La Feria de Sevilla, una fiesta llena de tradiciones que cada año se llena de color y reluce entre generaciones

La Feria de Abril de Sevilla, que este año ha caído plenamente en mayo, es una de las fiestas más querida por los sevillanos, que se vuelcan para vivirla con todo lujo de detalles y cumpliendo todas las tradiciones
Gran parte del protagonismo se lo llevan las niñas y mujeres vestidas de flamencas que durante meses preparan los modelos que se van a lucir en el Real
Días de convivencia, reencuentros y celebración entre brindis y bailes en una fiesta que en su anterior edición recibió a tres millones de personas
SevillaLa máquina de coser echa humo: "¿No puede ir más rápido?", se escucha en casa de Elena. Imposible, las puntadas son las que son y la tela ha vuelto a quedarse corta. La Feria de Abril ya ha comenzado y el tiempo empieza a jugar en contra. Pero llegará. El traje de flamenca siempre llega, aunque para ello sea necesario deberle horas al sueño de por vida.
La escena descrita se repite en decenas de casas de Sevilla. La Portada ya ha estrenado sus luces y en cuanto vuelva a salir el sol, ya están permitidos los volantes en el Real. Es el día más emocionante. La ciudad se transforma, el color parece que ha pasado por el mejor de los filtros, los caballos trotan entre casetas y el rasgueo de las guitarras lo inunda todo.
Para ese día las flamencas tienen que estar preparadas: "Nos vemos en la Portada".
Una semana de tradiciones y recuerdos
La primera mañana de Feria en casa de Marta era un ir y venir de vecinas para que su madre las peinara a todas. El peinado de flamenca no es cualquier cosa, hay reglas no escritas que seguramente nadie se atreva a confesar, pero que todo el mundo conoce. Y hacía las trenzas como nadie, "esas trenzas de raíz que tanto se llevaban", recuerda, mientras ella misma se la hace frente al espejo unos cuantos años después: "Todo se vuelve a llevar".
En su casa está casi todo preparado, aunque para ello haya tenido que recorrer media ciudad en busca de los últimos detalles del modelito: "Sí, el último día, como siempre". Lo que sí tiene controlado es lo que para su madre era tan importante, por eso lleva semanas buscando tutoriales que le acerquen las últimas tendencias de peinados.
Mientras, a varios metros de distancia, en casa de la pequeña Alejandra, de tres años, cuelgan dos vestidos exactamente iguales: "El suyo y el mío, voy a cumplir un sueño", dice su madre sin esconder la ilusión de las primeras veces. Porque que madres e hijas compartan "outfit" en el Real es una tradición cada vez más arraigada a la fiesta.

El vestido de flamenca
Una ventana deja ver desde la calle un burro (perchero) muy colorido. Desde abajo se llegan a contar hasta cuatro trajes y varios mantoncillos. Posiblemente uno para cada uno de los días que la dueña piensa pisar el albero.
No tiene que ser así, lo bueno del también conocido como "vestido de gitana" es que puede tener muchas vidas en una. Solo hay que cambiar los complementos: el mantón, la flor, los pendientes... y parecerá que se estrena un nuevo modelo cada día de Feria.
¿Te vistes este año? es la pregunta más repetida entre sevillanas de todas las edades. No hay que añadir nada más, con esa expresión nadie duda de que por la calle se vaya a ir sin ropa, sino que se refieren a vestirse con uno de los trajes regionales más admirados en todo el territorio nacional.
"Vámonos pa' la feria"
Todo está listo. Los vestidos y complementos de ellas preparados y elegidos al detalle, sin dejar absolutamente nada al azar. Los trajes de chaqueta para ellos, corbata y pañuelo al bolsillo. Siempre que se quiera, claro, porque las reglas no existen y nada se exige al respecto.
Pero lo cierto es que las tradiciones se heredan: "Mamá, yo este año quiero una corbata", dice Diego, que con tan solo 10 años empieza a abrirse camino.
A la Feria se sabe cuando se llega pero no cuando se sale. "Iremos un rato" se escucha en la parada del autobús que lleva directamente al Real. Y el resto de pasajeros se miran cómplices al adivinar que no lo van a cumplir.
"Nos vemos en la Portada", dice al teléfono otro de los usuarios del transporte público. Y las miradas de complicidad se repiten. Porque todos saben que en la Portada es imposible encontrar a nadie, aunque quede muy bien decirlo e intentarlo.
Pisando el Real
Todo eso ha vivido ya un feriante sin que todavía haya pisado las calles bañadas de farolillos. Porque ir a la Feria no es solo ir a la Feria. Es todo lo que pasa antes, durante y después.
"La Feria es un lugar en el que convivir", dice Cristóbal, sin que sea necesario añadir mucho más. Nuria va más allá. Es una gaditana (de San Fernando) afincada en Sevilla que aprendió a ser "sevillana por unos días": "Con los años me fui adaptando y fui aprendiendo el lenguaje de esta fiesta que ahora le inculco a mi hija", dice.
Cuando alguien de fuera describe la fiesta a la perfección es porque la ha vivido tanto o más como el que lleva la ciudad en su DNI. "La Feria de Sevilla es lugar de encuentros, de brindis, de historias de amor, de amigos que ves una vez al año...", apunta.
Las casetas
"Si vienes a mi caseta es como si vinieras a mi casa", dice Cristina mientras invita a un grupo de amigos a tomarse la primera. Es el tema más peliagudo de la fiesta: las casetas.
Hay más de mil repartidas por el Real. La Mayoría son privadas, otras de asociaciones, peñas, clubes... y alguna que otra es pública. Son pocas para tanta gente y es una promesa o intención que se repite años tras años: más casetas y para todos.
Porque a lo largo de estos días se prevé que hasta tres millones de personas (como el años pasado) pasen por un recinto por el que en realidad no cabe ni una cuarta parte. Puede ser este el motivo que ha llevado a los sevillanos de padrón a votar por una Feria más corta que deja menos opciones a quienes viven fuera (ya no empieza en fin de semana, sino en martes).
Días de vivencias
"Feliz año nuevo", se decían entre los socios de una caseta de la calle "Joselito el Gallo" cuando las luces se encendieron. Eso es la Feria para muchos, el antes y el después de un año. Lo que pasó antes de la Feria y lo que pasará después.
Los días que faltan para la próxima. La pareja que se conoció bailando una sevillana y que ahora va con sus hijos. La caseta heredada de abuelos a nietos. Los buñuelos de recogida. La calle del infierno llena de niños y no tan niños. Los abanicos. Los farolillos rotos. La manzanilla y los brindis por una "Feliz Feria".
Suscríbete a las newsletters de Informativos Telecinco y te contamos las noticias en tu mail.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y conoce toda la actualidad al momento.