El malagueño Ángel Andrés Jiménez Bonillo, conocido como "el árbitro de la paz", impulsa la iniciativa "Tarjeta roja al bullying" para erradicar el acoso desde el deporte base
Docente y árbitro desde hace 25 años, defiende que los niños tienen derecho a jugar y aprender en paz, y que los adultos deben crear entornos libres de violencia y respeto mutuo
MálagaÁngel Andrés Jiménez es maestro de secundaria y bachillerato, y a la vez árbitro de fútbol en encuentros entre niños y adolescentes. Poco más hay que añadir para hacerse una idea de las batallas que tiene que luchar a diario por su profesión tanto dentro como fuera del aula. Por eso no es de extrañar que sea un divulgador empedernido de lo los buenos hábitos de conducta.
Ha escrito un libro al respecto y es conocido en redes sociales como "el árbitro de la paz", y ahora acaba de lanzar una propuesta que busca unir el deporte y la educación en una misma causa, la de acabar con el acoso escolar y fomentar el respeto desde los valores del juego limpio. Así que este malagueño ha invitado todos los que forman parte del fútbol a que este fin de semana, antes de cada partido de deporte base, se lance un mensaje contra el bullying.
Su iniciativa, difundida bajo el lema "Tarjeta roja al bullying", ha empezado a correr por redes sociales con un vídeo grabado ante una portería de fútbol. En él, lanza un llamamiento directo: "tenemos que terminar con el bullying. No puede haber ningún niño sufriendo en ningún centro educativo. Tenemos que fomentar la empatía y el respeto. Nadie puede alegrarse del sufrimiento de otro".
"Unir mis dos grandes vocaciones"
Ángel lleva veinticinco años como profesor en el Colegio Maravillas, el mismo en el que estudió, y allí compagina su labor docente con la de árbitro y divulgador en educación en valores. "En esto se unen mis dos grandes vocaciones, la enseñanza y el deporte, en este caso el arbitraje, y más concretamente el arbitraje educativo", explica.
El malagueño asegura que con los años ha comprendido que su verdadera meta es conseguir un deporte verdaderamente educativo, libre de violencia y con ejemplos positivos dentro y fuera del campo. "Yo suelo decir que los niños y niñas tienen derecho a jugar en paz y a aprender valores positivos en el ámbito del deporte. Y los adultos tenemos la obligación de crear las condiciones adecuadas para que eso sea posible", subraya.
Porque su mensaje va más allá del terreno de juego y pretende abarcar también la escuela y la formación integral del alumnado. "En la escuela somos colaboradores en el proceso de formación de los alumnos y alumnas. Para que puedan desarrollarse correctamente, necesitan que la escuela sea un espacio de paz, seguro y libre de cualquier amenaza o violencia. Y eso incluye el bullying, que es un gran problema y hay que atajarlo desde el principio", añade.

Atajar el problema desde la primera falta de respeto
Para este árbitro y profesor, la respuesta ante el acoso debe ser inmediata. "La primera falta de respeto que haya hay que actuar, porque el bullying genera una gran infelicidad en los menores que lo sufren. En algunos casos acaba de forma fatal, pero incluso cuando no ocurre eso, deja una huella negativa que se arrastra durante toda la vida", lamenta.
Por eso, su propuesta de sacar "tarjeta roja al bullying" busca crear conciencia y una reacción colectiva. Que se hable, que se visibilice y que los adultos, padres, docentes, entrenadores y árbitros, se impliquen activamente en erradicar el acoso.
"Tenemos que trabajar para que eso no suceda", insiste Ángel Andrés. "En el colegio, nuestra obligación es que los chiquillos descubran valores fundamentales como son la empatía, la solidaridad, el cariño incluso, aparte del respeto, que es básico".
Una lección desde el deporte y la educación
El "árbitro de la paz" aprovecha cada oportunidad para transmitir su mensaje en el aula y en el campo. En su propio centro organiza una liga de fútbol sala para secundaria y bachillerato, donde cada encuentro comienza con una reflexión sobre los valores del juego limpio. "En el partido de mañana también daré unas palabras para todos los niños y niñas, los que juegan y los que están en las gradas. Les recordaré que es mejor siempre una sonrisa, una palabra de aliento, una mirada de complicidad con quien lo está pasando mal, antes que machacar a nadie", comenta.
Porque si algo tiene claro es que no se puede disfrutar con el sufrimiento ajeno. "Tenemos que educar para que los niños y niñas vean que no es sano, que es perjudicial disfrutar con el sufrimiento ajeno. El sufrimiento de otra persona tiene que hacernos reaccionar, empatizar y tratar de ayudarla, no de machacarla", explica.
"Tenemos que conseguirlo en el deporte, en la escuela, en la familia y en todo”, resume el árbitro. “He querido aportar mi granito de arena uniendo mis dos grandes vocaciones: el deporte educativo y la docencia. Espero haber podido ayudar", algo que se verá en los terrenos de juego durante este fin de semana.

