Testimonios

Javier Fernández, el sevillano que ha convertido un zapato tradicional italiano en un negocio internacional: "Ha sido trabajo, no suerte"

Javier Fernández, el sevillano creador de la marca Gondolina. Redacción Andalucía
  • El sevillano descubrió en Venecia unas slippers tradicionales y decidió transformarlas en una marca internacional que hoy se vende en 140 países

  • Cuenta que, sin experiencia previa ni inversores, ha aprendido cada detalle del negocio y ha logrado un crecimiento de más del 1.100 % anual

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SevillaJavier Fernández es sevillano, tiene 30 años y nunca había pensado en dedicarse al calzado. Estudió Administración y Creación de Empresas en la Universidad Loyola porque quería emprender, no porque supiera en qué. "Esa etapa me abrió la mente", recuerda. "No era solo estudiar números, era entender que podía crear algo que aportara valor al mundo".

Así que el giro inesperado que transformó su futuro llegó en Venecia. En una de sus primeras visitas a la ciudad vio en un escaparate las "friulane", también llamadas "slippers venecianas". Un zapato plano, ligero, hecho a mano, con terciopelo y suela creada originalmente con cámaras de bicicleta. "Nos quedamos mirándolas como si fueran un tesoro cultural", cuenta. “Pero nosotros no pensábamos en un posible negocio por dinero, sino como un vehículo para mejorar vidas".

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Detrás de ese "nosotros" está Agnese, su mujer. La historia entre ambos empezó en una boda multitudinaria en Sevilla. Después de un año de conversaciones a distancia y una pandemia, decidió volar a Venecia para verla. "Ese fue el inicio de todo: la relación, la mudanza y también la idea de Gondolina", dice.

La Gondolina, una marca que crece a un ritmo vertiginoso

Hoy aquella intuición se ha convertido en una empresa que fabrica artesanalmente esas slippers y las vende dentro y fuera de Italia. Gondolina empezó con dos personas (ellos) y sin inversores, ni mentores, ni experiencia previa. "Lo aprendimos todo desde cero", afirma. "Materiales, logística, certificaciones... Dedicábamos noches enteras a estudiar y los fines de semana a investigar", por eso insiste en que "ha sido fruto del trabajo, y no de la suerte".

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Actualmente, la marca ha crecido tanto que cuenta con una plantilla de 15 personas y, lo mejor es que prevé alcanzar los 55 trabajadores en 2026. El secreto de este éxito puede estar en que sus modelos mantienen la forma y los materiales tradicionales, pero con una innovación propia, una plantilla interior ergonómica patentada. "Ese detalle técnico es lo que marca la diferencia", explica. "Eleva ligeramente el talón, mejora la postura y permite caminar horas sin dolor".

Otra de las claves es que las zapatillas se producen en talleres familiares del Friuli, donde madres, hijas y abuelas trabajan siguiendo las técnicas heredadas de toda una vida. "Cada par lleva tiempo, alma y oficio", afirma. "Aquí no usamos procesos industriales que eliminen la esencia".

Un sinfín de reconocimientos y planes de futuro

El proyecto avanza rápido, con dos tiendas físicas en Venecia y planes de abrir ocho más en distintos países. Con ellas también han llegado los reconocimientos. Solo en un año han sido galardonados con el Premio al Mejor Calzado de Lujo 2025, el Eccellenza Italiana 2025 o el anuncio reciente del premio al mejor retail italiano 2026.

Pero Javier insiste en que la ambición no es solo empresarial: "Nos prometimos que cualquier proyecto debía tener un propósito mayor". Por eso Gondolina destina recursos tanto a iniciativas sociales en Venecia como a asociaciones infantiles en Sevilla. "Queremos que el crecimiento vaya acompañado de impacto".

Una visión que está ligada a su historia personal. "La familia siempre ha sido el corazón que marca el ritmo de mi vida", dice. Ahora, con Agnese embarazada de nueve meses y la inminente llegada de su primer hijo, reconoce estar viviendo un momento único. "Es la etapa más especial de mi vida".

Y en este momento le gusta recordar que el deporte también ha sido parte de esa construcción. "He competido en tenis, hípica, waterpolo, natación, crossfit… y también en kickboxing y boxeo", enumera. Y resulta que lo que buscaba no era competir, sino aprender disciplina. "El deporte te enseña a caer y levantarte, a seguir incluso cuando no te apetece. Ese espíritu ha sido determinante”.

Sevilla siempre en la mente

Aunque vive y trabaja en Venecia, Javier no se ha desprendido de su raíz sevillana. De hecho, dice que ambas ciudades comparten más de lo que parece: "El ritmo, la tradición, la vida social. Venecia me ha acogido sin alejarme de casa". ¿Habrá tienda en Andalucía? "Nos haría enorme ilusión", reconoce. "Creemos en unir la cultura italiana y española a través de este calzado y ojalá pueda ser en 2026”.

Y es que cuando se le pregunta por el futuro, sonríe: "estamos preparados para la expansión mundial". Y cuando se le pregunta por lo aprendido, responde sin dudar: "no existe el ya es tarde, tu momento empieza cuando tú decides empezar".