El arte efímero de Judit, la mujer de Lleida que convierte calabazas gigantes en esculturas: "La imaginación es el límite"
Judit Comes lleva más de 20 años decorando todo tipo de frutas y verduras: "No es como trabajar el mármol"
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BarcelonaLas calabazas se han convertido para Judit Comes en más que una hortaliza. Un alimento que es capaz de convertir en una gigantesca escultura a través de un proceso artístico en el que emplea como mínimo tres horas para crear una obra que acaba deteriorada con el transcurso del tiempo.
"Primero empecé a hacer cosas más pequeñas, con decoraciones en sandías y melones y este tipo de frutas. En la pandemia me llamaron para hacer un evento en una feria de calabazas gigantes. Me dijeron si lo haría en una de 300 kilos, nunca lo había hecho en una tan grande y desde entonces ya he hecho varias ferias con calabazas de este tamaño", explica la artista a Informativos Telecinco.
Esculturas donde Judit moldea todo tipo de figuras a partir de las hortalizas: "La imaginación es el límite. Se pueden hacer muchas cosas, pero depende de si quieres hacer bajos relevos o cosas tridimensionales. Si la calabaza es plana, el abanico es más abierto y se puede adaptar a la forma que tienen".
Calabazas convertidas en edificios y montañas
Un arte efímero donde la complejidad recae en el interior de la calabaza. "Son varios los factores que complican el trabajo. La dificultad está en el grueso de la cantidad de pulpa que tenga cada una", añade Judit, que es capaz de hacer todo tipo de figuras independientemente del peso de la hortaliza.
"Tardo como mínimo unas tres horas. Por ahora, la más grande que he hecho rozaba los 400 kilos. Las ‘guapas’ que pesan más las llevan a competición y habré hecho en las dos décadas que llevo más de cien esculturas en calabazas", destaca la artista, quien planifica el proceso artístico antes de ponerse manos a la obra.
"En las calabazas grandes, lo de improvisar puede salir bastante chungo. A veces me piden hacer un edificio, una montaña representativa de un pueblo, que pueden ser cosas menos espectaculares pero tocan más a un ámbito cultural", destaca sobre unas esculturas que no pasan a la eternidad.
Proceso de destrucción y putrefacción
Figuras que aguantan en un intervalo de tiempo, marcado por el propio deterioro del alimento: "Depende mucho de si has llegado al agujero que tiene la calabaza dentro Si es así, su ecosistema se desequilibra y el proceso de destrucción y putrefacción se acelera mucha más y en 3-4 días ya está estropeada. También depende de la humedad y temperaturas exteriores".
Un reto técnico que se asemeja al de trabajar una escultura con madera. "Las calabazas son más blandas y dan más ventaja. No es como trabajar el mármol, que es muy duro", añade Judit, quien este fin de semana llevará a cabo una demostración artística en la Feria d’Ous d’Euga de Sant Llorenç de Morunys (Lleida).
Figuras que cogen otra dimensión con la entrada del otoño, y a pocas semanas de Halloween. "Es el pleno auge de las calabazas. A los pequeños cuando hacemos esculturas sobre esta temático les da miedo y no les acaba de convencer. En cambio, si haces animales salen contentos".
Decoración gastronómica
Judit es la impulsora de FrutArt, una empresa española pionera en la decoración gastronómica y otras variantes de arte efímero que desde 2005 se dedica a las actividades de promoción, eventos y formación por todo el mundo como Francia, Alemania, Suiza, Italia, Inglaterra, Luxemburgo, Tailandia, China, Andorra, Austria, Rusia, Taiwán o Estados Unidos.
La artista cuenta con un largo historial en el ámbito artístico y de diseño y ha sido ganadora de numerosos premios internacionales. Un punto de referencia por sus actividades y enseñanza, con nuevos métodos y conceptos, que fusiona un arte de la decoración gastronómica de una forma asequible y práctica.