Rosa Castizo lleva 14 años sin generar residuos de un solo uso: "Lo que está en juego es nuestra salud"

Rosa Castizo
Rosa Castizo, durante un evento de Homerward Bound y Acciona.. Cedida
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Desde que empieza el día, generamos y acumulamos residuos sin darnos cuenta: el cartón de la leche, la cápsula de café, el plástico del embutido, la bolsa del pan, la red de las frutas, etc. A lo largo de la jornada, la basura sigue acumulándose con el almuerzo, la merienda y la cena. Separamos los desechos en distintos contenedores y nos olvidamos de ellos. Pero, ¿qué impacto tiene realmente este hábito? ¿Es suficiente con reciclar?

Rosa Castizo Robles, experta en medio ambiente, lleva 14 años sin generar residuos de un solo uso. "Eso significa que llevo 14 años sin entrar en un supermercado porque todo está envasado", explica durante una entrevista con la web de Informativos Telecinco. Para conseguirlo, ha cambiado su forma de consumir, conectándose con productores locales de su provincia natal, Huelva. "Es una manera de cuidar nuestro territorio y, por supuesto, nuestra salud".

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El impacto de cómo nos alimentamos

Según Castizo, la alimentación es el aspecto de nuestra vida diaria con mayor impacto ambiental. "El 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero están relacionadas con la forma en que comemos. No se trata solo de la producción de alimentos, sino también de la deforestación en otros países para cultivar el grano con el que alimentamos a nuestros animales aquí, el transporte de esos productos desde lugares remotos… La huella ecológica es brutal".

La experta lamenta que hayamos perdido muchas de las costumbres de las generaciones anteriores, lo que está afectando tanto a la regeneración del planeta como a nuestra salud. "Ellos estaban en contacto directo con la tierra, algo que hemos dejado atrás, y eso nos perjudica. Nos dejamos llevar por lo inmediato sin reflexionar sobre el precio real de nuestras decisiones. Una carne procesada puede ser muy barata, pero su coste en términos de salud y medio ambiente es muchísimo mayor".

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Cuando le preguntan cómo ha logrado vivir sin generar residuos de un solo uso, su respuesta es sencilla: "Solo hay que preguntarse cómo lo hacían nuestros abuelos. Llevo 14 años sin generar residuos, pero eso no tiene ningún mérito. Mi abuelo estuvo 80 años sin generar ni uno solo. Antes, la gente compraba en los mercados del pueblo o del barrio y no había plásticos. Vivían de forma más saludable y sostenible sin que nadie les dijera que fueran ‘eco’. La cuestión es: ¿por qué hemos cambiado tanto en apenas dos generaciones?".

Reciclar ya no es suficiente

Para Castizo, la clave está en recuperar ese modelo de vida en el que no se consumían los recursos del planeta a una velocidad insostenible. "En los últimos 55 o 60 años hemos estado explotando la Tierra más rápido de lo que puede regenerarse. Estamos acumulando una deuda ecológica, no solo con el planeta, sino con otras especies y con nuestros propios hijos y nietos. Les estamos dejando una casa vacía".

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En este sentido, insiste en que reciclar ya no es suficiente. "Llevamos décadas consumiendo recursos a un ritmo descontrolado. Ahora, además de separar los residuos, tenemos que reducir su generación".

Cinco años sin volar para viajar a la Antártida

Desde 2005, Castizo trabaja en sostenibilidad, políticas públicas y cooperación internacional en ministerios nacionales y en Naciones Unidas. Su compromiso con la reducción de la huella ecológica también se refleja en su vida cotidiana más allá que en la alimentación: ha pasado cinco años sin subir a un avión para poder "compensar y justificar" su viaje a la Antártida con el programa Homeward Bound. Su objetivo era observar de primera mano el impacto del cambio climático en uno de los lugares más vulnerables y continuar con su labor de conectar a personas e instituciones con la naturaleza.

Rosa Castizo durante la expedición 'Homeward Bound 8' por la Antártida

"La Antártida te transforma, es la naturaleza en su estado más puro", asegura. "Allí fui consciente de la desconexión que tenemos con el medio ambiente a pesar de que dependemos de él. Sin la Antártida, no estaríamos respirando. Gracias a ella tenemos el clima que nos permite vivir, porque refleja una cantidad inmensa de radiación solar".

Si el deshielo del continente blanco continúa, advierte, las consecuencias serán catastróficas. "No solo aumentará la temperatura global hasta niveles incompatibles con la vida humana, sino que el nivel del mar subiría al menos cinco metros, lo que haría desaparecer muchas de nuestras costas, incluida gran parte de la península ibérica".

"Cuando decimos ‘salvemos el planeta’ estamos planteándolo al revés. La Tierra seguirá existiendo aunque nosotros desaparezcamos. Lo que está en juego es nuestra salud. Somos parte de la naturaleza, pero actuamos como si fuéramos algo separado de ella", avisa.

Un cambio de hábitos

Como primer paso hacia un cambio real, Castizo propone reflexionar sobre nuestro estilo de vida y su impacto en el planeta. "¿Realmente te compensa vivir con tanta prisa? Si la respuesta es sí, al menos intenta pequeños cambios: aprovecha el sábado para ir a un mercado y comprar lo que necesitas para dos semanas. En un mercado te acercas muchos más a los productos naturales, que no están envasados. Para transportar la carne o el pescado puedes llevar tu propio táper".

"Reducir residuos no es una moda ni un sacrificio, sino una forma de recuperar una vida más saludable y sostenible, como la de nuestros abuelos", concluye.

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