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Marta López accede por fin a abrir las puertas de su casa tras el monumental enfado y las súplicas de Joaquín Prat

Así es la casa de Marta López: la colaboradora abre las puertas a 'El tiempo justo'. telecinco.es
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La tarde del martes en ‘El tiempo justo’ terminó al rojo vivo. Marta López, visiblemente molesta por las insinuaciones sobre la venta de su casa y el papel de Alejandra Rubio en la operación, estalló en directo contra el programa, contra los comentarios del plató y contra la insistencia de sus compañeros por mostrar cada rincón de su vivienda, una de las más comentadas de la crónica televisiva.

La tensión fue tal que Joaquín Prat terminó recurriendo al humor y a la diplomacia para calmar el temporal, pero la colaboradora dejó claro que “hoy no hay casa, ni mañana tampoco”, cerrando la puerta a las cámaras del programa.

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Sin embargo, todo cambió este miércoles. Tras las súplicas de Joaquín, la insistencia del reportero Gonzalo Ferreño y un ambiente más distendido, ‘El tiempo justo’ volvía a plantarse frente al impresionante chalet de 1.300.000 euros de Marta López, intentando lo imposible: entrar por fin en la casa más deseada.

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Marta abre las puertas de su casa a ‘El tiempo justo’

“Vamos a intentarlo otra vez”, decía el reportero entre risas desde la entrada del chalé. Y, para sorpresa de todos, Marta abrió la puerta, todavía con gesto de resignación, pero notablemente más calmada: “Qué pesados sois, de verdad… Os estaba viendo. Me disteis la boda, ahora me vais a dar la venta de la casa”, ironizaba.

La única condición para que las cámaras del programa entrasen: “Solo me lo tiene que pedir Joaquín Prat… de rodillas”. Y, desde plató, Joaquín no dudó: se arrodilló, juntó las manos y le suplicó en directo. “Te prometo que no volvemos”, insistía. Y con ese sí… las cámaras entraron.

La visita más esperada

Lo primero que mostró fue la cocina totalmente reformada: “Tengo la tele puesta para veros siempre”, confesaba. Después, el salón, la chimenea y la piscina "impoluta", uno de los rincones estrella para los posibles compradores.

No faltó el momento estrella del recorrido: el famoso sofá, protagonista de tantas historias televisivas. Y, por supuesto, también apareció el gimnasio del sótano, la envidia de todo el plató.