Recrean en Sevilla una botija perulera trianera del siglo XVI con un vino único: "Hacemos 300 unidades al año"

  • Germán Trujillo y Gabriel Carvajal, creadores de DA8, han conseguido patentar el modo de impermeabilizar las botijas a base de cera y resinas

  • Es un homenaje, a modo de alegoría, al papel de la monarquía y, especialmente Sevilla, en el ámbito comercial del siglo XVI

  • Terra Ignota VINUM es un producto exclusivo del que sólo se hacen 300 unidades al año y cuesta alrededor de 400 euros

Probar y sentir un vino como se hacía en siglos pasados ya es posible. Como lo hicieron Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, cuando demostraron que la Tierra era redonda. En ánforas y otros recipientes de cerámica conseguían transportar líquidos. Que se pueda, a día de hoy, disfrutar de un vino dentro de un recipiente antiguo, cumpliendo con las garantías sanitarias actuales… No ha sido fácil ni rápido, más de 12 años de esfuerzo, desde que sus creadores comenzaron a idear el proyecto DA8, que ya es una realidad. Germán Trujillo y Gabriel Carvajal, íntimos amigos afincados en Sevilla, se conocieron cuando ambos trabajaban en la hostelería. Trujillo es restaurador y desarrollador de productos históricos. Carvajal es historiador y arqueólogo, y los dos son amantes de los vinos. 

DA8 es el nombre elegido para rendir homenaje al ‘Real de a ocho’, la primera divisa mundial de la historia y utilizada en todas las transacciones del siglo XVI, made in Sevilla. Han recreado la botija perulera trianera, uno de los recipientes más utilizados a lo largo de la historia en las exportaciones y enviado a todos los puntos del planeta durante más de tres siglos, también de producción sevillana. 

Estos apasionados de la historia empezaron pensando en cómo eran los recipientes antiguos, desde ánforas fenicias, romanas y en cómo era su impermeabilización. Tanta investigación, y ensayos de prueba - error, les ha llevado hasta dar con la “receta” y patentar su propio producto. “Tenemos la patente del sistema de recubrimiento natural con el que impermeabilizamos los recipientes a base de cera y resinas”, explica Germán Trujillo a NIUS. Con esto favorecen la maduración del vino y evita fugas, como se hacía durante los trayectos marítimos desde época fenicia hasta el S.XVI. 

El fin principal del proyecto es dar a conocer al mundo la aportación de Sevilla a la historia. “Son productos históricos, es como una recreación de productos con los que se relacionaba esta ciudad con el mundo”, relata Germán. 

Un vino de Lebrija y botija llena de detalles

Han conseguido una recreación de una ‘Botija Perulera Trianera’ del S. XVI. En su interior, Terra Ignota VINUM, como se le ha llamado, contiene un vino especial. “La bodega González Palacios de Lebrija, nos hizo un vino generoso de oloroso viejo dulce sólo para nosotros”, explica Trujillo. El continente es cerámico, de barro, hecho a mano y la impermeabilización es la patentada, de cera y resinas.   

El envejecimiento exterior se lleva a cabo con tierra de Sanlúcar de Barrameda y tierras rojas del Aljarafe. Todo es un guiño a la historia. “Llevan epigrafías de textos extraídos del Archivo de Indias y están relacionadas con el viaje de la Especiería de Magallanes y Elcano, además tiene una recreación del Real de a ocho, primera divisa utilizada en todas las transacciones a nivel mundial en la época, origen del dólar y de las principales monedas actuales”, explica Germán, que consta de producción sevillana en el S XVI en la Casa de la Moneda. 

Además, cada botija está llena de detalles que relatan la historia, como la Cruz de Santiago, lo que “protegía a Magallanes en los mares”, relata Germán Trujillo, o la fecha de 1519, el día que salieron las naves desde Sevilla. 

400 euros la unidad

Mezclan tres elementos para un producto único que transporta al pasado y relata parte la historia de la capital andaluza en el mundo: la botija como principal recipiente global de la historia, la epigrafía de la primera vuelta al mundo de Magallanes Elcano que partió de Sevilla con escala en Sanlúcar y, el Real de a ocho, como divisa y base de la mayoría de las monedas actuales. 

Cada recipiente está hecho a mano, “tardamos alrededor de dos días aunque el contenido tarda en envejecer un año, lo que tarde en hacerse el vino dentro”, explica Germán. Un producto exclusivo, solo cuenta con 300 unidades al año, con un precio que ronda los 400 euros y que está destinado a los amantes del vino, de la cultura y de la historia. 

Temas