El ruido de un gimnasio altera la vida de sus vecinos en Barcelona: "Vivimos encima de un infierno"

  • La música, los ruidos y los temblores generados por las pesas y las máquinas se cuelan en los pisos

  • Algunos vecinos están en tratamiento por problemas de sueño y ansiedad y otros temen fisuras en el edificio

  • No se creen la promesa de Fitness Park de hacer intervenciones para reducir las molestias

"Hoy es sábado. Mi familia lleva despierta desde que el nuevo gimnasio que hay justo debajo de nuestro dormitorio ha encendido el hilo musical a las 6 de la mañana. Y mientras escribo este relato, vibra todo el suelo de mi casa". Esta carta que Jaime envió al Síndic de Greuges hace evidente la desesperación de él, su madre y su hija, de tres años. En la misiva, describe lo que para él es un auténtico "infierno", creado por los fuertes ruidos y temblores que generan los usuarios del gimnasio con el que él y sus vecinos conviven desde hace cerca de un año.

"Nos ha pasado por encima como una apisonadora", explica este barcelonés, incapaz de dormir, de ver la televisión o de hacer un puzle con Pilar, su pequeña. El Fitness Park de la calle Casanova abre desde las 6 h hasta la 1 h de la madrugada cada día; un horario "insufrible" de un gimnasio cuyos ruidos y temblores provocados por la música y los impactos de las pesas, pelotas medicinales y máquinas se cuelan en su entresuelo, justo encima del gimnasio.

Este se asienta en un local de grandes dimensiones que albergaba un concesionario de coches Volvo; antes, había una Mercedes. El boom del boomfitness ha desterrado este tipo de negocios a favor de gimnasios low cost o de bajo coste —este en cuestión ofrece su primer mes por 14,95 euros y el resto, por 24,95— que han proliferado en el centro de la capital catalana a costa de la salud mental de este barcelonés y de su familia.

En tratamiento psicológico

De hecho, él y su mujer —que han llamado a la policía 42 veces exactas y han constatado que los agentes "no pueden actuar"— han pedido ayuda psicológica por "la pérdida del sueño, el desorden, la inestabilidad y la ansiedad" que les produce. "Mi mujer lo lleva peor, pero no le han dado ni un solo calmante", lamenta. Pilar, su hija, de tres años, también acusa las graves molestias: "Nos pregunta qué son esos ruidos... y hay veces que llegamos a la puerta de casa y no quiere entrar por miedo".

Su madre y la pareja de Jaime, Pilar, así lo lamenta también: "Se despierta a las 6 h por los bombazos de abajo, retumba la pared y eso es lo habitual". Ella, que fue usuaria del Fitness Park en su inauguración y se dio de baja después, cifra en unos 500 los golpes y temblores que han puesto patas arriba la vida de su familia: "Yo entreno en gimnasios y creo que son pesas impactando contra el suelo, ya que las tiran y no acostumbran a acompañarlas... también pelotas medicinales de 20 kg y sacos de boxeo, cuyo ruido de las cadenas también oímos".

Una sensación, la de "no poder descansar en tu propia casa", que Jaime tilda de "indescriptible hasta que no la vives". Precisamente, llevan meses tratando de averiguar de dónde provienen los diferentes tipos de ruidos: "Siempre nos preguntamos '¿Qué será eso?' y hasta que supimos que eran los sacos de boxeo pasó un tiempo". "Todas las máquinas con pesas están bajo nuestros pisos y hacen mucho ruido", agrega Jordi, el presidente de la escalera. Son tres comunidades de vecinos las que conviven con el gimnasio, pero solo la suya sufre tales molestias, asegura.

Presuntas irregularidades

En este sentido, cree que hay irregularidades tras su inauguración por la campaña de Navidad del año pasado: "Tocaron la estructura del edificio y solo pidieron permiso a una de las tres escaleras, que dio su conformidad. Luego, abrieron deprisa y corriendo, sin licencia, y lo denunciamos, pero hasta que el Ayuntamiento no lo miró, pasaron meses y ya debían tener los papeles en regla". El resultado, una insonorización que tachan de precaria y que el arquitecto así la reconoció, tal y como explica Jaime: "Se sentó en mi sofá, sintió los golpes y admitió el error".

Este es uno de los múltiples episodios de una guerra vecinal en la que los vecinos se sienten David y ven en el Fitness Park a todo un Goliat. "Es un monstruo al que solo le hacemos cosquillas", lamentan. De hecho, se han puesto en contacto con el Ayuntamiento, el defensor del pueblo, el Síndic de Greuges, y los responsables y abogados del gimnasio, sin ningún avance.

Recibieron un "amenazante burofax de sus abogados"

La vigencia de las licencias y que el número de decibelios no supere el límite normativo crean un "vacío legal" que justifica la inacción de los responsables del local. "La actividad cumple con la normativa vigente", les han asegurado sus abogados, que han amenazado con "ejercer las medidas oportunas" contra ellos por colocar pancartas: "Retírenlas, con la advertencia que dejen de acosar y coaccionar a mi cliente".

Los vecinos se sienten David y ven en el Fitness Park a todo un Goliat

"Al principio, se mostraban colaborativos", según Jaime, "pero nos han prometido una y otra vez que iban a hacer algunas intervenciones para reducir las molestias y nunca las han hecho; como mucho, han precintado algunas máquinas hasta que han visto que podrían perder clientes por ello", resume. En este sentido, los responsables implicados aseguran estar dispuestos a hacer las modificaciones necesarias, compromiso que los vecinos no toman por bueno: "No nos creemos su palabra".

La incomodidad llega incluso al cuarto piso, en el que vive Carmen. Para ella, el sonido y los temblores son "horrorosos" y teme que el edificio pueda sufrir "fisuras" por las vibraciones después de que, tras meses de peticiones y gestiones, el ruido y los temblores son los mismos del primer día. El presidente de la escalera admite que es un proceso "difícil", pero valora próximos pasos: "Estamos en guerra judicial administrativa, pero ya veremos si tenemos que empezar algún otro tipo de guerra".