Carmen, vecina del Polígono Sur y enferma de cáncer de mama, recibe a la Esperanza de Triana: "Me ha devuelto la fe, puedo curarme"

La Esperanza de Triana ya está en las Tres Mil Viviendas
Carmen, vecina del Polígono Sur, recibe a la Esperanza de Triana. Cuenta Jurista Cofrade
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SevillaParecía un día de verano, o de primavera quizás, por aquello de la devoción abarrotando las calles de Sevilla. Más de 30 grados y el sol de otoño apretando e iluminando la imagen de la Esperanza de Triana al descubierto, sin palio, repartiendo esperanza y fe por lugares que nunca antes lo había hecho. Mucho tiempo esperando el día, un acontecimiento histórico y previsiblemente irrepetible protagonizado por una de las imágenes mariana más venerada de Sevilla (y del mundo).

La Esperanza de Triana llenó de emoción las calles del Polígono Sur, una zona desfavorecida, olvidada por el mundo cofrade, lejana de todo recorrido procesional. La Virgen caminó por la barriada de las Tres Mil Viviendas, la Oliva y Las Letanías, en un recorrido de casi nueve horas que quedará grabado para siempre en la memoria de sus vecinos.

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De entre las miles de historias de devoción y emoción que dejó la jornada, sobresale la de Carmen Peña, una vecina de 68 años de la Oliva, diagnosticada este mismo año con cáncer de mama. Ella, que espera recibir la última sesión de quimioterapia esta misma semana, nunca pudo imaginar que viviría uno de los momentos más emocionantes de su vida sin moverse de la puerta de su casa: "he tenido a la Virgen frente a frente", dice emocionada.

Carmen espera desde su balcón la llegada de la Virgen de la Esperanza de Triana
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"Es difícil explicarlo, no te lo crees. Hemos rezado mucho y ahora la tengo delante. Ha pasado por la puerta de mi casa, algo que nunca podría haber imaginado ni soñado. Me ha devuelto la fe y ahora sé que puedo curarme", cuenta Carmen estremecida. El momento ha quedado registrado en un video que consigue traspasar los sentimientos. Con un turbante rosa cubriéndole la cabeza, se acerca a la Virgen para entregarle un ramo de flores, el capataz la ve, para las andas que la portaban, y la ayuda a complir su cometido. Un gesto cargado de simbolismo, vida, emoción y esperanza.

Un largo recorrido y una separación histórica

La jornada comenzó temprano, con las andas recorriendo calles de Sevilla que nunca antes había pisado. La expectación de vecinos se traducía en fachadas, balcones y ventanas engalanadas para recibir a la Virgen. “Cuántas veces Ella me ha abierto las puertas de su casa y ahora me toca a mí abrirlas”, había contado días atrás Daniel Sánchez, otro vecino del Polígono Sur, reflejando la ilusión de toda una comunidad.

Ahora la tienen ellos, los vecinos de uno de los barrios más pobres de todo el país. Durante 15 días dos iglesias del barrio serán el hogar de la Esperanza de Triana. Hacía casi un siglo (96 años para ser exactos) que la Virgen no se separaba de su barrio al otro lado del río Guadalquivir durante tanto tiempo. La última vez fue en el año 1929 con motivo de la Exposición Iberoamericana. Desde entonces nunca se había ido de casa.

Precisamente para quienes acostumbran a verla casi a diario, la Hermandad de la Esperanza de Triana ha dispuesto un servicio especial de autobuses desde la Plaza de Cuba hasta las parroquias San Pío X y Jesús Obrero, lugares donde se están desarrollando los actos programados de la Misión Evangelizadora. De esta forma se aseguran de que los fieles puedan acercarse a la Virgen durante su prolongada estancia.

Emociones a flor de piel

Niños, jóvenes y mayores acompañaron las andas con cantos, aplausos y silencios reverentes, transformando las calles de la ciudad en un escenario de fe y recogimiento. Cada gesto, cada mirada, cada rezo, parecía reflejar la esperanza que la Virgen llevaba consigo.

Para Carmen Peña, este encuentro con la Virgen ha sido el impulso de fuerza que necesitaba en medio de su lucha contra el cáncer. Ahora tiene quince días por delante para visitarla en la iglesia vecina, pero lo más esperanzador es que ya ha prometido que, cuando esté recuperada, será ella quien le devuelva la visita y acuda a la Capilla de los Marineros para volver a verla.