Cáncer

El reto de José Antonio, 5.500 kilómetros caminando contra el cáncer infantil: "Ha merecido la pena por cada sonrisa"

José Antonio Nieto caminando en una de las etapas de su reto solidario
José Antonio Nieto caminando en una de las etapas de su reto solidario. Redacción Andalucía
  • José Antonio Nieto, vecino de Ubrique /Cádiz) culmina este sábado un reto solidario de 5.500 kilómetros a pie por toda España para apoyar a niños con cáncer

  • Ha recorrido 131 maratones en 133 días y ya ha logrado recaudar más de 23.000 euros para la Asociación Proyecto Por Una Sonrisa

Compartir

CádizJosé Antonio Nieto Peña, vecino de Ubrique (Cádiz) de 60 años, está a punto de culminar el mayor reto solidario de su vida, y probablemente uno de los mayores realizados nunca en España contra el cáncer infantil. Está a nada de completar los 5.500 kilómetros a pie (y en solitario), que comenzó el pasado 29 de junio y que terminará, si nada lo impide, el próximo 8 de noviembre. En total, 131 maratones en 133 días, con solo dos jornadas de descanso. Todo para dar visibilidad a esta dura enfermedad y recaudar fondos para la Asociación Proyecto Por Una Sonrisa.

No es la primera vez que lo hace. Desde 2021, José Antonio ha convertido sus largas caminatas en una herramienta solidaria. Aquel año completó 2.200 kilómetros para ayudar a un joven al que habían amputado las piernas tras un incendio en su piso de estudiantes en Granada. El dinero recaudado fue destinado a sus prótesis. En 2022 caminó 3.200 kilómetros para la Asociación Ubrique Dame Tu Mano, centrada en el cáncer en adultos. En 2023 subió la marca a 4.000 kilómetros, esta vez a beneficio de Proyecto Por Una Sonrisa, que trabaja con niños y adolescentes con cáncer.

PUEDE INTERESARTE

Ahora ha ido todavía más lejos. "Lo estoy haciendo a pie y en solitario", explica, sin buscar épica, solo conciencia y apoyo. Esta vez la meta no era otra que convertir su cuerpo en altavoz. Cuantos más kilómetros, más miradas. Cuantas más miradas, más donaciones. De esta forma. hasta hoy, ha conseguido 23.000 euros

PUEDE INTERESARTE

Caminar para que se vea el cáncer infantil

Este reto no ha sido solo andar. Ha sido organizar una gira solidaria por todo el país. Para ello sus hijos han sido clave. "Ellos iban por delante llamando a ayuntamientos y asociaciones para que me recibieran", cuenta. La idea era que cada localidad supiera que llegaba alguien caminando por el cáncer infantil, para que, quien pudiera, aportara aunque fuera un euro y al mismo tiempo diera visibilidad a la causa.

Por eso su ruta no fue aleatoria. Ha pasado por Irún, Segovia, Madrid, Córdoba, Écija, Jerez, Tarifa, Palmones, Málaga, Almería, Murcia, Alicante, Valencia, Tarragona, Lérida, Huesca, Roncesvalles, Logroño, León, Oviedo, Santiago de Compostela, Muxía, Finisterre, Zamora, Salamanca, Cáceres, Sevilla, Utrera y, finalmente, Ubrique. Casi medio país caminando.

Y en todos estos lugares, José Antonio ha llegado a recibir mucho más que un aplauso. Puertas abiertas, comida o duchas por el simple hecho de ayudar: "hay gente que me ha dejado entrar en su casa para asearme y descansar un poco", dice. También ha habido ayuntamientos que lo han recibido oficialmente, sin focos ni protocolos, pero con los brazos abiertos. "Los mensajes de ánimo me daban fuerzas".

Dolor, calor extremo y dos pies que casi se rinden

Pero no todo ha sido bueno A veces ha sido dolor. "Ha sido complicado y duro", reconoce. Durante el verano vivió episodios de calor extremo, obligándolo a dormir a las cinco de la tarde y caminar por la madrugada para evitar la deshidratación. También sufrió lesiones serias. Hubo un momento en el que "no podía ni apoyar el pie derecho" y estuvo a punto de abandonar. Luego empezó a fallarle también el izquierdo.

La clave fue un fisioterapeuta en Santiago que lo ayudó a seguir. "Gracias a él pude continuar. Sigo con dolores, pero al menos puedo andar". El cuerpo ha llegado ha decirle basta varias veces, pero nunca la causa. "He luchado contra mí mismo", resume.

Y justo cuando las piernas dudaban, llegó el impulso más inesperado, la noticia que siempre quiso escuchar y que se fraguó mientras él seguía caminando. Julia, una niña con cáncer que había participado en la campaña, había tocado la campana, señal de que estaba curada. "Esa es la mejor noticia", dice sin dudar. "Saber que ha vuelto al colegio… eso lo compensa todo".

La meta, a un paso

A horas de llegar a Ubrique, recuerda que el mensaje es claro. No lo ha hecho por hazaña, sino por despertar sonrisas. "Lo he hecho para que se vea y se hable del cáncer infantil", repite. Y lo ha logrado. En cada pueblo hubo una cámara, una radio local, un cartel, un micrófono, alguien preguntando quién era ese hombre que llegaba andando desde otra provincia.

Porque ese era el objetivo. Que se viera, que se hablara, que se donara, puede decir que lo ha conseguido. "Hemos llegado más lejos de lo que esperábamos", asegura. "Ya me queda el último empujón".

El sábado, si todo sale bien, entrará en Ubrique y cerrará el círculo donde empezó todo. No habrá medalla ni premio, pero sí niños con un motivo para sonreir.