Qué son las bacterias espejo y por qué son una amenaza para la humanidad

Un investigador observando el próximo peligro letal por el microscopio
Un investigador observando por el microscopio el próximo peligro letal. Unsplash
  • La investigación en moléculas espejo tiene fines como la creación de medicamentos de acción prolongada que el cuerpo tardaría más en descomponer, aunque no está exenta de peligros biológicos.

  • Un grupo de 38 científicos, incluyendo varios Premios Nobel, advierten de su peligrosidad letal: "podrían burlar las defensas inmunológicas de humanos, los animales y las plantas".

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Los avances en la investigación científica rara vez se pueden producir sin levantar un debate sobre los riesgos que esos progresos pueden tener. Uno de los últimos ejemplos está siendo el de las moléculas espejo que podrían crear las llamadas bacterias espejo. Sus aplicaciones prácticas podrían servir para crear medicamentos más eficientes y de acción prolongada, pero en el lado de los riesgos están incluso infecciones letales. ¿Nos estamos metiendo en la boca del lobo por querer romper los límites de la investigación científica? Esto dicen los expertos.

Qué son las bacterias espejo

Muchas de las moléculas que constituyen los componentes básicos de la vida en la Tierra tienen una propiedad curiosa: son asimétricas y pueden existir en una de dos posibles formas de imagen especular o isómeros. El ADN y el ARN, por ejemplo, están formados por “nucleótidos diestros” (formas D), mientras que las proteínas contienen aminoácidos “levógiros” o zurdos (formas L). Esta propiedad se conoce como quiralidad. A día de hoy, es un misterio aún por qué la vida en este planeta ha elegido una simetría particular en sus moléculas fundamentales.

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El gran avance ahora es que los científicos ya han fabricado moléculas espejo funcionales de gran tamaño para estudiarlas más a fondo. Se llaman espejo porque su orientación está invertida según la quiralidad, el pilar fundamental de la bioquímica tal como la conocemos. El objetivo al desarrollar estas moléculas espejo es, por ejemplo, crear medicamentos de acción prolongada ya que el cuerpo tardaría más en descomponer estas moléculas sintéticas.

Sin embargo, este campo de investigación también tiene una “cara B”, y es que hay interés en utilizar estas moléculas invertidas para algún día crear bacterias espejo. No se espera que se pueda lograr al menos hasta dentro de una década (o varias), aunque esos plazos dependerán de la financiación a la investigación, por lo que también es crucial conocer los riesgos y peligros de estos avances. Es un complejo equilibrio entre avances científicos y los riesgos que implican: “No diseñar este tipo de vida no es una opción, si queremos seguir entendiendo mejor el universo (para mejorar la salud de nuestro planeta y sus residentes), pero no pensar con responsabilidad en las consecuencias tampoco lo es”, declara Jordi García Ojalvo, catedrático de Biología de Sistemas en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, en Science Media Centre España.

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Por qué las bacterias espejo son peligrosas

La peligrosidad de las bacterias espejo es tal que un grupo de 38 científicos, incluidos varios premios Nobel, publicaron en la revista Science un informe detallado sobre los riesgos que puede tener este tipo de investigaciones. El resultado es cuanto menos preocupante, ya que establece que estas bacterias espejo, construidas a partir de imágenes especulares de moléculas que se encuentran en la naturaleza, podrían establecerse en el medio ambiente y burlar las defensas inmunológicas de los organismos naturales, poniendo a los humanos, los animales y las plantas en riesgo de infecciones letales.

Cultivo bacteriológico en una placa de Petri
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Más allá de causar infecciones letales, los investigadores dudan de que los microbios puedan ser contenidos o mantenidos bajo control de manera segura por competidores naturales y depredadores. Además, es poco probable que los antibióticos existentes sean efectivos. “A menos que surjan pruebas convincentes de que la vida espejo no plantearía peligros extraordinarios, creemos que no se deben crear bacterias espejo y otros organismos espejo, incluso aquellos con medidas de biocontención diseñadas. Por lo tanto, recomendamos que no se permita la investigación con el objetivo de crear bacterias espejo, y que los financiadores dejen en claro que no apoyarán ese trabajo”, escriben los autores en Science.

En esta misma línea de precaución sobre lo que se viene se mueve Marc Güell, coordinador del grupo de investigación en Biología Sintética Traslacional y profesor titular en la Universidad Pompeu Fabra (UPF): “Cabe la posibilidad de que la vida con la simetría nueva tenga la capacidad de escapar a los principales mecanismos de defensa y puede ser un peligro. Muy especialmente dado que las bacterias pueden crecer a partir de elementos no quirales. Es cierto que, aunque parece tan lejos tener una bacteria entera especular, quizás no lo está tanto tener componentes especulares en bacterias”, según se recoge en SMCE.

El Dr. Ruslan Medzhitov, profesor de inmunobiología de la Facultad de Medicina de Yale y uno de los firmantes del estudio sobre los riesgos, incide en uno más: “Las bacterias espejo probablemente no serían susceptibles a los bacteriófagos [virus que infectan a las bacterias y desempeñan un papel fundamental en la regulación de las poblaciones de bacterias en la biosfera] debido a la incompatibilidad de las interacciones moleculares. Esto, a su vez, podría conducir a un crecimiento explosivo y exponencial de las bacterias espejo que podría hacer que se volvieran invasivas en una variedad de entornos, lo que podría tener impactos en cascada sobre las poblaciones de especies que se encuentran más arriba en las cadenas alimentarias, etc. Esto también tendría un enorme impacto en la ecología que podría afectar a la agricultura, etc.”.

Otros científicos, sin embargo, no parecen estar tan alarmados. Por ejemplo, podemos leer la opinión de Víctor de Lorenzo en declaraciones recogidas en SMCE: “Los artículos recientes en Science y el informe relacionado sobre los riesgos asociados son, sin duda, relevantes y oportunos. Sin embargo, al leerlos, no puedo evitar una sensación de déjà vu. En 1969, Jon Beckwith anunció en una conferencia de prensa el primer aislamiento de un gen a partir de ADN, mientras advertía a la sociedad sobre los peligros potenciales de manipular el material genético, un campo entonces incipiente. En mis charlas, suelo presentar a Beckwith como un ejemplo emblemático de lo que llamo la ‘paradoja del bombero-pirómano’ (…) los científicos crean el desafío, luego alertan sobre sus riesgos y finalmente proponen soluciones bajo su liderazgo”.