su madre se quedó embarazada por este método pero, hasta ahora, no han preguntado nada sobre la identidad de la donante. "Si un día me lo preguntan, les diré la verdad. Que no sabemos quién es y que nunca lo sabremos. La ley española marca que las donaciones de gametos, tanto de óvulos como de esperma, tiene que ser anónima. Por tanto, nunca se conoce la identidad de esa persona, excepto si los niños tuviesen alguna enfermedad grave. Ahí se podría contactar con la persona donante por si, en un momento dado, se necesita, por ejemplo, una donación de médula", explica Samanta.

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Este aspecto de la ovodonación es el que más le angustia a la periodista, más allá de dudar de la posibilidad de que, un día, sus hijos puedan relacionarse con unos hermanos a los que no conocen: "Cuando vives en una gran ciudad, es improbable que esto ocurra. Además, la ley española también marca un límite en las donaciones que puede hacer una persona, para evitar la consanguinidad. Imagínate que un hombre hicieran mil donaciones de esperma y tres mil niños nacieran en la misma ciudad del mismo donante. Eso no podría ser", aclara la intrépida reportera.

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Lo que verdaderamente le parece mal, es que sus hijos no tengan respaldo legal para conocer la identidad de su madre biológica, si así lo desean: "Lo que a mí me preocupa es que a mis hijos se les niega el derecho a conocer sus orígenes genéticos. Esto es grave porque, al final, forma parte de su identidad y, si yo misma pudiera, les ayudaría a investigar quién es esa mujer. De hecho, el comité de bioética está pidiendo a los políticos españoles que esta cuestión que se legisle en el sentido contrario. Que se prohíba el anonimato en la donación de gametos para preservar el derecho de la descendencia a conocer sus orígenes genéticos", reivindica Samanta.

Para completar su argumento, ha recordado que los niños adoptados sí que pueden acceder legalmente a los expedientes de sus padres biológicos al alcanzar la mayoría de edad. No como en el caso de los nacidos por donación. Aún así, ella refuerza cada día la identidad de sus hijos con una educación basada en la lección vital que le dieron su madre y sus abuelas, mujeres empoderadas que sacaron a sus familias adelante contra viento y marea.

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Samanta llora al recordar a sus abuelas fallecidas, a las que se parece mucho, tanto en el físico como en el temperamento. "Tengo la sensación de haberme reencarnado en vida de mis propias abuelas porque yo estoy viviendo la vida que a ellas le hubiera gustado vivir, el grado de independencia de libertad, de formación, de acceso a la cultura. Ellas siempre me animaron a vivir mi vida y habrían disfrutado mucho con el tipo de trabajo que yo tengo, viajando por todo el mundo", ha dicho en 'Madres', visiblemente emocionada. En su honor, educa a sus hijos en la libertad y la independencia, reconociendo, como ya hizo antaño, que la maternidad es un proceso "esclavo" y "muy sacrificado" que no se debe "edulcorar tanto".